En junio de 1944, George Stinney Jr. se convirtió en la persona más joven en la historia estadounidense en ser ejecutada: tenía apenas 14 años. Su condena se promulgó a raíz del hallazgo de dos cadáveres, Betty June Binnicker y Mary Emma Thames, de 7 y 11 años, en Carolina del Sur. En 2014, es decir, 70 años más tarde, la justicia volvió a examinar su caso y estableció que la sentencia carecía de cualquier legitimidad jurídica.
Aunque en este segundo juicio no se declaró su inocencia o culpabilidad, las conclusiones fueron tajantes: la viga con que se cometió el asesinato de las pequeñas pesaba más de 20 kilos y George, con apenas 40 kilos, no hubiera tenido al fuerza suficiente para levantarla y usarla como arma.
El 16 de junio de 1944 George Stinney fue sometido a la pena de muerte en la Penitenciaria Estatal de Carolina del Sur. Foto: difusión
Betty y Mary, dos niñas de 7 y 11 años, salieron a manejar sus bicicletas en busca de flores silvestres. Después de unos minutos se encontraron por casualidad con George Stinney, quien cuidaba el ganado de su familia, y le preguntaron dónde podían encontrar las plantas. Él contestó y ambas siguieron su camino.
Pero la desgracia llegó a la ciudad cuando a unos metros de la Iglesia Bautista de Clarendon, en Carolina del Sur, las pequeñas fueron encontradas sin vida. “Hay una fractura perforada del cráneo debajo de cada una de ellas”, decía el informe médico, según la CNN. Para ese entonces, el racismo y las leyes segregacionistas lideraban la dinámica social, así que después de haber sido sometido a un despiadado interrogatorio en el que “confesó” el crimen, George fue arrestado y presentado como culpable de homicidio doble en primer grado.
El juicio, que se llevó a cabo a menos de un mes después del arresto, solo duró dos horas y no contó con personas afroamericanas en el jurado ni siquiera el abogado defensor lo era, según registros de la agencia AFP. Incluso, la familia no pudo asistir porque tuvo que permanecer lejos a causa de las amenazas.
El jurado, por unanimidad, decidió condenar al niño a la silla eléctrica, pero fue el gobernador del estado, Olin Johnston, quien apoyó la decisión de la Cámara: “No creo que alguien que fue declarado culpable de un asesinato deba ser exonerado”, afirmó el medio Wis.
Desde el día de su muerte, la familia de George aseguró que, cuando ocurrió el asesinato, Stinney estaba con su hermana Amie Ruffner, quien declaró que ambos vieron a las niñas mientras cuidaban a la vaca de su familia cerca de las vías del ferrocarril. La insistencia de los parientes hizo que en 2014 se reabra el caso: la jueza de Carolina del Sur, Carmen Tevis Mullen, declaró la inconsistencia del proceso y la ilegitimidad de la condena.
Katherine Stinney, otra de las hermanas de George, celebró la decisión. “¿Cómo pueden pensar que un niño tan pequeño podría cometer un crimen como ese? Ojalá encontraran a los verdaderos asesinos”, comentó para el diario The Manning Times.
Por su parte, Steve McKenzie, el abogado que se sumó al pedido para revisar el caso de Stinney, declaró en un documental de CNN: “Stinney era un blanco fácil y la policía lo usó como chivo expiatorio para encontrar una forma rápida de imputar a alguien. Eso ocurrió en Carolina del Sur en 1944, con un niño negro acusado, dos jóvenes víctimas blancas, y un jurado integrado por hombres blancos: Stinney nunca tuvo una oportunidad”.
“Sus verdugos tuvieron que apilar varios libros en el asiento de la silla para que su cabeza llegara a los electrodos. Cuando encendieron el interruptor, el cuerpo de Stinney convulsionó, por lo que la máscara que le quedaba demasiado grande se soltó y así, su rostro quedó expuesto a más o menos 40 testigos, entre ellos el padre de las niñas asesinadas”, agregó.
PUEDES VER: Autora de “Cómo asesinar a tu marido” fue hallada culpable de la muerte de su esposo en EE. UU.
John Coffey, el protagonista, es condenado a muerte después de ser acusado injustamente de violar y matar a dos niñas, pero él tiene una habilidad especial: puede absorber las enfermedades de las personas con solo tocarlas. Es así que detrás de la historia de John Coffey, escrita por Stephen King, se encuentra el triste episodio de George Stinnney Jr. El autor decidió emplear una figura adulta para que la ejecución no resulte tan grotesca.