En medio de la escalada del petróleo por la guerra en Ucrania, la visita de una delegación estadounidense a Venezuela pone sobre la mesa un posible retorno de los barriles llaneros al mercado, luego del anuncio de Joe Biden de embargar la importación del crudo de Rusia.
Cifras de la Administración de Información Energética (EIA) de EE. UU. a noviembre de 2021 dan cuenta que la nación norteamericana importó 178.550 barriles diarios de petróleo de Rusia.
José Raunelli, gerente de Inversiones de Auryn Holdings, adelantó que “si bien el encuentro es una señal de que se busca alternativas a la energía rusa, la negociación será muy larga no solo por las sanciones que tendrán que levantar Washington a Caracas, también por los compromisos financieros que tiene Venezuela con Rusia y China”, como la inversión de US$ 9.000 millones hecha por la petrolera estatal rusa Rosneft.
El carburante venezolano no se comercializa en el mercado estadounidense desde el 2019. La pregunta es si el crudo que proporcione cubrirá la demanda del mercado.
César Romero, jefe de research de Renta 4 SAB, adelantó que Venezuela podría contribuir con un máximo de 1,5 millones de barriles diarios al mercado de EE. UU., y apenas un millón de barriles al año al mercado global, un 1% comparado a los 10 millones de que aporta Rusia anualmente.
La volatilidad del petróleo, por la guerra, llegó esta semana al Perú. Osinergmin reportó el pasado lunes una lista de precios referenciales que, a opinión del experto en políticas energéticas, Gustavo Navarro, tenían un viso previsible al alza para todos los derivados del crudo. Para el también exdirector general de Hidrocarburos, la situación se explica por el cerco económico que afronta Rusia, uno de los principales proveedores globales, y cuyas réplicas deberían sentirse más fuerte la próxima semana en los grifos, dado que el barril supera estos días los US$ 120.
“Es una subida estrictamente coyuntural, un tema psicológico ante el temor de que el mercado se quede sin combustible. Buscan protegerse con compras adicionales, lo que genera sensación de escasez”, refiere.
En este sentido, Navarro estima que el precio del petróleo, que no siempre va de la mano con el de la gasolina, y cuyo mayor consumo ocurre en el hemisferio norte, debería caer con más velocidad que en su repunte una vez culminada la guerra. No obstante, recalca que, a diferencia de esos países, el Perú cuenta con el gas natural no sujeto al precio internacional como alternativa para contrarrestar estos escenarios, por lo que toda solución debe apuntar a su masificación.
“En un contexto bélico, el diesel es el combustible que mueve tanques, buques y otros vehículos de combate. Mi estimación es que la caída será más fuerte que la subida”, afianza.
Sustituto. El precio del barril del crudo se encamina a superar los US$ 100. En ese contexto, Perú tiene la fuente para sustituirlo por el gas natural. Foto: difusión
El expresidente de Perupetro Aurelio Ochoa recuerda que, en nuestro país, todo el petróleo que se saca de la selva va al mercado interno, pero con precio internacional. Es decir, explotarlo a manos de un privado puede costar unos US$ 25 por barril, pero se vende a las refinerías a cinco veces su precio. Ello, sin que los costos de producción se eleven más allá de unos dólares.
“Si ese margen fuera para Petroperú, podría capitalizarse e incrementar la producción interna. Hoy producimos unos 40.000 barriles de 250.000 diarios que se consumen, el resto lo importamos de países como Colombia, donde sí se apuesta por Ecopetrol”, sostiene.