La gastronomía sudamericana resalta por su amplia diversidad, influenciada por la mezcla de culturas originarias, europeas y africanas que han poblado el continente. En esta área existe una peculiaridad culinaria que puede sorprender: un país donde la comida emblemática es una sopa sólida, la cual es reconocida como patrimonio cultural inmaterial de tal nación.
A diferencia de las sopas tradicionales con caldo líquido, esta preparación desafía las definiciones comunes al presentar una textura sólida. Más que una simple curiosidad culinaria, la ‘sopa sólida’ es un legado cultural profundamente arraigado en la identidad de su región.
La ‘sopa sólida’ es considerada patrimonio cultural inmaterial de su nación. Foto: El Destape
Paraguay tiene la tradicional ‘sopa sólida’. Esta es herencia culinaria de la época de los Franciscanos y, posteriormente, de las misiones jesuíticas guaraníes. Ha contribuido al desarrollo gastronómico-cultural conocido hoy como el ‘área guaranítica’.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición de Paraguay, es considerada un plato típico de la gastronomía del Paraguay, del nordeste de Argentina, así como de las zonas fronterizas de la región sur y Mato Grosso del sur del Brasil.
La sopa paraguaya, un bizcochuelo salado y esponjoso, es un alimento con un alto contenido energético y proteico, resultado del sincretismo entre las culturas guaraní y española. En Argentina, existe una versión similar llamada sopa correntina.
Existen 2 historias sobre el origen de esta comida tradicional, que se ha convertido en uno de los platos emblemáticos de la gastronomía paraguaya. Considerado un símbolo del arte culinario nacional, la sopa paraguaya es también indispensable en celebraciones familiares.
Una versión del origen de la sopa paraguaya relata que, al llegar los españoles a tierras guaraníes, los lugareños organizaron una gran festividad en su honor, ofreciendo carne de caza como banquete. Sin embargo, la cantidad de carne no fue suficiente y los españoles quedaron insatisfechos.
Ante esto, los guaraníes decidieron servir su alimento habitual, una preparación de harina de maíz envuelta en hojas de banana y cocinada entre cenizas calientes. Al servirla, mencionaron en guaraní que la carne se había acabado: “So’o opa”. Los españoles, al parecer, entendieron “sopa” y de ahí podría derivar el nombre de este emblemático plato.
Existen variantes como la 'sopa paraguaya de estancia' o 'sopa paraguaya Don Carlos'. Foto: Recetas Paraguay
Según relatos orales transmitidos de generación en generación, el origen de la sopa paraguaya se remonta al primer presidente constitucional de Paraguay, Don Carlos Antonio López. A este mandatario le encantaba el tykuetï o sopa blanca, preparada con leche, queso, harina de maíz y huevo.
Sin embargo, un día, su cocinera añadió demasiada harina de maíz, lo que espesó la mezcla. Sin tiempo para rehacer el plato, decidió cocinarlo en una sartén de hierro en un tatakuá (hoyo de fuego), lo que dio como resultado en una sopa sólida. Don Carlos quedó tan impresionado que decidió llamarla 'sopa paraguaya'.
En la receta tradicional se utiliza leche cuajada o natural. Foto: ABC
Otra historia de la época colonial menciona una variante conocida como sopa paraguaya “Palaciega”, que incluye medio kilogramo de cebolla en rodajas y cuatro o cinco huevos duros.
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La Secretaría Nacional de Cultura del Paraguay, a través de la Resolución n.º 592/2017, ha declarado la elaboración artesanal y tradicional de la sopa paraguaya como patrimonio cultural inmaterial del país.
La ‘sopa sólida’ de Paraguay tiene como ingredientes principales la harina de maíz, el queso (tipo Paraguay o Mar del Plata, Pategras o Emmental), la leche y el huevo.