“Lo que me motiva es poder trabajar en las fuerzas armadas o en la policía. Quiero especializarme en criminalística y hacking ético. Todo el conocimiento lo usaré para hacer el bien”.
Adrián Guevara tiene 18 años, un sinfín de preguntas sobre su carrera universitaria, pero la convicción de que lo aprendido lo aplicará para ayudar a la sociedad. Él, junto a una treintena de jóvenes, acaba de ingresar a Ingeniería de Ciberseguridad, una nueva especialidad que abrió este año la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y que, en términos sencillos, formará a los futuros hackers éticos.
Actualmente, la figura del hacker está asociada a personas con un profundo dominio del mundo de la informática y que, desde la clandestinidad, pueden robar información valiosa de nuestras computadoras o teléfonos inteligentes –contraseñas, fotografías íntimas, bases de datos, etcétera– y usarla para extorsionar, sabotear o robar. Por algo, la Real Academia Española los define como “piratas informáticos”.
Pero desde hace algunos años, y dado el incremento de delitos y ataques informáticos, ha aparecido su contrapeso, los llamados expertos de la ciberseguridad, aquellos que, conociendo a profundidad las herramientas del hacker, las usan para proteger a las personas, empresas y gobiernos de sus fechorías.
Según Indeed, motor de búsqueda de empleo que abarca 50 países, la demanda de estos profesionales ha aumentado tras la pandemia y figuran entre las seis especialidades en tecnología más buscadas por las empresas.
Haciendo oídos a esta realidad, la UNI se alió con la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Seúl (SeoulTech), y en los primeros meses del 2020 empezó a elaborar el plan de estudios para formar a los profesionales que nos defenderán de los ciberdelincuentes en el futuro.
“La ciberseguridad es la unión de varias especialidades: de matemática, trabaja con algoritmos complejos; de telecomunicaciones, pues la información viaja a través de las redes; de programación y ciencias de la computación, y la UNI las tiene todas, responderemos con creces a la demanda de estos profesionales”, dice Daniel Díaz, director de INICTEL-UNI.
El docente y director de INICTEL-UNI, Daniel Díaz, en la facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica. Foto: John Reyes/La República
Durante ocho años, los coreanos darán acompañamiento a los profesores peruanos, promoverán intercambios estudiantiles, y ayudarán a la facultad a equipar sus laboratorios informáticos.
Hasta ahora los expertos en ciberseguridad se capacitaban en institutos o en cursos en el extranjero. Esta es la primera carrera universitaria en la materia que se abre en el país. “Es una especialidad que ha nacido casi con el pan bajo el brazo, tiene un campo de trabajo interesante… todos los días vemos en las noticias casos de clonación de tarjetas o robos de contraseñas de cuentas bancarias”, dice Luis Romero, decano de la Facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica.
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Sus impresiones se apoyan en las estadísticas. El Ministerio Público recibe tal cantidad de denuncias que, en 2021, tuvo que abrir la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia. Ese año, indicó en un informe, se sumaron más de 18 mil denuncias de cibercrimen. Entre los delitos más comunes figuraron la suplantación de identidad en redes sociales, la interceptación de datos personales, la clonación de tarjetas, las compras fraudulentas en internet y las transferencias de fondos no autorizados.
“Esta no es solo una carrera del presente sino del futuro, ya no estaremos seguros en el ciberespacio”, dice Piero Aliaga (18). “He visto lo vulnerables que somos en internet, o cómo caemos fácilmente en los fraudes, como pasó con los mensajes de texto falsos para cobrar el bono [Yanapay]”, dice Regina Villacrís (18).
Pronto, los conocimientos básicos de estos jóvenes –que descubrieron en el colegio el lenguaje de programación o escucharon hablar de la inteligencia artificial– serán potenciados. Aprenderán a crear mensajes cifrados con complejos algoritmos, analizar cantidades exponenciales de información, hasta saber detectar ciberataques y diseñar planes de seguridad para los sistemas de información.
Tendrán formación en hacking ético, un curso en el que aprenderán todas las pericias de un hacker e imitarán su conducta con el propósito de detectar las vulnerabilidades en un sistema informático, antes de que un atacante pueda aprovecharlas para causar daño real. “Un hacker ético reconoce y avisa sobre estas debilidades y plantea un plan de ciberseguridad”, dice Luis Romero.
Para ello, el próximo año, la universidad, gracias al convenio con SeoulTech, instalará un CyberRoom o salas de ciberguerra donde los estudiantes podrán simular situaciones de ciberataque que deberán controlar. Por ejemplo, cómo hacer frente a un ransomware, una modalidad de ciberdelincuencia que consiste en secuestrar los datos del personal o documentos confidenciales de una empresa o institución pública por las que se pide un rescate.
Y no piense que este delito es poco común, según el último informe presentado por FortiGuard Labs de Fortinet, solo en el primer semestre de 2022, Perú recibió más de 5 mil millones de intentos de ciberataques, y entre los más sonados está el ransomware. Ante ello, las pequeñas empresas se sienten desprotegidas. En un reciente estudio de Movistar Empresas, el 43% de las pymes aseguraron que no cuentan con ningún plan de defensa cibernética.
Esta es una de las varias posibilidades laborales en la que podrían desenvolverse estos jóvenes, pero también podrían hacerlo en la policía o en las instituciones estatales.
“A los alumnos también se les formará en las normas y legislación de ciberseguridad, pero sobre todo en ética; si no la tienen, seguiremos en lo mismo”, añade el decano.
Como decía Adrián Guevara, todo el conocimiento que absorberán en estos cinco años será para hacer el bien. Serán los hackers buenos, la kriptonita de los ciberdelincuentes.