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Iris Ruiz: “Es lógico que se apacigüen las protestas: en Cuba hay miedo sembrado en los huesos”

Entrevista a la actriz, activista y coordinadora del Movimiento San Isidro (MSI) de Cuba, quien afirma que Miguel Díaz-Canel no fue un presidente que llamó a la paz. ”El pueblo es el verdadero enemigo del Gobierno cubano”, sostiene.

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Cambio. “Reconstruirse” es una de las principales necesidades del pueblo, dijo la opositora. Foto: difusión

Se cumplen siete días del inicio de las protestas en Cuba, donde rige un régimen comunista desde 1959 y pocos se movilizaban en contra del sistema. Una de las caras más visibles de la disidencia nos atendió desde la isla para entender qué pasa en la nación.

¿A qué se debe el estallido que hubo el domingo?

Fue espontáneo y se da básicamente por una gran crisis que hay en Cuba, de hambre, de medicamentos. Una crisis del cansancio que tiene el pueblo de la mala gestión del Gobierno. Hay enormes colas para poder comprar alimento porque no gestionan para mejorar; cada cosa, cada decreto, cada ley es para peor. Lo último con las medidas económicas: dicen que van a subir el salario en dinero cubano, pero en las tiendas nada más venden en dólares y aquí a nadie le pagan en dólares; tienes que comprar nada más con una tarjeta que te ponga alguien en el extranjero y aquí mucha gente no tiene familia en el extranjero. Ahora mismo esta pandemia ha sido muy mal gestionada, cuando ya en todos los países estaba todo cerrado, Cuba estaba llamando al turismo. En medio de esta crisis, una represión policial grandísima contra el pueblo, una serie de abusos que empezaron a salir. Es una violencia constante contra el pueblo y eso hizo que finalmente estallara el pueblo de San Antonio de los Baños, fue el primero que estalló y de ahí al empezar a subir a las redes sociales, otras provincias y otros pueblos se sumaron.

¿Hay una verdadera revuelta en contra del Gobierno?

Sí, Miguel Díaz-Canel es un presidente designado, él dice que es continuidad, pero en realidad representa un seguimiento; una continuidad implicaría quizás algún tipo de creatividad, de decisiones propias, de innovación. En este caso lo que ha hecho es un seguimiento de las mismas cosas. Ellos dicen que son revolución, sin embargo, no revolucionan nada, no cambian nada, son 62 años haciendo los mismos procedimientos, teniendo las mismas maneras, teniendo una sola ideología. El mundo cada vez más se abre, intenta compartir conocimiento, recursos, soluciones a todas las crisis y en el caso de Cuba se sigue aislando más en todos los aspectos. Por ejemplo, aquí cada vez hay menos internet y si te lo pueden quitar, mejor para ellos. Es un seguimiento y un recrudecimiento de todo eso, pero es una batalla contra el pueblo, el pueblo es el verdadero enemigo del Gobierno cubano. Así ellos se manifiestan, no fue un presidente que llamó a la paz, a la concordia, no fue un presidente que llamó a escuchar a su pueblo, no; a él se le ha pedido diálogo todos estos años y se han negado rotundamente, han reprimido a las personas más pacíficas.

¿Por qué se han apaciguado las protestas?

Es un país desgraciadamente adoctrinado y no solo por la programación, por el analfabetismo acerca de las leyes. Es un desconocimiento total del ejercicio de ciudadanía, del ejercicio de tus derechos, de tus libertades, es una desconfianza. Es un miedo sembrado en los huesos, es lógico que se apacigüen esas protestas por muchas cosas. No hay recursos ni cómo sostenerlos; ellos se pasan la vida diciendo que recibimos dólares, que somos mercenarios pagados por la CIA, pero la realidad es que la sociedad civil cubana y los partidos de oposición no tienen un peso para gestionar nada aquí. En un país con la situación del transporte tan precaria, si se hace un llamado a una huelga en el medio de La Habana, en el malecón, alguien que vive en Guanabacoa, en Alamar, en San Miguel del Padrón, para trasladarse tiene que caminar kilómetros y kilómetros o tomar transporte público, que si ellos lo cortan ya te quedaste encerrado. Ellos lo tienen todo y encima de eso está la situación del miedo, de la represión. La gente viene para su casa con miedo, pero con menos miedo, triste por la violencia y la represión, pero alegre porque dio el paso y empieza a restaurar su dignidad; porque también sufrimos eso, como pueblo sufrimos baja autoestima. Cuánto no se le dice en el mundo a los cubanos de que somos unos cobardes por aguantar 60 años y no terminamos de dar el paso adelante, y eso también va cargando al pueblo cubano. Sabemos que podemos ir presos una pila de tiempo, pero al menos no vamos a permitir tranquilamente que nuestras hijas y nuestros hijos se sigan yendo del país o sigan siendo carne de presidio.

¿Hasta cuándo resistirá la población esa calamidad?

La gente cree en el miedo, en las consecuencias de manifestarse, porque la han visto. Aguantar la calamidad es una de las cosas que más ha aprendido el pueblo cubano. Viven de las remesas, pero el Gobierno es el primero que vive así, el país tiene unas deudas enormes con el resto del mundo, el Gobierno vive de los préstamos, no de la producción, no de la prosperidad de su propio pueblo. Y los ciudadanos se comportan tal cual. Empiezan a decir: ‘no hablo, no me manifiesto, hay tremenda crisis pero compro por el mercado negro’ y con eso resiste, se cree que resiste, se cree que puede. Es una sociedad desarticulada, la crisis no es solo económica, es profunda. Es el desamparo aprendido.

¿Cuál es la estrategia que maneja el MSI para el futuro?

Ya nosotros planteábamos un diálogo nacional, crear una plataforma, una red articulada donde sociedad civil y ciudadanía se encuentren. Se trata de hacer ejercicios todo el tiempo, estar constantemente quitando este adoctrinamiento que tenemos todos, porque si has estado viviendo 62 años en un Estado totalitario, en un Estado dictatorial, por mucho que quieras descolonizarte, por mucho que abras tu mente, si no has vivido en democracia, no sabes cómo hacerla, tienes que ejercerla. Mucha gente piensa que salir a la calle es acabar todo, eso no es real. Todo está en la cabeza de cada cubano y cada cubana, todo ese miedo, toda esa manera de vivir la vida está dentro.

¿Planean articular con Estados Unidos o apuestan por una táctica meramente local?

Apostamos totalmente por una táctica interna. Buenas relaciones deberíamos tener con el mundo entero, Cuba es el segundo país en el mundo con más embajadas, ¿pero para qué son esas embajadas? Para el espionaje, para el chantaje. No ha servido para mejorar la vida de los cubanos en ningún aspecto. Buenas relaciones con todo el mundo, claro, pero las cosas tenemos que resolverlas aquí adentro, nosotros tenemos que construir el país que queremos entre cubanos.