La hoja de coca, una planta ancestral utilizada tanto en rituales tradicionales como en la producción de cocaína, se encuentra en el centro de una compleja red de intereses económicos, sociales y ambientales. En Sudamérica, tres naciones sobresalen por su producción, lo que configura un escenario donde el cultivo ilegal se entremezcla con tradiciones milenarias y desafíos contemporáneos.
La demanda global de cocaína impulsa la expansión de los cultivos de hoja de coca en estos países y desencadena una serie de consecuencias ambientales y sociales. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) afirma que la superficie dedicada al cultivo de coca en 2022 creció hasta las 230.000 hectáreas, un 13% más que en 2021.
A pesar de los esfuerzos por controlar su producción y comercialización, la hoja de coca es un pilar económico para muchas comunidades, al tiempo que plantea retos significativos para la conservación del medio ambiente y la lucha contra el narcotráfico. Solo en 2021, los principales productores de cocaína a nivel mundial totalizaron una producción estimada de 2.074 toneladas de esta droga.
Colombia, Perú y Bolivia son los países de Sudamérica que constituyen los principales productores de hoja de coca a nivel mundial. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), estas naciones son los mayores productores de hoja de coca y de cocaína en el mundo. Precisamente, una de las zonas donde se registró mayor incremento en nuestro país ha sido en las fronteras con Colombia y Brasil.
Colombia, Perú y Bolivia se posicionan como los grandes productores de hoja de cocoa en el mundo. Gráfico: Statista.
Colombia se posiciona como el líder indiscutible en la producción de hoja de coca, con un aumento del 35% en el área cultivada entre 2020 y 2021, según el informe presentado por la UNODC en 2023. Este crecimiento se debe a las mejoras en las técnicas de procesamiento y la expansión de los cultivos en áreas protegidas.
Los mayores consumidores de la coca colombiana están en Estados Unidos. Foto: Shutterstock.
Este país se mantiene como líder de las rutas del tráfico desde Sudamérica, en especial, hasta América del Norte, donde el consumo de cocaína colombiana es mayor. Sin embargo, ser el mayor productor de hoja de coca también tiene sus consecuencias negativas. De acuerdo con el Ministerio de Ambiente de Colombia, la siembra de esta planta genera deforestación y conduce a la pérdida y migración de fauna y flora.
En Perú, los cultivos de hoja de coca se expandieron notablemente, especialmente en las regiones de Ucayali y Loreto, cerca de las fronteras con Colombia y Brasil. Según los datos de ONUDD, la nación peruana se sitúa en el segundo lugar de producción, con un total de 95.000 hectáreas en 2022, lo que representa un incremento del 18% en la superficie cultivada.
La superficie dedicada al cultivo de coca en 2022 creció hasta las 230.000 hectáreas. Foto: ANDINA.
Por su parte, un informe de Devida indicó que la segunda zona con mayor producción dentro de Perú es Inambari-Tambopata, mientras que el Bajo Amazonas es la tercera. Este conteo se basa en la cantidad de superficie cultivada con arbusto de hoja de coca. Cabe indicar que en la última área mencionada se encontraron hasta cuatro pistas de aterrizaje clandestinas.
Bolivia completa el triángulo de países sudamericanos con mayor producción de hoja de coca. Aunque ocupa el tercer lugar, el cultivo de coca en Bolivia tiene un fuerte componente cultural y está más regulado. Según AP, el cultivo legal de esta planta se extiende a 22.000 hectáreas dentro del territorio boliviano.
El uso de la coca en Bolivia se da como un componente cultural. Foto: Shutterstock.
Sin embargo, Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señaló que en 2022 la superficie cultivos de hoja de coca en Bolivia se vio reducida en un 2% con respecto al año anterior. “De 30.500 hectáreas reportadas el 2021 a 29.900 hectáreas”, indicó el informe.