El conocimiento te puede dar poder de predicción. Eso ha hecho un equipo del Instituto Geofísico del Perú (IGP) al estudiar las condiciones climáticas del país en los últimos veinte años y relacionarlas con la ocurrencia de incendios forestales. Una primera conclusión es que el número de estos aumenta en los años de sequía y con mayor cantidad de días secos.
Por ejemplo, durante 2005, 2010 y 2016, años en que hubo sequías, se apreció un incremento del 400 % en el número de incendios. Y en 2020, también un ‘año seco’, se llegó a cifras de aproximadamente 600, 1.000 y 200 incendios forestales en las regiones sur, centro y norte del país, valores muy por encima de lo registrado entre 2002 y 2018.
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¿Por qué ocurre esto en años de sequía?
“Hay tres factores. El factor climático que es la sequía o el déficit de humedad en el suelo o la cobertura vegetal. Un segundo factor es el vegetativo: si la vegetación pierde humedad por un periodo prolongado sin lluvias estamos ante la conformación de lo que llamamos ‘combustible forestal’ (pastizales o matorrales secos). Y en un periodo prolongado sin lluvias este material es un factor de riesgo”, explica Ricardo Zubieta, autor principal del estudio.
El tercer factor es el humano. Los pastizales que fueron creciendo a comienzos de año se van secando hasta agosto en que empieza la temporada agrícola con la llegada de las lluvias. En este momento también empiezan las quemas de maleza o de algunos campos para empezar el nuevo cultivo. Cuando el año es seco o hay sequía, el fuego puede alcanzar el llamado ‘combustible forestal’ y desatar incendios de grandes magnitudes.
“Hay años secos en que las lluvias no llegan incluso hasta diciembre y hay más vegetación seca. Cuando se pretenda quemar toda la maleza acumulada en ese mes, el fuego va a ser más peligroso y puede salirse de control. Las quemas de la población son el principal factor de iniciación”, explica Zubieta.
"El número de incendios forestales aumenta en los años de sequía y con mayor cantidad de días secos", informa el IGP. Foto: La República
El equipo del IGP ha empleando un nuevo parámetro de monitoreo: el análisis de la frecuencia acumulada de días secos. Hacen un recuento desde el mes de mayo en que inicia la temporada seca y analizando día a día con reportes del Senamhi pueden establecer un total de días en que no ha llovido en las distintas zonas del país. Han analizado un lapso de tiempo entre 2002 y 2020. Así comprobaron que los incendios aumentaban en tiempos de sequía.
En 2020, durante la pandemia del Covid-19, los incendios forestales aumentaron más que en los 20 años anteriores. ¿Que pasó? El equipo del IGP postula la tesis de que ese fenómeno tiene que ver, además de ser un año seco, con el retorno de miles de pobladores del interior del país a sus regiones de origen y a que la mayoría volvieron a sus actividades agrícolas. Eso explica un aumento del 5% en la productividad del campo pero también en los cerca de 1.800 incendios que se registraron en todo el país, con 1.000 de ellos en el centro del país.
Probablemente hubo más quemas, y eso explicaría la gran cantidad de siniestros.
El estudio sirve para explicar un fenómeno que se repite en nuestro territorio, pero también para hacer prevención de daños. “No se está trabajando en la gestión del fuego. Hay que incluir a las comunidades en la gestión del uso del fuego. Proponer quemas controladas donde intervenga la comunidad campesina, el gobierno local y el Servicio Nacional Forestal, en un trabajo coordinado. En otros países hay quemas programadas, se toman todas las medidas y se realizan”, precisa Zubieta.
Estos estudios ayudan a saber cuándo un año es peligroso en términos de incendios forestales y replantear cómo enfrentar un problema recurrente. Así se puede evitar ecosistemas arrasados por el fuego y muchas otras pérdidas.