Cargando...
Domingo

Hombres que se hacen cargo

La campaña del Minsa para promover la vasectomía entre varones peruanos ha tenido un éxito inesperado. Cientos de hombres, como Miguel Meléndez y Nilton Córdova, han decidido reírse de los mitos y prejuicios y asumir la responsabilidad de la anticoncepción en casa.

larepublica.pe
(Izquierda) Nilton Córdova rodeado de su esposa y sus dos hijos. (Derecha) Miguel Meléndez, su esposa, Miriam Manco, y sus dos niñas. Foto: Marco Cotrina/La República

Miguel Meléndez (48) creía, simplemente, que no sería justo.

Su esposa, Miriam Manco (40), contadora como él, había pasado momentos difíciles durante sus embarazos. Sus hijas, la mayor de 13, la menor de 4, habían llegado al mundo a través de cesáreas que Miriam había padecido mucho. Poco después de tener a la segunda, la pareja se descuidó y concibió una tercera criatura. Y aunque, lamentablemente, la perdieron, debido a lo avanzado del embarazo ella tuvo que pasar por una tercera cesárea.

A Miguel no le parecía justo poner en riesgo otra vez la salud de su esposa.

–Una opción era la ligadura –dice– pero eso ya sería exigirle mucho... Tres cortes más una ligadura... ya sería muy machista de mi parte. A ella le hicieron tres cortes y a mí sería un cortecito, o sea, no hay punto de comparación.

Por esa razón, Miguel está acá, en el patio principal del Hospital Arzobispo Loayza, en el Cercado de Lima, haciendo la fila para inscribirse como uno de los pacientes que se someterán a una vasectomía, en el marco de la campaña que el Ministerio de Salud (Minsa) ha puesto en marcha para promover entre los peruanos este método de anticoncepción quirúrgica.

Las vasectomías se realizan de forma permanente y gratuita en los hospitales de nivel 2 y 3 del Minsa. Foto: Minsa.

Más tarde, en su residencia en Chorrillos, Miguel y Miriam explicarán que la decisión de no tener más hijos no se debe solamente a razones de salud. Ellos son muy conscientes de que con un tercer retoño no podrían darles a sus hijas la crianza de calidad que hoy les dan.

–Gracias a Dios, los dos trabajamos y podemos darles una buena educación –dice Miriam–. Con dos es suficiente. Con tres sería más difícil.

–Sería más difícil para cubrir los estudios, los gastos médicos, quizás algún tratamiento –complementa Miguel–. Y la ropa y la comida.

Con esas consideraciones en mente, Miguel avanza muy seguro en la fila. A su turno, ingresa a una carpa de color blanco instalada en el patio del hospital y se sienta delante de una enfermera, quien le explica todo lo que tiene que saber sobre la vasectomía: en qué consiste el procedimiento, cuánto tiempo toma y, sobre todo, cuáles son esas creencias erradas que hacen que muchos hombres no quieran practicarse este método de anticoncepción.

Las vasectomías se realizan de forma permanente y gratuita en los hospitales de nivel 2 y 3 del Minsa.

Mitos más comunes

–Hay una serie de mitos alrededor de la vasectomía –dice Guillermo Atencio, director de Salud Sexual y Reproductiva del Minsa–. El primero es que muchos hombres consideran que su desempeño sexual puede verse afectado y esto no es así. Muchas personas que se han hecho la vasectomía pueden dar fe de eso.

Atencio dice que otra creencia errada es que los caracteres sexuales secundarios –la barba, la musculatura, etc.– se verán afectados, pero eso no ocurrirá ya que no se tocarán los vasos sanguíneos, que son por los que las hormonas masculinas son liberadas hacia la sangre.

Y el tercer mito es que afectará la producción de semen. Sin embargo, explica el médico, solo entre el 3 y el 5% del volumen de la eyaculación son espermatozoides. El resto son secreciones de la próstata y las vesículas seminales.

El jefe de Salud Sexual y Reproductiva del Minsa dice que decidieron lanzar la campaña –que fue del lunes 14 al viernes 18– porque se dieron cuenta de que el número de hombres que accedían a este método era muy bajo.

–Después de una evaluación, hemos visto que en el Perú por cada 5.000 bloqueos tubáricos bilaterales [ligaduras de trompas, que se practica a las mujeres] se hacen 200 vasectomías. Es una proporción muy baja –dice–.

Atencio dice estar sorprendido por la acogida que ha tenido la campaña: al parecer había una demanda que no estaba siendo atendida.

María Muñante, jefa del Servicio de Reproducción Humana del Loayza, dice que normalmente en ese hospital se hacían entre 5 y 8 vasectomías al mes. Esta semana, a raíz de la campaña, estaban programando un promedio de 10 vasectomías al día. Todo un récord.

Solo entre el lunes 14 y el viernes 18, el Loayza inscribió a 330 varones interesados en hacerse este procedimiento quirúrgico. Nilton Córdova (33) estuvo entre ellos.

Comerciante, padre de dos hijos de 6 y 2 años, decidió junto a su mujer cerrar la fábrica tempranamente. De esa manera, dice, podrán darles toda la atención y los cuidados de calidad que ellos requieren. Además, la pareja quiere montar un nuevo negocio y piensa que con otro bebé en casa sus proyectos se retrasarían.

–Mis padres tuvieron cinco hijos y solo tres de ellos pudieron tener acceso a la educación superior. Eso es algo que yo no quiero para mis hijos –dice–. Y antes la educación no generaba tantos gastos como ahora, que los chicos necesitan laptop, celular y hasta tablet para estudiar.

En la misma fila, metros atrás, Robertson Valle (30) y Karen Cano (29) piensan lo mismo.

–Mi mamá tuvo seis hijos y mi abuela tuvo diez –dice ella, que decidió acompañar a su pareja a inscribirse–. Si uno tiene hijos, piensa en la calidad de vida que quiere darles.

Robertson también estuvo muy interesado en venir porque le preocupaba la salud de su mujer: los anticonceptivos inyectables que se aplicaba cada tres meses le provocaban cólicos terribles y él no quería seguir viéndola sufrir.

Tanto Robertson como Nilton habían escuchado o leído por allí algunas de las creencias equivocadas que hay en torno a la vasectomía. Ellos no les hicieron caso y decidieron informarse. Con esa tranquilidad, recibieron su charla explicativa, firmaron su consentimiento informado y sacaron cita para que dentro de unos días un especialista los evalúe.

Si los exámenes salen sin inconvenientes, les darán fecha para la intervención. Será cosa de 20 minutos. Anestesia local, una pequeña incisión y clic, adiós conducto deferente. Después de dos horas, saldrán caminando sin inconvenientes. Al cabo de dos o tres días, retomarán su vida sin mayores problemas.