José Arturo Cárdenas. AFP
Camino a las primarias para elegir el próximo candidato presidencial del oficialismo en Bolivia, el exmandatario Evo Morales y el presidente Luis Arce, su discreto ministro por más de una década, protagonizan la más reciente ruptura entre antiguos aliados en la política latinoamericana.
Y el guion es casi idéntico al de otros distanciamientos: un presidente escoge a su sucesor, allana su ascenso a la presidencia y, ya instalado en el poder, el protegido rompe con el mentor y se convierte en su rival.
Ambos se medirán muy probablemente en las primarias del Movimiento al Socialismo (MAS), que se realizarán en diciembre y enero próximos y de las que saldrá el aspirante para los comicios presidenciales del 2025.
Tras su frustrado intento de salir reelegido después de 14 años de mandato, Morales se apoyó en Arce para que el MAS recuperara el poder.
Desde su breve autoexilio, el líder indígena actuó como jefe de campaña de Arce, su ministro de Economía entre 2006-2019.
Pero Arce, que recibió el 55% de los votos, se ha consolidado dentro del MAS como un dirigente tecnócrata menos ideologizado y más autoritario que Morales, coinciden los expertos.
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Elogiado en su época de ministro por el modelo de nacionalizaciones y redistribución de renta en Bolivia, Arce ha tenido que lidiar con la pospandemia y una crisis derivada principalmente de la falta de divisas, destinadas en su mayoría a subsidiar combustible y alimentos, lo que ha afectado al sector productivo.
Su desaprobación alcanza el 50%. No obstante, el oficialismo da por descontado que irá por la reelección, ante la debilitada oposición y el rechazo que despierta Morales en amplios círculos.
Morales (63) devino crítico feroz del Gobierno de Arce tras ventilar la supuesta corrupción y tolerancia con el narcotráfico.
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Evo Morales acusó al ministro de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, de robarle el celular y pidió su cabeza; señaló de paso al vicepresidente, David Choquehuanca, que fue su canciller, como responsable de una campaña de desprestigio en su contra. Arce ratificó a del Castillo en el cargo, lo que marcó el punto de inflexión en la relación con Morales.