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Economía

Reactiva Perú: buenas intenciones, pero…

Por: Armando Mendoza (*)

larepublica.pe
Reactiva Perú: buenas intenciones, pero…

Partamos por el hecho de que Reactiva Perú es absolutamente necesario; pues en este escenario de crisis económica y social desatado por el Coronavirus, hay que establecer mecanismos que provean a las empresas oxígeno financiero, priorizando a las pequeñas y microempresas. El problema, es que más allá de las buenas intenciones, hay serios problemas de diseño y aplicación que hacen cuestionar su efectividad y su transparencia.

Hay preguntas que no se responden: ¿Por qué destinar tan poco al programa específico de micro y pequeñas empresas (apenas S/ 300 millones a la fecha) y 100 veces más a Reactiva Perú? ¿Por qué el estado no establece topes máximos a los intereses y comisiones que los bancos cargaran por los préstamos que otorgaran usando los fondos de Reactiva Perú?, ¿Por qué no se da mayor protagonismo a las microfinancieras, cajas rurales y municipales, que tienen más llegada en muchas zonas que la gran banca tradicionalmente ha ignorado?; y por sobre todo; ¿cómo se previene que la banca use Reactiva Perú para enjuagar su cartera de créditos malos; previos a la llegada del Coronavirus; se quede con la carne y transfiera al estado, es decir a todos nosotros, el hueso?.

En particular, preocupa como el gobierno no ha asumido su responsabilidad de definir las tasas de interés y comisiones que los bancos cargaran sobre los prestamos; punto clave del cual depende el éxito o fracaso de Reactiva Perú. Somos un país donde el oligopolio bancario tradicionalmente ha cargado abusivas tasas de interés y comisiones, por lo que es indispensable poner reglas claras. En Chile; donde se ha establecido un programa similar a Reactiva Perú; ya se anunció que los prestamos tendrán tasa real 0%. Pero aquí sigue la incertidumbre.

La propuesta oficial: que se realizaran “subastas” de los fondos de Reactiva Perú entre la banca, en las que supuestamente ganara quien ofrezca cobrar la tasa de interés más baja, es muy deficiente. En un sector tan concentrado la banca hay todas las condiciones dadas para que se den colusiones y acuerdos bajo la mesa para mantener las tasas altas. Los fondos de Reactiva Perú pertenecen al estado, no a los bancos. ¿Por qué tanto remilgo del gobierno para zanjar y fijar directamente la tasa de interés?.

Y hay que señalar el que quizás es el principal problema de Reactiva Perú: sólo alcanza a las empresas formales; es decir a una minoría. En el mejor de los casos Reactiva Perú alcanzara apenas a 300 mil pequeñas y microempresas, dejando fuera un estimado de 7 millones de empresas informales. Ciertamente, la elevada informalidad que existe en el Perú es resultado de décadas de políticas económicas y laborales erradas y no pueden cargarse en su totalidad al gobierno de Vizcarra; pero también es cierto que no se ve hasta el momento ningún esfuerzo innovador para alcanzar a esos sectores.

En suma; Reactiva Perú puede ser un programa con muy buenas intenciones; pero de buenas intenciones este empedrado el camino al infierno, y en este contexto es indispensable asegurar transparencia y equidad en su manejo. Hay demasiadas interrogantes y vacíos que tienen que ser aclarados. Sería inaceptable que el estado comprometa su solvencia financiera; que tanto esfuerzo costó; no para ayudar a quienes más lo necesitan; sino para favorecer a esa minoría selecta que, en medio de la crisis, sigue medrando.

(*) Economista.