Sociólogo, máster en Antropología por FLACSO, docente de la Pontificia Universidad Católica (PUCP), analiza discursos, propuestas y muchas omisiones de los candidatos de la actual campaña electoral.
¿Los candidatos a Lima están enfocando bien sus ofertas electorales?
Creo que hay unas propuestas que se dan en el debate público, en la televisión, las entrevistas, los spots. Y hay otras que están en los planes de gobierno, más amplias y comprensivas, también con algunos problemas, pero es distinto. Si nos centramos en las del debate público, hay un primer paquete de propuestas altamente negativas para la ciudad.
¿Son perjudiciales para Lima?
Altamente perjudiciales. Por ejemplo, armar el serenazgo. Existe mucha evidencia a nivel internacional que ingresar 10.000 armas en un país con tanta corrupción y con tantos problemas es tener un problema: armas que van a empezar a pasar al ámbito de lo informal, al delito.
Es una propuesta que viene tanto desde la izquierda como de la derecha.
La planteó el primer ministro hace unos meses y está en la esfera pública desde hace mucho. Recuerde que hasta Castañeda llegó a intentar comprar armas para los serenazgos. Entre el 2015 o 2016 siempre estuvo en debate.
Esta vez lo dijo el candidato Alegría.
Y también lo han mencionado otros, de todos lados. Y hay que recordar que uno de los candidatos ante un enfrentamiento con comerciantes en Los Olivos sacó su arma y disparó al aire...
El señor Urresti...
... No importa el signo político, todos creen que es una solución, que así pueden pelear contra el crimen. Y es lo peor que nos podría pasar como ciudad... Y otra propuesta no solo perjudicial es la de la xenofobia. Esa idea de que tenemos que hacer un censo de los extranjeros, principalmente venezolanos, que debemos saber dónde están, qué hacen.
Censarlos y empadronarlos.
Sí, y casi poner como una caseta de seguridad donde viven. Es una propuesta terrible, por donde se le mire. Lo dijo Chehade y León, la candidata del Frente Esperanza.
¿Otras propuestas cómo las califica?
Hay un segundo paquete de propuestas: las irresponsables, las que no se pueden hacer, pero que la gente necesita o espera. ‘Yo voy a agarrar a las personas’, ‘voy a meterlas a la cárcel’, ‘voy a hacer cárceles’, todas esas propuestas que tienen que ver con seguridad y transporte como se vio en el último debate. Pero que no las podrán hacer. Ninguna de esas propuestas se pueden hacer porque no están dentro de sus competencias. Ellos pueden ir donde la Policía y hacer un convenio, pueden pedirles que trabajen con ellos, pero no son la Policía.
¿Esas propuestas las hacen por desconocimiento o las hacen adrede, por populismo?
Creo que la respuesta fácil es que es puro populismo, pero hay algo más complejo que eso... Hay que entender que la Municipalidad Metropolitana de Lima es como una víctima de su propia debilidad. Tiene muy poco presupuesto y para hacer cosas tiene competencias compartidas, tiene un problema administrativo gigante: 44 municipios distritales que no quieren hacer lo que ella dice. Cada uno quiere encargarse de administrar, con su propia autonomía, sus espacios. La Municipalidad de Lima queda como en el aire. ¿Qué hace? Según la ley, la Municipalidad de Lima es casi un ente estratégico, es quien piensa las intervenciones, las infraestructuras, por dónde va a crecer la ciudad, cómo debe de crecer, cuál es la visión de ciudad, cómo nos ponemos de acuerdo entre todos los distritos. Ese es un poco el rol que tiene la municipalidad de Lima, pero ninguno de esos aspectos es llamativo decirlo en una campaña.
¿Reconocer que depende de otras entidades no es nada llamativo para el candidato?
No lo es. Y como el candidato no puede hacer mucho tiene que prometer mucho. Entonces lo que aparece en todas las elecciones es: voy a hacer 15 obras. Nunca queda muy claro con qué presupuesto, porque el presupuesto es muy pequeño. Proponen hacer un montón en transporte pero hoy día no pueden porque lo debe hacer la ATU. Proponen muchísimo en seguridad y no pueden porque lo debe hacer la Policía... Y lo que es de su competencia directa, las políticas urbanas, no se discuten nunca porque no es atractivo.
El municipio tiene un presupuesto bajo y encima está el problema de las deudas.
Así es y cada nueva gestión se encuentra con un problema: que los municipios distritales, en su conjunto, tienen más presupuesto que la municipalidad metropolitana, que tiene el presupuesto más bajo per cápita a nivel de América Latina. Y como su capacidad es muy poca en plata, todos buscan endeudarse, a veces en condiciones no adecuadas, pero buscan endeudarse. Muchos candidatos dicen que van a obtener una deuda y con eso hacer una obra de infraestructura... como si fuera algo que se resuelve en tres días.
Y la deuda es millonaria.
Sí, la deuda es mayor que el presupuesto y si sigue el plan de deuda va a terminar paralizando la capacidad de gestión de futuras gestiones metropolitanas. Sí, hay un problema bien complejo y en el fondo tiene que ver con la estructura de financiamiento y recursos propios de la municipalidad metropolitana y de las distritales.
Y no se entiende que hay pocos recursos.
Para que nos hagamos una idea, hay un distrito en Lima, de los de alta renta, que por habitante por lo menos debe tener unas seis o siete veces más que lo que tiene Lima. Entonces, es poco lo que se puede hacer.
¿Y qué hacer con un municipio débil?
Lo que debe tener la municipalidad de Lima es visión estratégica. Porque, como dije, es hoy víctima de su propia debilidad. Es un actor político débil y un actor con capacidad de gestión débil, pese a que tiene un montón de instrumentos, pero no los pone en discusión, como el presupuesto.
Y se presentan propuestas irreales, como atrapar 200 ladrones al día.
En el Perú lo que está escrito en términos de tu plan de gobierno, luego de tu plan urbano, de tu plan de desarrollo, no es vinculante. Y, bueno, los planes de gobierno son un intento de proponer, pero hay candidatos que ponen dos líneas diciendo voy a reducir la pobreza y eso no es una propuesta. No hay un cómo, no hay un dónde, no hay un con quién, no hay en qué tiempo, un objetivo, un diagnóstico. Y no es vinculante.
¿Es un documento hecho para cumplir?
¿En los últimos 20 años, el municipio tenía la capacidad de endeudarse como proponen algunos candidatos? No. ¿En los últimos 20 años la municipalidad ha tenido la capacidad de intervenir en seguridad? Y así podemos ir por cada tema.
Y nos damos cuenta de que están proponiendo cosas que no van a poder cumplir.
Parece que lima fuese un trampolín. Tres fueron candidatos a la presidencia.
Creo que es importante ese punto adicional: a muchas personas no les interesa la candidatura de Lima. No es una elección llamativa. Siempre ha habido el sueño de que el alcalde o alcaldesa de Lima pueda ser presidente... Y creo que para algunos candidatos no importa lo que se diga —porque hay una erosión política más grande hoy que hace cuatro años—, no importa lo que hay que proponer, hay que hacer ruido, hay que inventar cosas... Es la locura a la cual estamos enfrentados.
¿Hay alguna otra explicación para que esta oferta electoral sea tan baja en propuestas?
Por un lado, tiene que ver con la propia erosión política a la cual estamos enfrentados hoy. La relación entre población y políticos está en un punto de deterioro absoluto y parece que el que grita más es el que tiene razón o el que insulta más. Hay un apetito por mantenerse en una esfera de lo visible y de repente no necesariamente es buscar un trampolín a la presidencia, sino que te permite estar en una discusión pública, el alcalde de Lima sabe que siempre va a tener una vitrina.
De allí eso de cerrar los mercados donde venden celulares robados, de comprar 10.000 motos, de empadronar a los venezolanos.
Todas suenan muy llamativas. Para el votante no está claro saber qué es lo que hace la municipalidad de Lima. Por ejemplo, las personas sabemos qué es una avenida metropolitana, una vía nacional, una distrital. Ahí hay un problema.
¿Hasta el momento entonces lo que más se está imponiendo es el show electoral?
Nadie quiere aceptar que la municipalidad de Lima puede hacer pocas cosas y esas pocas cosas son poco llamativas. No hay una discusión pública sobre zonificación, crecimiento urbano, programas sociales, prevención, en lugar de eso estamos hablando de capturar a 100 o a 200.
Se necesita más reflexión sobre Lima.
Por ejemplo, no se discuten los problemas de inequidad en Lima, donde todos los municipios están peleando por sus propios recursos. En algunos, por ejemplo, hay muchísimo serenazgo per cápita, por persona, en San Isidro, Miraflores, San Borja, y hay poquísimos en otros. Hay más policías en ciertos distritos. Hay más recursos en unos que en otros. Hay que pensar que la debilidad de Lima también es resultado de un modelo inequitativo entre los distritos. Algunos pueden conseguir más recursos propios o alguna transferencia mayor, otros no. Ahí, ¿cuál debería ser el rol del gobierno metropolitano? Esa pregunta no se la hacen los candidatos.