La delegación que apoya a Keiko Fujimori viajó a Washington para buscar que la OEA realice una auditoría a las elecciones en Perú, ¿cómo se explica ese pedido?
No sé cómo puede prosperar ese pedido si la OEA ya se ha pronunciado sobre el proceso peruano. Ha dicho que fue transparente y no hubo fraude. Para hacer una auditoría debe haber una base sólida y hasta ahora no ha habido sustento.
Buscaban reunirse con Luis Almagro, tener su apoyo.
Almagro se reúne con todo el mundo. Es el secretario general de la OEA y su costumbre es tener la puerta abierta y muchas reuniones. Pero de ahí reunirse con él para una auditoría cuando la misma misión de la OEA ya se ha pronunciado diciendo que la elección ha cumplido los estándares de un proceso electoral, aunque claro hay irregularidades en todos los procesos electorales... sería muy contradictorio.
El camino a seguir para pedir una auditoría de la OEA falló en fondo y forma, ¿no?
Es fuera de lo común. En ese sentido es muy trumpiano. Como Trump, que se salió de todos los parámetros. En el proceso peruano lo están imitando.
Es increíble pensar que la OEA vaya a contracorriente de su misión y también de varios organismos internacionales.
Así es, me sorprendería mucho si ese pedido prospera dada la posición de la OEA y de otros gobiernos y organismos internacionales. Creo que no están de acuerdo necesariamente con el resultado, pero sí que el proceso cumplió los estándares y que no hay ningún sustento de fraude. Hay un consenso, no es que hay diferencias. Consenso entre el gobierno británico, canadiense, la Unión Europea, el Departamento de Estado. Confieso que tengo una sensación de déjà vu porque lo mismo pasó con las elecciones en EE. UU., con Trump diciendo que había fraude pero sin ninguna base, felizmente no prosperó.
Para una auditoría de OEA, los fujimoristas ponen como ejemplo el caso boliviano, ¿es una comparación correcta?
No veo la comparación. Repito, en el caso de Perú hay un amplio consenso. En Bolivia hubo más controversias e interrogantes. Entiendo por qué la delegación y los abogados vinculados a Fuerza Popular están tratando de hacer de todo: están desesperados por haber perdido la elección ante Castillo. Y no es defender a Castillo, pues nadie sabe lo que será un gobierno suyo. Pero hacer comparaciones no válidas, es mostrar ganas de hacer cualquier cosa para obstruir el proceso.
¿Cómo ve la estrategia fujimorista, primero de anular la segunda vuelta, luego que se convoquen a nuevos comicios y hoy de una auditoría?
Es una estrategia muy trumpiana. Es cierto que hubo un margen muy estrecho, de unos 40 mil votos. Obviamente el país está partido en la mitad, pero por estrecho margen la mayoría votó por Castillo y hay una incapacidad de aceptar ese resultado y me parece que todo lo hecho en apelaciones, impugnaciones, no revela ningún patrón de fraude. Refleja una desesperación y un gran miedo de lo que podría significar un gobierno de Castillo, pero son dos temas totalmente distintos. Uno es el proceso electoral y el otro sobre qué nos espera a partir del 28 de julio.
Sorprende la polarización.
Sí, me preocupa, porque me parece muy peligrosa. Yo viví en Perú a fines de los 80 e inicios de los 90 cuando fue elegido Alberto Fujimori. Siempre ha habido mucha polarización, pero me parece que ha llegado a un nivel peligroso, y sí, me ha llamado la atención ese nivel de temor, miedo y desinformación. Anteriormente no hubo dos elementos hoy presentes. Uno es el caso de Venezuela. El otro, el de los medios sociales y las campañas de desinformación. Me preocupa, porque alguien va a asumir el 28 de julio, seguro Castillo porque ganó la elección, y esto complica mucho su tarea de lidiar con una sociedad, un país, tan polarizado y tan desconfiado un lado del otro. Si el Perú va a tener una posibilidad de salir de su crisis va a ser necesario hacer puentes y trabajar con distintos sectores. Y la hostilidad, el odio, el miedo, uno del otro, preocupa para gobernar un país con enormes dificultades y desafíos.
Este extremismo en el escenario político peruano ¿tiene semejanza con otro país?
Es un patrón en el mundo, no es único de Perú. Por ejemplo, el nivel de polarización en EE. UU., pese a la elección y los intentos de Biden para tender puentes al otro lado, en el otro lado hay más de 60% de republicanos que no considera a Biden como presidente legítimo. Creo que en Perú muchos de Fuerza Popular no van a reconocer a Castillo como presidente legítimo... Pero no conozco en América Latina otro país que haya llegado al extremo de Perú. Creo que la campaña acentuó la polarización hasta llegar a un punto muy peligroso y crear condiciones que puede ser un escenario violento. Ojalá no ocurra. Otros países como México se han polarizado, Colombia, Bolivia igual, es una característica en muchas partes, pero no conozco otro caso tan extremo como el de Perú.
¿Un golpe de Estado? ¿Cuál sería la reacción internacional?
Más importante que la reacción internacional sería la consecuencia en Perú. Mi impresión desde afuera es que no hay mucho ánimo en los militares activos para un golpe. Pero conocemos la historia en América Latina y hay esa posibilidad. Estimo que sería totalmente condenado por la comunidad internacional. En Perú, el sector que votó por Castillo no estaría contento y podría llevar a consecuencias complicadas, a conflictos sociales y con posibilidades de violencia. No estoy pronosticando que pasará. No se puede descartar tampoco.
¿Qué expectativa tiene del posible gobierno de Castillo?
Muy difícil predecir. Dudo de los que dicen con seguridad cómo va a ser un gobierno de Castillo, si será otra Venezuela o no. Dependerá de quiénes estarán en su equipo, cuál es el papel de Cerrón... A los que nos interesa que Perú siga en democracia y resuelva sus problemas debemos alentar más moderación, más pragmatismo. Tener posiciones radicales sería ir contra los objetivos que dice querer Castillo, de ayudar a los pobres. Ya Perú conoce experiencias como el primer gobierno de García, con políticas económicas muy radicales. Si se repite eso será un desastre para Perú y para los que votaron por él, los ricos siempre encuentran la manera de sobrevivir... No hablemos de Venezuela u otros casos, en el mismo Perú hay experiencias. Claro, se debe atender las necesidades de sectores pobres excluidos, debe cambiar el modelo, con reformas fundamentales, pero no ir a extremos que afectan a la población que Castillo pretende representar.
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