Nayib Bukele subió al podio de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para participar en la 78.° edición de la cumbre, en Nueva York. Durante su participación, este martes 19 de septiembre, el presidente de El Salvador resaltó el “éxito” de su plan para erradicar las maras y pandillas que azotaron al país con una ola de violencia, durante muchos años.
“El Salvador, al igual que muchos países en vías de desarrollo, siempre ha soñado con ser grande. Para algunos países ese sueño se vio posible en algún momento, pero para otros, como el nuestro, eso siempre fue algo impensable”, inició su discurso el mandatario, quien estuvo acompañado por su esposa, Gabriela Rodríguez, y su pequeña hija.
El mandatario, de 42 años, uno de los más jóvenes del mundo, se reafirmó en su decisión de “arriesgarse” a implementar su controversial ‘Plan Bukele’, el cual puso en marcha en marzo del año 2022. Luego de decretar un régimen de excepción, se comenzó a ejecutar una serie de detenciones arbitrarias y encarcelamientos con abusos y sin respeto a los derechos humanos.
Amnistía Internacional identificó que, en las 66.000 detenciones que hizo la Policía o las Fuerzas Armadas en El Salvador, había un patrón de intervenir a personas de las comunidades estigmatizadas por la presencia de pandillas, que tenían antecedentes penales, alguna supuesta denuncia anónima o tatuajes en el cuerpo.
Sin embargo, desde la cumbre de la ONU, Nayib Bukele reconoció que su Gobierno prefirió aplicar “su propia medicina” y retirar a autoridades, como el fiscal general, magistrados, jueces y otros, para reemplazarlos por quienes se alineen con su política. “Si los hubiéramos escuchado, seguiríamos perdiendo miles de salvadoreños a manos de los terroristas", sostuvo.
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“A pesar de todos los obstáculos, decidimos arriesgarnos, no aceptamos el destino que otros nos habían trazado. Hoy, a cuatro años de nuestro gobierno, nadie se atreve a negar que, por primera vez en nuestros 202 años de historia, el país más pequeño del continente ha dado los primeros grandes pasos para lograr su sueño de grandeza”, continuó, ante distintos líderes mundiales.
“En muy poco tiempo, El Salvador pasó de ser la capital mundial de los homicidios, de ser el país más peligroso del mundo, a ser el más seguro de Latinoamérica; ya no es una promesa, es una realidad que están viviendo los salvadoreños”, añadió.