El comediante estadounidense Tony Hinchcliffe desató controversia tras referirse a Puerto Rico como “una isla flotante de basura” durante un mitin de la campaña de Donald Trump en el Madison Square Garden de Nueva York. La declaración provocó indignación entre el público y figuras públicas como Bad Bunny, Jennifer López y Marc Anthony, quienes lo acusaron de racismo y expresaron su apoyo a la candidata demócrata Kamala Harris en respuesta al comentario del comediante. En medio de las críticas, Hinchcliffe ha declarado firmemente que no se disculpará y que su comentario fue una expresión de su "libertad de expresión".
En su pódcast Kill Tony, emitido el último marte 12 de noviembre, el comediante defendió su declaración, argumentando que el comentario era una crítica ambiental relacionada con la problemática de los vertederos colapsados en la isla, y no una ofensa hacia el pueblo puertorriqueño. Pese a la controversia y la presión pública, Hinchcliffe insiste en su postura y asegura que no cambiará su estilo, el cual considera una característica esencial de su comedia provocadora e irreverente.
Donald Trump ha logrado una nueva victoria electoral, regresando a la Casa Blanca tras una contienda que generó gran polarización en Estados Unidos. Foto: NBC
A pesar de la ola de críticas recibidas, Tony Hinchcliffe ha reafirmado que no tiene intención de disculparse por sus palabras y defiende su derecho a la libertad de expresión. Según el comediante, su comentario buscaba señalar el problema de los vertederos saturados en Puerto Rico, un tema ambiental que, en su opinión, no ha recibido la atención necesaria. “Soy la noticia”, afirmó Hinchcliffe en su pódcast, subrayando que no retractará sus palabras y que solo pretendía resaltar una problemática real.
Hinchcliffe también respondió directamente a la reacción de figuras públicas que lo criticaron, como Bad Bunny, Jennifer López y Marc Anthony. Al respecto, el comediante afirmó que su comentario no estaba dirigido a ofender, sino a plantear una realidad incómoda, y declaró que no piensa disculparse con ningún grupo. Con su estilo provocador, dijo: “No voy a disculparme con absolutamente nadie. Ni con los puertorriqueños, ni con los blancos, ni con los negros, ni con los palestinos, ni con los judíos… ni siquiera con mi propia madre”, dejando claro que no cederá ante la presión.
La controversia generada por los comentarios de Hinchcliffe también afectó a la campaña de Donald Trump, con la que el comediante participó en el mitin. Aunque Trump terminó ganando la elección presidencial, su equipo de campaña ha tomado distancia de Hinchcliffe tras el incidente. El propio Trump negó cualquier relación personal con el comediante, en un intento por minimizar la repercusión que las declaraciones pudieran tener en su imagen pública y su agenda política.
Algunos analistas políticos señalan que la participación de Hinchcliffe en el mitin de Trump estaba pensada para conectar con una audiencia joven, particularmente con quienes consumen pódcasts y están menos apegados a los medios tradicionales. Sin embargo, la intervención del comediante ha causado una reacción mixta, generando tanto apoyos como críticas. Para muchos, el caso pone en discusión los límites de la libertad de expresión en la comedia y el rol de los artistas en la política, especialmente en un contexto tan polarizado como el actual.