Cargando...
Domingo

El club de los huertos caseros

Cada vez más gente se atreve a colonizar espacios de sus casas e instalar huertos en balcones, jardines o azoteas. Cultivar nuestros propios alimentos es una opción para hacerle frente a la escasez y el daño de los agroquímicos. También es una forma de conservar la salud mental.

larepublica.pe
Los creadores de La Muyita, Magaly y José en el huerto casero que instalaron en su jardín. Foto: Félix Contreras/ La República

Manuela Marín (48) cultiva papas en un macetero ubicado en un rincón de su jardín interior. Aunque suene inverosímil, esta ama de casa sólo ha necesitado un recipiente de arcilla de treinta centímetros de diámetro y una profundidad considerable para sembrar el tubérculo. A estas alturas ha obtenido tres cosechas. Es cierto que sus papas no son tan grandes como las del supermercado, pero para Marín la experiencia de la siembra, el ver retoñar a la planta y el enterrar las manos para recolectar lo sembrado no tiene precio.

Ella es una de los muchos limeños que están apostando a tener sus propios huertos en casa. Empezó sembrando tomate en plena pandemia, cuando el encierro la agobiaba y, hoy, el pequeño jardín de su vivienda, ubicada en San Isidro, se ha convertido en su despensa de alimentos. Siembra lechuga, acelga, albahaca, cebolla china, tomate, fresas, ajíes y hierbas aromáticas en un cajón de un metro de largo. Hasta tiene un limonero, que aún no le ha dado frutos, pues se demora entre 3 a 6 años, pero que, dada la actual subida de precio del cítrico, es su tesoro escondido.

Actualmente, tener un huerto casero es más que una moda, algunos lo ven como una estrategia para sobrevivir épocas de escasez como la que se anuncia por el Fenómeno del Niño Global. “Apostamos por el cultivo biointensivo, es decir, a pequeña escala y enfocado en el autoconsumo. Las familias deberían destinar un espacio de su casa como su huerto y enseñar a sus hijos a cultivar su propio alimento”, dice el ingeniero ambiental Óscar Bautista, quien junto a su socia, Karen Mamani, crearon Tierra Regenerativa, un emprendimiento que vende clases online sobre cómo hacer un huerto casero. Ellos asesoran a Manuela, quien mejoró sus cultivos al hacer su propio sustrato a base de tierra, hojarasca, cáscaras de huevo y residuos de verduras que obtiene mediante el compostaje.

Manuela y los ingenieros de Tierra Regenerativa muestran sus almácigos de lechuga. Foto: Antonio Melgarejo / La República

“Tener tu propio huerto te prepara para un futuro apocalíptico. Saber cultivar en cualquier sitio será esencial para sobrevivir. Y es que lo puedes hacer en un jardín, una azotea o un balcón”, dice el ingeniero forestal José Velásquez, fundador, junto a la ingeniera ambiental Magaly Jerí, de La Muyita, una empresa socioambiental que, desde 2015, sensibiliza a la comunidad sobre la importancia de “colonizar”espacios urbanos para cultivar alimentos.

El principal requisito para instalar un huerto casero, recomiendan los expertos, es tener un lugar con iluminación natural. Por ello, si tenemos un departamento con un pequeño balcón o una ventana de cara al exterior ya calificamos para poder cultivar. Magaly indica que en un nivel principiante podemos empezar sembrando hierbas aromáticas como hierbabuena, menta o muña. Podemos dar el siguiente paso cultivando en cajones o macetas hortalizas de hoja como arúgulas, lechugas o acelgas. En un nivel avanzado, deberíamos contar con más espacio. Un jardín o una azotea serían ideales para realizar el cultivo en bancales (grandes cajones de madera), o en mesas de cultivo.

Tu alimento, tu medicina

“Más personas cultivan sus alimentos debido a que la agricultura tradicional emplea químicos tóxicos para el cuerpo y el medio ambiente. Nos empezamos a preguntar por qué nos enfermamos si consumimos alimentos sanos como frutas y verduras”, dice Magaly. Esta impresión se sustenta en una investigación que este año realizó el portal periodístico Salud con Lupa que, tras un análisis de laboratorio realizado a frutas y verduras de grandes supermercados peruanos, descubrió que contenían altas concentraciones de residuos agroquímicos que podrían causar daños a la salud. Por su parte,
la Organización Mundial de la Salud considera

Semillas de café del árbol que plantó una ama de casa en su jardín. Foto: Antonio Melgarejo /La República

necesario tener cuidado con el uso de plaguicidas -que previenen las pérdidas de cultivos y, por lo tanto, seguirán usándose en la agricultura-, que son potencialmente tóxicos para los seres humanos dependiendo de la cantidad y la forma de exposición.

Ya que un huerto casero produce a menor escala, no es necesario usar agroquímicos. Manuela, por ejemplo, usa rocoto licuado esparcido con un atomizador para eliminar las plagasde su cultivo de tomates, según le recomendaron los ingenieros de Tierra Regenerativa.

Otra razón por la que más gente se anima a tener huertos caseros es por sus bondades terapéuticas. “Se ha descubierto que en la tierra fértil vive una bacteria que es capaz de aumentar nuestros niveles de serotonina”, dice José Velásquez. Se refiere a la Mycobacterium vaccae que, según Educate Inspire Change, mejoraría nuestro estado de ánimo y disminuiría la ansiedad. El Confidencial de España cita el experimento con ratones que realizó Christopher Lowry, un neurocientífico de la Universidad de Bristol (Reino Unido), que comprobó que la bacteria “tuvo el mismo efecto que los medicamentos antidepresivos”.

Observando los brotes de un cultivo de tomates cherry. Foto: Antonio Melgarejo / La República

“Ver crecer los alimentos es algo mágico”, dice Magaly. “Obtener una lechuga que sembraste con tus manos es una victoria tremenda”, añade Óscar. Los creadores de Tierrs Regenerativa y La Muyita coinciden en que su número de alumnos ha aumentado desde el 2020, cuando nos encerraron a todos y empezamos practicar actividades que nos permitieran mantener a flote nuestra salud mental. Muchos de los que empezaron cultivando sus plantas ornamentales han dado el siguiente paso y ahora tienen un huerto.

“Hoy tenemos clientes en Perú, México, Ecuador, Bolivia, Chile, Nicaragua”, dice Karen de Tierra Regenerativa, que vende sus clases en internet, con la promesa de que en una semana podremos implementar nuestro primer huerto y obtener, en veinticinco días, nuestra primera cosecha de rabanitos. Por su parte, La Muyita, que fue el emprendimiento pionero en fomentar el cultivo casero, ofrece cursos presenciales de cuatro horas. “No queremos que las personas se vuelvan agricultores, queremos que cualquier persona sea capaz de producir. Solo tiene que dar 15 minutos de su día si tiene un huerto de balcón, y una hora a la semana si tiene uno más grande. Las plantas son nobles”, dice Magaly.