La presencia de China en América Latina ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, posicionándose como un socio estratégico en el desarrollo de infraestructura, energía y transporte. A través de empresas estatales y acuerdos bilaterales, el gigante asiático ha financiado proyectos clave en varios países de la región, fortaleciendo su influencia económica y política.
En el caso de Perú, el megapuerto de Chancay, financiado con una inversión de 3,000 millones de dólares por Cosco Shipping Ports, es uno de los proyectos más representativos. Sin embargo, otras naciones también han sido beneficiarias de la inversión china, lo que subraya la importancia de esta colaboración para el desarrollo regional.
Argentina es uno de los países donde la inversión china ha jugado un papel importante en el desarrollo de infraestructura. Uno de los proyectos destacados es la modernización del Ferrocarril Belgrano Cargas, que conecta las regiones agrícolas del interior con los puertos para facilitar la exportación de productos agrícolas. Este proyecto es crucial para mejorar la competitividad de los productos argentinos en el mercado global.
En Brasil, China tiene una presencia destacada en el sector portuario. La empresa China Merchants Port opera el Puerto de Paranaguá, uno de los principales puntos de exportación de granos en el mundo. Esta inversión ha optimizado la logística y ha impulsado las exportaciones brasileñas, especialmente de soya y otros productos agrícolas.
Por su parte, en Ecuador, la planta hidroeléctrica Coca Codo Sinclair es un ejemplo de cómo la inversión china ha transformado el sector energético. Este proyecto, financiado por empresas chinas, genera el 30% de la electricidad del país y es una pieza clave para garantizar la estabilidad energética en Ecuador.
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En Chile, la participación china se ha centrado en la extracción y procesamiento de litio, un recurso estratégico para la transición energética global. Empresas chinas han invertido en minas y refinerías, consolidando su posición como actores principales en la cadena de suministro de baterías para vehículos eléctricos y otros dispositivos tecnológicos.
Estas inversiones no solo fortalecen la economía chilena, sino que también colocan al país como un actor crucial en el mercado global de energía limpia. El litio es considerado un recurso indispensable para alcanzar las metas de descarbonización a nivel mundial, y China ha aprovechado esta oportunidad para consolidar su influencia en el sector.
La estrategia china en América Latina no se limita a financiar proyectos; también incluye el desarrollo de asociaciones estratégicas con los gobiernos locales. Según datos recientes, desde 2005 los bancos estatales chinos han otorgado más de 136,000 millones de dólares en préstamos destinados a proyectos estratégicos en la región. Estas iniciativas abarcan sectores como transporte, energía, minería y comunicaciones, generando un impacto directo en el crecimiento económico y la modernización de la infraestructura.
Además, China ha diversificado sus inversiones en países que enfrentan dificultades para acceder a financiamiento en los mercados internacionales. Esto incluye a naciones como Venezuela, donde la cooperación se ha centrado en garantizar el suministro energético y la modernización de sectores estratégicos.