En el brote de coronavirus surgido en un matadero de Alemania se ha revelado que actuó como factor reproductor un “superspreader” o “supercontagiador”, que precipitó contagios a un radio de ocho metros de distancia, según un estudio científico.
El foco, en el que llegaron a verificarse 2.100 contagios, fue un trabajador de la planta cárnica de Gütersloh (oeste de Alemania). El factor de reproducción se disparó precipitado por las bajas temperatura de las instalaciones y el funcionamiento del sistema de aire acondicionado, unido al esfuerzo físico que realiza el personal del lugar y la falta de ventilación o aire fresco natural.
La suma de estos factores propició que los contagios de la COVID-19 se extendieran más allá del radio considerado regular. Las normas de distanciamiento físico habituales, que contemplan un mínimo de 1,5 o hasta 3 metros, fueron insuficientes.
El brote de Gütersloh, detectado a mediados de junio, motivó el cierre temporal del matadero y la restricción de movilidad para los habitantes de dos distritos, con un total de 640.000 afectados.
La reconstrucción desde el primer contagio ha sido realizada por un equipo del Centro de Investigaciones de Infecciones de Helmholtz (HZI), la Clínica Universitaria de Hamburgo-Eppendorf y el Instituto de Virología Experimental Leibniz (HPI), según un comunicado emitido por el HZI.
El matadero en cuestión, “Tönnies”, reabrió hace una semana, tras instalar nuevos filtros en el sistema de ventilación y mejorar las condiciones en que trabaja su personal. Los 2.100 contagios verificados tras realizarse análisis en unos 7.000 afectados correspondían mayoritariamente a trabajadores de la planta o personas de contacto de éstos.
Con información de EFE.