Japón ejecutó este martes 26 de julio al autor de la denominada masacre de Akihabara, uno de los sucesos más mortíferos y sonados de los últimos años en el país, en el que siete personas murieron y 10 resultaron heridas en 2008 en el concurrido núcleo comercial de la electrónica en Tokio.
Tomohiro Kato, también conocido como el ‘asesino de Akihabara’, fue ajusticiado a los 39 años en la horca, como establece la ley japonesa, en el centro de detención capitalino en el que se encontraba preso, informó en una rueda de prensa el ministro nipón de Justicia, Yoshihisa Furukawa. Kato fue condenado a la pena capital en 2011 por atropellar mortalmente a tres personas con un camión y asesinar a otras cuatro a cuchilladas, en un incidente que conmocionó al país.
El ministro Furukawa dijo que Kato embistió “indiscriminadamente, dejando siete muertos tras una exhaustiva preparación”, en un caso “cruel” que “influyó significativamente en la sociedad” japonesa y explicó que firmó la orden de ejecución el pasado 22 de julio “tras considerarlo cuidadosamente”.
El suceso tuvo lugar el 8 de junio de 2008. Kato irrumpió pasadas las 12 y media del mediodía con un camión en Akihabara, una zona muy concurrida de la metrópolis especializada en tecnología, videojuegos y manga, y embistió a la multitud en su calle principal que ese día estaba cortada al tráfico vehicular. Tras atropellar a cinco personas, de las cuales tres murieron, el atacante se bajó del camión y apuñaló a una decena de paseantes; cuatro perdieron la vida.
El cruel asesinato conmocionó a Japón, que prohibió hasta 2011 que esa área volviera a ser peatonal los domingos. Kato fue condenado a muerte en 2011 y en 2015 la sentencia se hizo firme tras el rechazo por parte del Tribunal Supremo de Japón por la última apelación posible de la defensa, que argumentaba que el reo no estaba en pleno control de sus facultades mentales en el momento de los hechos a causa de estrés psicológico severo.
Cuando ocurrió el evento, Kato trabajaba en una fábrica de piezas para automóviles en la provincia de Shizuoka, al oeste de Tokio, que llevaba a cabo un proceso de reducción de plantilla. Según medios locales, tres días antes del suceso, abandonó la fábrica a gritos, temeroso de perder su empleo. Al día siguiente ya no fue a trabajar. Kato anunció sus intenciones a través de varios mensajes enviados a una página web especializada en contenidos para móviles.