Entre todos los grandes gremios de nuestro país, Rosa Bueno de Lercari es la única presidenta mujer. En su día, la titular de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) confía en que proteger a niñas y trabajadoras frente al acoso, capacitarlas y visibilizar sus éxitos contribuirá a reducir las brechas del tejido empresarial peruano.
—¿Ser mujer y cumplir tus metas a mitad de una recesión?
— No es una coyuntura fácil para la economía y, evidentemente, tampoco lo es para las mujeres. No podemos dejar de reconocer avances en la participación de la mujer en los diferentes estamentos empresariales, pero hay aún mucho trabajo por hacer en cuanto a equidad y crecimiento, un esfuerzo mayor de las propias empresas.
—Hay un rezago estructural.
Es un poco complejo, viene desde la propia realidad de las mujeres y más aún en un país como el Perú, donde no tienen entornos seguros en casa y, en muchos casos, tampoco en el trabajo. Entonces, tenemos una situación que las pone en desventaja y ese es uno de los primeros problemas a abordar.
—¿Cuál es la agenda?
—El primer tema es sobre la seguridad y acoso, que hace que las mujeres que tienen capacidades se queden en el camino. El otro tema es el de la mujer que tiene que equilibrar su vida familiar con la profesional.
—Según CCL, solo el 27% de las empresas en el Perú tiene en puestos directivos a una mujer.
—En algunos de los sectores con mayor aporte al PBI, como energía, minería y pesca, la presencia de mujeres sigue siendo rezagada. También el porcentaje en sus altas direcciones es menor no solo en el Perú, sino en el mundo. Sin embargo, la realidad demuestra que la participación femenina en puestos directivos es muy importante, y hay cifras que así lo respaldan.
—¿Por ejemplo?
—Los directorios empresariales con 30% de participación femenina son directorios más activos e independientes, les genera una dinámica distinta, pues alcanzan mejores rendimientos en al menos tres indicadores financieros: rendimiento sobre patrimonio (53%), rendimiento sobre ventas (42%), y rendimiento sobre capital invertido (76%).
—Tener hijos influye.
—Las mujeres que dejan su trabajo para tener hijos no regresan y ven afectadas sus carreras. En tanto, los hombres que son padres no se afectan en lo más mínimo. A nivel mundial, donde hay leyes avanzadas, se dan periodos de descanso posnatal más largos y muchos hombres no los toman pues sienten retrasadas sus metas. Es estructural, pero parte por que las mujeres entendamos con sororidad las unas a las otras.
—¿Igualar el descanso en el Perú reduciría esa brecha?
—Personalmente, creo que sería un avance. En Europa ya se dan estos descansos, aunque no se tomen. Pero creo que en el Perú es una herramienta que podría llegar a ser muy útil.
—Un tema de liderazgo.
—Tener mujeres en posiciones corporativas altas es estratégicamente relevante para la innovación y toma de decisiones. Está vinculado a las características de liderazgo femenino, más disruptivo. No es apoyar a que las mujeres estén más presentes en la vida económica del país por un tema de justicia social, sino de rendimientos económicos. Los números demuestran que su presencia aporta al crecimiento de las empresas.
—Pero eso en cuanto a las mujeres con cierto nivel de preparación. ¿Y las demás?
—Los programas más importantes para las mujeres son los de seguridad y preparación. Es una toma de conciencia. En una familia, cuando hay algún dinero para invertir en la educación de los hijos, probablemente el varón reciba la prerrogativa. Se puede seguir trabajando con la ayuda social dirigida a que las mujeres se capaciten. Hay programas que pueden tomar —en la CCL tenemos algunos— para las mujeres empresarias que comienzan con sus pymes. Es tan importante que ese tipo de oportunidades lleguen porque a veces están tan metidas en su supervivencia que no son capaces de conocer su potencial.
—Se trata de visibilizar.
—Visibilizar el éxito es una responsabilidad de las empresarias que tienen la posibilidad de aplicar políticas de equidad en compañías. No solo dar directivas, sino medir indicadores. Y a las mujeres en general les diría apuesten por sí mismas, crean en lo que pueden hacer y, en cuanto a Gobierno y empresas, trabajen en entornos seguros para mujeres y niñas, pues ese es el primer escalón.