Escribe: Carlos Contreras*
Los días de julio que han corrido entre las fechas del 6 y el 15 se contarán entre los más memorables de la historia de este país. Quienes tuvimos la suerte de vivirlos, hemos sido testigos directos de unos sucesos que podrían ser la base de la felicidad y prosperidad de esta nación, o todo lo contrario: el inicio de su infortunio y miseria.
Historiador, docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es autor de El aprendizaje de la libertad. Historia del Perú en el siglo de su independencia. (Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 2015), entre otros títulos
El viernes 6 de julio, el virrey acompañado de su ejército y sus funcionarios, abandonó Lima, con dirección a la sierra. Fue la primera vez desde que los españoles fundaron esta ciudad, hace casi tres siglos, que ocurría algo así. El hecho de que desde hacía unos días corría entre la gente el rumor de que esto ocurriría, no disminuyó la conmoción que provocó el espectáculo de la salida. Ese día, y los dos siguientes, todo fue confusión en las calles de esta ciudad. Muchas familias optaron por acompañar al virrey en su marcha al interior. Otras por refugiarse en los conventos o por dirigirse hacia el Callao, donde el Real Felipe parecía ofrecer un asilo seguro. Existía el temor de una sublevación de los esclavos, cuyo número era en esta plaza mayor al de sus amos. El fantasma de lo sucedido en Haití hace unos años llenaba de pavor a los limeños.
Durante tres días, la ciudad quedó desguarnecida. Para unos fueron de terror; para otros de esperanza. El marqués de Montemira, designado por el virrey como gobernador de la capital, invitó al general San Martín a tomar la plaza, temeroso de que la falta de soldados y de un mando político propicien los saqueos y el desorden. La entrada del ejército libertador ocurrió el lunes 9 de julio en medio de sensaciones encontradas, en las que se hallaron presentes tanto el miedo de quienes temían perder sus privilegios o propiedades, como la ilusión de quienes veían en la libertad y el autogobierno la oportunidad de un futuro mejor.
Después de su ingreso a Lima, el gobierno provisional de San Martín ha emitido dos medidas que tocan aspectos importantes para la vida de los peruanos. La primera fue que los hijos de los esclavos que nacieran en adelante serían hombres libres, no heredando ya la condición de sus madres. Conociendo las tendencias liberales de los dirigentes del ejército libertador y del partido de la independencia, existía la expectativa de que se decretaría de una vez el fin de la esclavitud, por lo que la medida provocó la desilusión de quienes, como los esclavos, aguardaban el anuncio de su libertad inmediata.
La segunda medida fue un nuevo Reglamento de Comercio, de obvia importancia en una ciudad como la de Los Reyes. Los productos extranjeros quedaron gravados con tasas de un 20%, que básicamente no modificaban las que regían hasta entonces. La novedad fue la exoneración de derechos para el azogue (fundamental para la producción minera), los libros e instrumentos científicos y las herramientas de trabajo y maquinaria para la producción. Fue una buena noticia para los empresarios y los amantes de la ciencia y las letras. Los mineros recibieron, en cambio, la mala nueva de que la plata y el oro no podrían exportarse, mientras que la salida de plata amonedada quedaba sujeta a impuestos.
El cabildo de la ciudad ha optado por sintonizar con el nuevo poder y organizó el día 15 un juramento de la independencia y la firma de un acta, no solo por parte de sus miembros, sino la de todos los vecinos que quisieran adherirse. En este momento ya se cuentan unas tres mil firmas. Para una ciudad que no llega a los sesenta mil habitantes, se trata de una cifra importante, considerando que solo firman los varones adultos considerados “vecinos”.
Hay enorme incertidumbre sobre lo que podría ocurrir en adelante. ¿Se consolidará el nuevo poder? ¿Qué nuevas medidas tomarán y qué harán con la numerosa población de chapetones que habita en la capital? ¿Recobrarán el control de Lima las fuerzas virreinales? ¿Llegará de la península un ejército restaurador? Todo es confuso.
(*) Historiador, docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es autor de El aprendizaje de la libertad. Historia del Perú en el siglo de su independencia. (Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 2015), entre otros títulos.
Cronología de la independencia del Perú 1821
4 de Jun Jaén proclama su independencia.
6 de jun. Batalla de Higos Urco, cerca de Chachapoyas.
24 de Jun Bolívar vence en Carabobo y libera a Venezuela.
5 de Jul José de la Serna nombra gobernador de Lima al marqués de Montemira.
► 6 de Jul El virrey José de la Serna abandona la ciudad de Lima.
► 9 de Jul Ingreso de San Martín a Lima.
12 de Jul El gobierno provisional decreta la libertad de los hijos de esclavos y da un reglamento de comercio que grava las mercaderías extranjeras y nacionales, suprime las aduanas terrestres, exonera de derechos el azogue, los libros, instrumentos científicos y toda clase de maquinaria. Se prohíbe la exportación de plata y oro, se grava la plata amonedada.
15 de Jul En cabildo abierto se jura la independencia y se firma el acta respectiva.
18 de Jul San Martín envía al cabildo limeño el diseño de la bandera para la proclamación de la independencia.
Edición y coordinación: Marco Zileri. Diseño: brian tejeda. Fuente: José de San Martín de Jean Baptiste. Plano de la ciudad de Lima, grabado de F. Delamare.