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El calvario de dos hombres condenados por sus dientes en crímenes que no cometieron

Robert y Ray pasaron más de 30 años en prisión a partir de pruebas erróneas de odontología forense. Sin embargo, análisis posteriores de ADN demostró su inocencia.

larepublica.pe
Robert y Ray estuvieron en la cárcel 37 y 10 años, respectivamente, por un delito que no cometieron. Foto: Composición Sergio González-Twitter

Robert Duboise y Ray Krone, son dos hombres inocentes que estuvieron en la cárcel 37 y 10 años, respectivamente, por el delito de feminicidio a partir de pruebas erróneas en sus dientes. Sin embargo, recientes análisis de ADN les devolvieron la libertad, pero no la vida que una condena injusta les robó.

El jueves 27 de agosto, Duboise abandonó una prisión estadounidense tras vivir por más de 30 años en una prisión acusado de abusar y matar a una joven de 19 años en la ciudad de Tampa, en Florida.

La única evidencia que lo señalaba como el culpable del crimen era una supuesta mordida en el rostro de la joven que, según un experto en 1983, coincidía con la suya. Un grave error que lo apartó de la vida durante 37 años y que ahora intenta redescubrirla.

Él ingresó a prisión cuando tenía 18 años y salió con 55 tras revelar su inocencia en unas pruebas que se creía pérdidas desde 1983 y que han permitido, compararlas con su ADN. Pese a las disculpas del fiscal estatal de Hillsborough “en nombre de todo el sistema judicial”, nadie será capaz de devolverle el tiempo perdido.

“Lo primero que quería hacer era abrazar a mi madre y ya lo he hecho. No tengo lugar en mi vida para la amargura. Si mantienes el odio y la amargura en tu corazón, simplemente te roba la alegría de todo lo demás”, contó Duboise al medio ‘Tampabay’.

Duboise abandonó el 27 de agosto y corrió a abrazar a su madre. Foto: AP

Asimismo, pidió el apoyo de la gente a grupos como Innocent Project que luchan por liberar a personas condenadas por crímenes que no cometieron. “Yo desgraciadamente, no soy el único”, finalizó.

Caso: Ray Krone

Ray Krone pasó 10 años en la cárcel estatal de Arizona, acusado de secuestro y un asesinato que jamás cometió en 1992. Lo único que tenían en su contra eran las marcas de mordeduras que presentaba la víctima (una camarera de un bar al que él solía ir) y que aparentemente encajaban con su dentadura.

“En mi caso, los abogados de oficio que me atendieron no hicieron absolutamente nada. Debería haber tenido una asistencia letrada bien remunerada, pero eso cuesta más de 100 000 euros y yo, simplemente, no tenía ese dinero”, explicó Krone durante una entrevista en 2013.

Hasta que le practicaron una serie de análisis de ADN y se demostró que no era culpable. “Analizaron la ropa de la víctima y comprobaron que había ADN que no correspondía ni conmigo ni con ella. Buscaron una base de datos nacional y descubrieron que pertenecía a un hombre que estaba en libertad condicional”, relató en una conferencia en Madrid.

Ray Krone pasó 10 años en la cárcel estatal de Arizona, acusado de secuestro y un asesinato que no cometió. Foto: York daily record

Atrás quedaron los métodos obsoletos

Actualmente, la comunidad científica considera que las evidencias con marcas de mordida no son confiables para encontrar a los culpables de crímenes; sin embargo, en el pasado se usaba como pruebas determinantes para enviar a sospechosos a las cárceles de Estados Unidos, según El Mundo.