Bacterias para remediar el suelo
Estudiantes de la UNI investigan microbios que son capaces de eliminar restos de hidrocarburos del suelo. Sus hallazgos servirán para remediar los terrenos contaminados con diésel donde operan los grifos.
Cuando Marlith Trigoso (24), estudiante del último año de ingeniería ambiental de la Universidad Nacional de Ingeniería, se unió a la investigación, ésta se encontraba en la segunda fase de experimentación.
El profesor Pedro Ramos lideraba desde hacía un año un grupo de alumnos que se reunía para estudiar de qué forma los microbios eran capaces de eliminar los restos de hidrocarburos del suelo y remediarlo.
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Este interés surgió como respuesta a una problemática: “Hay grifos de Lima Metropolitana que tienen tanques cisterna enterrados que presentan rajaduras por las que sale el combustible al suelo. Cuando estos dejan de funcionar y no se hace la respectiva limpieza, el suelo y subsuelo quedan contaminados”, dice Ramos.
Gracias a sus primeras pesquisas, sus estudiantes descubrieron, por ejemplo, que las bacterias que proliferan en la superficie terrestre son grandes aliadas para degradar combustibles como el diésel y lo hacen de forma natural. Sin embargo, cuando los niveles de presencia de hidrocarburo son muy altos, estos microorganismos disminuyen su efectividad.
Entonces, en la primera fase de la investigación, el profesor y sus alumnos exploraron cuáles serían las condiciones más adecuadas para que el Bacillus sp y Bacillus megaterium, microbios identificados en el suelo peruano, puedan hacer su trabajo de forma más eficiente.
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Marlith todavía no se había unido al grupo, pero explica qué investigaban sus compañeros: “Aislaron una muestra de suelo de Lurín, se le impregnó de diésel, y se añadió surfactantes químicos y bioestimulantes, y se comprobó que ayudaban a multiplicar las bacterias”.
Hasta ahí, la investigación marchaba bien, pero la siguiente misión sería descubrir cuál era el medio más adecuado para que los microorganismos no solo se multiplicaran, sino que lograran degradar el hidrocarburo. Y aquí entró a tallar Marlith, natural de Amazonas, que, gracias a la Beca de Permanencia del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec), tuvo tiempo libre para participar en la investigación del profesor Ramos.
“El siguiente objetivo era experimentar en el laboratorio con diferentes elementos ecoamigables hasta saber cuál era el adecuado”.
Por ensayo-error concluyó que el aserrín y las bolitas de arcilla eran los mejores medios de soporte para que las bacterias puedan cumplir de forma eficiente su trabajo de degradar el combustible: “El suelo está compuesto por tres estados: sólido, líquido y gaseoso. Los microorganismos se encuentran en el agua, y cuando ingresa el hidrocarburo, de consistencia aceitosa, las bacterias no pueden atravesarlo. Por eso es necesario el surfactante, que romperá la barrera del agua para que éstas se liberen y lo degraden. Pero para que lo hagan bien, hay que darles un soporte que las inmovilice, como un “hogar” para que proliferen y ahí actúa el aserrín, hemos descubierto que es el mejor medio”, explica Marlith.
La futura ingeniera ambiental subraya con entusiasmo que “seres tan pequeños como las bacterias puedan generar grandes soluciones”. “Los microbios transforman diariamente este planeta, hay algunos que desde hace millones de años viven en el suelo. Simplemente estamos usando esta dinámica para degradar el diésel”, dice el profesor Ramos. Si bien esta investigación se centra en la remediación del suelo de Lima contaminado por los grifos, Marlith piensa que esta experiencia podría replicarse para subsanar los suelos contaminados de la selva, donde se producen derrames de petróleo.
Actualmente, los pupilos del profesor Ramos trabajan en la fase de análisis de los resultados de su investigación y la redacción del artículo científico que mostrarán al mundo.