De vuelta a la élite del tenis, la española arrasó este domingo a la china Wang Yafan y clasificó a los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos, su mejor actuación en el Grand Slam de Nueva York, la ciudad donde nació.
Badosa, número 29 de la WTA, abrió la ronda de octavos del torneo barriendo a Wang (80) por 6-1 y 6-2 en una hora y 22 minutos de juego en la pista Louis Armstrong, la segunda mayor de Flushing Meadows.
La ex número dos mundial, que podría chocar en cuartos con la campeona vigente, Coco Gauff, celebró radiante su triunfo al recordar los duros momentos que atravesó por la lesión de espalda de 2023 que la llevó a pensar en la retirada.
"Hace unos meses pensé en abandonar el deporte porque mi cuerpo no respondía y volver a estar con las mejores del mundo es un sueño hecho realidad", dijo con una enorme sonrisa antes de abandonar la pista bailando de felicidad al ritmo del reguetón que le dedicó el DJ.
"Siempre escucho reguetón para motivarme. Me encanta este tipo de música", había explicado frente al entrevistador, cuando ya ensayó unos pequeños pasos.
Además de premiar su rebeldía ante el dolor, el regreso de Badosa a las alturas del tenis tiene un sabor especial por ocurrir en Nueva York, donde se crió hasta los seis años mientras sus padres trabajaban como modelos.
El US Open era el Grand Slam que más decepciones le provocó a Badosa, que no había pasado hasta ahora de la segunda ronda.
"No quiero llorar, pero recuerdo que el año pasado estuve aquí y me tuve que retirar", explicó antes de agradecer la conexión que está estableciendo con el público neoyorquino, que la ha adoptado como una de las suyas.
Después de sobrevivir a un punto de partido en la tercera ronda, Badosa respondió a lo grande el domingo con su mejor actuación del torneo frente a Wang, una tenista que hasta ahora no había ganado más de dos partidos en un Grand Slam.
El partido arrancó con dos juegos muy peleados pero, superada esa primera resistencia de Wang, Badosa se mostró implacable camino a sus segundos cuartos de Grand Slam tras los de Roland Garros en 2021.
"El partido comenzó como una batalla. Recuerdo que miré el reloj y llevábamos 17 minutos con sólo dos juegos. Era tan húmedo que pensé que iba a morir hoy aquí", afirmó Badosa bajo el techo de la pista Louis Armstrong.
Con su confianza restaurada, la española vuelve a dominar con la potencia de su derecha y un servicio afilado. También exhibe la fortaleza mental que le falló en sus primeros años en el circuito, cuando le asaltaron problemas de ansiedad y depresión ante la presión de responder a las expectativas.
La última montaña superada es una fractura por estrés en una vértebra que algunos médicos creían que terminaría con su carrera y que tuvo que tratar con inyecciones de cortisona.
"En ese momento, sentía dolor cada día al despertarme. Con todos mis respetos, para mí el tenis no tiene sentido si no estoy (compitiendo) en la cima", explicó Badosa, que sólo tres meses atrás estaba hundida en el puesto 140 del ránking.
"Recuerdo que le dije a mi entrenador: 'Voy a darme este año y veremos si esto funciona', y está funcionando", revela con una sonrisa.
En cuanto el dolor le dio un respiro, Badosa ha escalado desde el puesto 140 del ránking hasta asomarse ahora al top-20.
En Wimbledon alcanzó los octavos y en la antesala del US Open conquistó el título del WTA 500 de Washington y llegó a semifinales del WTA 1000 de Cincinnati.
En Nueva York es la única raqueta española con vida, tras la caída de Carlos Alcaraz, y la primera jugadora en llegar a cuartos desde Carla Suárez en 2018.
Para suceder a Conchita Martínez, la última española en semifinales en 1996, deberá batir a la estrella local, Coco Gauff, o a la también estadounidense Emma Navarro.
"Sé que ese día el apoyo no será para mí. Aunque yo haya nacido aquí, creo que sólo les importa la bandera, pero lo entiendo perfectamente", auguró. "Seguirá siendo genial. Me gustan este tipo de retos, nací para jugar en grandes escenarios".