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Eduardo Romay y su duro análisis sobre el presente de las selecciones de vóley: "No es un logro el Mundial Sub-17"

El capitán de la selección peruana masculina de vóley cuestionó el enfoque que se viene implementando para rescatar de la crisis actual a la Federación.

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Eduardo Romay fue clave para la elección de Lima como sede de los Juegos Panamericanos 2027. Foto: composición LR/Jazmin Ceras

Eduardo Romay se ha convertido en una de las voces más representativas del vóley peruano. Luego de culminar su participación como comentarista en la Liga Nacional de Vóley 2024, el capitán de la selección peruana masculina analizó la crisis que afronta la Federación, el daño que le hacen los estereotipos al desarrollo de los deportistas y consideró que organizar el próximo Mundial Sub-17 no necesariamente debe considerarse un logro.

En diálogo con La República, el voleibolista de 28 años también habló sobre la participación de la delegación peruana en los Juegos Olímpicos París 2024 y su rol dentro del COP (Comité Olímpico Peruano) con miras a los Panamericanos Lima 2027.

—Estuviste presente como comentarista en la reciente LNSV, ¿cómo así te animaste a ser comentarista?

—De hecho, a mi me habían llamado para la final del año pasado, pero se me cruzó con un viaje que yo tomé para ir a jugar a India. Ya existía esta posibilidad. Llegó esta liga, me preguntaron si iba a ir a jugar al extranjero… Justo se me dio la oportunidad de trabajar con el Comité Olímpico Peruano, tenía un par de eventos con campañas en redes, se me juntó todo y dije ya es el momento.

Es muy bonito porque uno se pasa toda la vida viendo vóley. Ya tengo 11 o 12 años jugando con la selección; entonces, para mí es muy importante ver vóley porque uno aprende mucho. Estás rodeado de información constantemente por lo mismo que uno lo jugó y lo vivió. Fue muy importante, para mí, porque al momento de comentar y decir cosas empiezas a analizar mucho más a las jugadoras y valorar mucho lo que pueden hacer; sobre todo en el nivel táctico-técnico. Siento que me ha hecho apreciar mucho más mi deporte. 

—¿Qué te pareció la final entre Alianza y San Martín, fue histórica para las blanquiazules?

—Histórico también fue por toda la liga. Hablamos de una San Martín que se pasó invicta toda la temporada y que, finalmente, perdió los últimos dos partidos que no debía perder. Fue superduro. El trabajo de Alianza fue un poco más silencioso: se entrenó no solo para ganar, también para perder. No es fácil la forma en que perdió la primera final y poder remontar en la segunda de una manera muy superior y en una tercera final mucho más pareja. Era un Alianza que mentalmente estaba mejor preparada que la San Martín. Una San Martín que sabe ganar, pero al momento de perder no supo manejarlo.

—Sobre todo porque Alianza venció a Regatas en semifinales, su verdugo en los últimos años

—Lo de Regatas era un nombre grande, pesado, que estuvo tanto tiempo ahí. Para ellas fue muy bonito eliminar a un equipo que les hizo perder finales. Creo que, para ellas, fue un extra o un bono. Lo de Regatas fue una temporada complicada y que al final Alianza Lima supo aprovechar muy bien.

—Un tema en el que tú siempre haces hincapié es el de los estereotipos, ¿qué tanto está afectando esto al desarrollo de los deportistas?

—Existen muchos deportes que están viviendo bajo los estereotipos, son víctimas de los estereotipos. Como las mentalidades retrógradas que tenemos como sociedad en el Perú limita el crecimiento de nuestros deportistas. La estabilidad emocional que puede tener un deportista hoy en día, o que haya tenido un círculo cercano muy fuerte para seguir en su deporte, no significa que no haya leído comentarios o se hayan perdido muchos deportistas. En el caso del vóley masculino, hemos perdido varios deportistas con biotipo de 2 metros y que saltaban muchísimo, no se quisieron involucrar en el tema de selección porque tenían miedo de lo que les iban a decir en el colegio. Mira el daño que le estamos haciendo a un deporte por estereotipos y por cosas que no tienen fundamento y razón de ser. 

Esto pasa en mi deporte, creo que es uno en el que más se visualiza. Le pasa al fútbol femenino, al skate que les dicen que son "pastrulos", con los mismos surfers que les dicen "fumones" o te pueden decir "machona" por hacer karate. Es un daño muy grande que le hacemos al deporte. Es muy triste que cada vez que yo salgo a hablar de algo así, lo único que hace la gente con sus reacciones, en una gran mayoría, es reafirmar esto que yo estoy diciendo. Estos ejemplos son algo muy claro del daño que le hacemos a la sociedad peruana.

—En el caso del atletismo, específicamente en la marcha, hay nombres como Mary Luz Andia que denunciaron discriminación por maternidad

—Es un tema que lo conversé con Paola Mautino, quien es una amiga muy cercana que está en la comisión de IMD (Igualdad Mujer y Deportes). A ellas les quitan el tema del apoyo al deportista si se embarazan. Es muy polémico. Ella me decía que podía entenderlo, como decirlo, desde un nivel legal, pero no es tan simple. Es mucho más grande que eso. Estoy completamente de acuerdo, se tienen que hacer políticas de protección a la mujer. Paola siguió haciendo deporte dentro de sus posibilidades, se mantuvo en actividad, tuvo a su hijo y a los 2 meses, ella dirá que no, pero ya estaba. Ella pudo regresar al deporte. Tomó decisiones de maternidad. Si una mujer quisiese, ella tranquilamente puede regresar. Para ello, necesita que ese apoyo se mantenga y es un tema netamente de discriminación.

Tuviste un rol protagonista en la elección de Lima para los Panamericanos 2027 con tu discurso. ¿Cómo se estaba llevando el tema de la organización, teniendo en cuenta la base del 2019, y cuál es el rol que cumples dentro del COP (Comité Olímpico Peruano)?

—Yo veo lo que es representación al deportista. Lo que tiene que ver con la voz, integridad, profesionalismo. No toco su entrenamiento específico, yo voy mucho más allá de lo que le rodea. No veo tanto el tema organizativo. Lo mío va directamente con el deportista dentro de lo que el Comité Olímpico Peruano pueda hacer (...).

La elección de que yo haya ido a dar un discurso, y el discurso que di viene a ser un reflejo de lo que el deportista quiere y lo que el COP nos promete. Yo hablé con Renzo Manyari (presidente del COP) y me dijo que el deportista va a pasar a ser el principal protagonista. Estamos acostumbrados en otros Juegos a cosas tan simples como ver al directivo o al presidente adelante en las inauguraciones; un pequeño cambio es que ahora todos van a ir en la parte de atrás porque ese es el enfoque: el deportista es la prioridad, el protagonista, el actor principal. 

Bajo ese concepto, es entender que para muchos de nosotros, como la selección de vóley, los Juegos Panamericanos son la cita deportiva más grande a la que vamos a llegar, son nuestros Juegos Olímpicos. Existirán deportistas que son campeones mundiales y olímpicos que la cita más importante no son los Panamericanos. La idea del COP es preocuparse por todos los deportistas para que vivan los Juegos Panamericanos como la cita más importante de sus vidas. Quizás para alguien los Panamericanos no es tan importante, pero para otros es la meta de su vida deportiva. Bajo ese enfoque, se está construyendo algo muy positivo (...).

Eduardo Romay fue comentarista en las finales de la LNSV 2024. Foto: Twitter/Eduardo Romay

—Eres un deportista que tiene varias facetas. Pensando en lo que se viene después del vóley, ¿crees que tu carrera apunta hacia el tema directivo?

—Eso es lo bonito. En el Comité Olímpico todos son jalados de algún deporte. La mayoría son exseleccionados o seleccionados que siguen vigentes. Se plantea este concepto de que el que entiende el deporte es el deportista. Al final, bajo la idea de que tienes una carrera, yo estudié Comunicación Corporativa y otros los mismo con administración y leyes. Él entiende que yo, como capitán de la selección, todavía tengo responsabilidades con mi país. Es empezar a dar un paso más hacia una carrera profesional después del deporte. Al final, yo me dediqué a mi deporte y esto parece una línea lógica a seguir.

—Hace poco salió una serie de denuncias sobre las carencias en la Federación. ¿Cuál es la realidad del vóley a nivel de selecciones y qué está pasando?

—Lo que sucede es que el actual presidente, Gino Vega, se encontró con una situación sumamente difícil en la Federación de Vóley: existen deudas muy grandes y que están enterrando lentamente el vóley. Estas no son deudas que llegaron con Gino Vega, son deudas de años que pueden ir hasta los (años) 80. Entonces, el tema es que, cuando Gino Vega entra a la Federación, él tiene la idea de cambiar un poco el concepto de manejar las cosas. Lo que hacían los antiguos presidentes era dejar las deudas de lado, que sigan creciendo, se enfocaban en las selecciones y decían: "Bueno, las deudas se verán en el siguiente mandato". Se la tiraban al siguiente presidente. Eso era un gran problema. Lo que hizo Gino Vega fue adoptar la deuda y tratar de bajarla lo más que pueda. Mi crítica en su momento hacia Gino Vega es que… no está mal lo que él tratar de hacer, está intentando saldar una deuda enorme para evitar que la Federación se vaya a una bancarrota, que ya estuvieron muy cerca de estarlo. Ese enfoque es para aplaudir.

Lo que a mí me molestó en su momento es que en el intento de salvar a la Federación de las deudas se olvidó del deportista. Yo me reuní con Gino Vega. Las cosas que yo salgo a decir siempre pasan por procesos: hablo con mi entrenador, luego con la Federación y, si no me hacen caso, las hago públicas. Yo no soy loco y salgo a gritar las cosas. Yo hablo con Gino y le digo que el problema en poner toda la plata en saldar deudas es que se está perjudicando el crecimiento de tus selecciones. Cuando lo dijo Esmeralda Sánchez, y yo también lo dije, que no existía agua en la Federación, no tiene que ver con que no podamos llevar una botella de agua para entrenar. Un sol de agua no va a perjudicar nuestra economía. Va más allá de eso. Si ni siquiera tenemos las cosas básicas, qué podemos esperar en una gira. Si ni siquiera podemos solventar los gastos en una buena Federación, qué podemos esperar de una buena preparación. Hablé con Gino y le dije: "Entiendo que tengas que pagar deudas, pero al sacrificar esto, que no habrá giras este año o dar uniformes, estás haciendo que el nivel de sus selecciones bajen y pierdas auspiciadores. Sin eso no hay plata para pagar las deudas". A Gino le dije que mi enfoque, que lo puede tomar como quiera porque yo no soy economista, es mantener a tus selecciones activas, entrenando, subiendo, para que las marcas se interesen en auspiciar y, con ese ingreso, pagar las deudas.

No voy a hablar de la selección masculina porque está en un crecimiento, pero no en el que debe para que las grandes marcas se interesen… pero qué marca va a querer auspiciar a la selecciones femenina que está quinta en Sudamérica. Yo creo que las cosas van a cambiar, pero ya se nos complicó. De mantenernos en un podio sudamericano, ya pasamos al quinto lugar. Qué pasó con esas marcas, a ninguna le interesa porque no tiene ningún atractivo auspiciar al último de Sudamérica. Eso es lo que tiene que cambiar. Ese fue el enfoque que propuse: no puedes abandonar a las selecciones para saldar una deuda, tiene que haber, por lo menos, un 50-50. Entender que no van a ser los mejores años de la selección, pero no puedes dejarlas sin giras. Perú no tiene el biotipo para eso. Por ejemplo, a un Brasil si no lo mandas en gira, es un país que tiene 3 millones de personas de 2 metros que le pegan a 3,70 de altura y que entre ellos se pueden entrenar. En Perú, no existe gente alta, las chicas o nosotros no vamos a ir a jugar contra jugadores de 1,90 (ellas) o 2,05 metros (ellos). Cuando llegamos a un campeonato nos sorprendemos porque los bloqueos son altísimos, le pegan mucho más fuerte y sacan mucho más fuerte. Hasta que te adaptes a un campeonato, este ya terminó. Entonces, para nosotros, como país, es muy necesario el tema de las giras, las preparaciones, la inversión. No te puedes quedar en Perú. Puede que nosotros entrenemos, la masculina y femenina lo hace a doble horario y se matan, pero nos terminamos conociendo todos. Aprendemos a leernos entre nosotros, pero no crecemos. Es muy necesario que salgamos de la zona de confort y busquemos esos viajes. Eso es lo que se sacrificó durante mucho tiempo.

Eduardo Romay participó en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Foto: X/Eduardo Romay

—¿Qué se espera con el Mundial Sub-17 que se viene, un evento que, de alguna manera, despierta expectativa?

—No creo que el Mundial genere mucha expectativa. Lo dijo Rizola, la cabeza de la unidad técnica y entrenador de la mayor. Él dijo que va a asumir la dirección técnica de este equipo; no va a ser el entrenador, pero las va a dirigir en este Mundial porque dice que Perú no tiene los entrenadores del nivel suficiente para un evento de esta magnitud. Él dijo que Perú no va a pasar ni siquiera la primera ronda. Entonces, si tu jefe de unidad técnica dice eso, las cosas que se tendrán que preguntarle a la Federación son qué ganamos y cuáles han sido las proyecciones económicas… Tal vez están esperando que Perú llene los coliseos, no lo sé, pero para mí sería la única proyección lógica para albergar un Mundial Sub-17 que no lo quiere nadie. En el mundo, el masculino es el que lleva la delantera en tema de petición de campeonatos. El masculino domina el mundo a nivel de público. Es como en el caso del fútbol, el masculino es el que domina. Perú es uno de los pocos casos extraños donde el femenino va sobre el masculino. Entonces, es por eso que Perú alberga tantos campeonatos, Sudamericanos y Mundiales, porque no mucha gente los quiere pedir. Somos de los pocos países que todavía llenan coliseos en mayores, imagínate de los pocos países que pueden hacerlo en sub-17. No es un logro albergar el Mundial Sub-17. Hay que ver cuáles son las proyecciones y la necesidad. Si tu jefe de unidad técnica te dice que no van a pasar la primera ronda, no sé cuál fue la proyección de la Federación y habría que preguntárselo a ellos.

—¿Qué proyecciones se tiene con la selección masculina de vóley?

—Con la selección masculina la meta es muy clara: los Juegos Panamericanos es el evento deportivo al que queremos llegar. Es lo máximo que puedo anhelar, por lo menos yo, como proyección. No es mediocre, es simplemente saber dónde estás parado para poder crecer y el 2027 es nuestra meta. A partir de ahora, lo que tenemos claro como selección es que todo el mundo quiere ganar y quedar primero, pero nosotros si tenemos que sacrificar campeonatos para encontrar un equipo o tener chicos de 18 años jugando de titulares para el 2027, se va a hacer. Puede, o no, que se nos vengan tres o cuatro años donde Perú va a estar mal. Nosotros vamos a invertir ciertos campeonatos en el crecimiento de jugadores con proyección para soltar todo en el 2027.

Este año solo vamos a tener una Copa Panamericana y va a ser un año en el que no se puede esperar mucho de la selección masculina. Si nos va bien, aplaudimos y todo, pero vamos a buscar cosas diferentes. Tenemos claro que el público se nos va a venir encima, pero nosotros tenemos en la cabeza que Lima 2027 es el objetivo y vamos a trabajar para eso.

—Ahora que trabajas más de cerca en el COP, París 2024 pueden ser unos Juegos Olímpicos histórico para el Perú; sobre todo con Kimberly García y varios deportistas que tienen opciones de ganar medalla. ¿Qué sensaciones te genera?

—Los ojos del Perú deben estar en Kimberly. Lo de ella fue superior durante los últimos 2 años; es la primera del mundo indiscutiblemente. Estamos cerca de decir que es la mejor deportista peruana de la historia. No hemos tenido una deportista que deje de campeonar mundiales. Podemos hablar de Alexandra Grande, pero ahora no existe el karate en estos Juegos. Stefano Peschiera es un deportista para ver, siempre estuvo dándole vuelta al top 10 en vela y va a ser muy interesante. Habría que ver a las chicas de parabádminton, los chicos de surf, el skate también que siempre estuvo en el top 5 a nivel mundial. Creo que va a haber mucho para emocionarse en estos Juegos Olímpicos, a diferencia de otros que no había mucha expectativas para una medalla. Acá si va a valer la pena amanecerse para ver a estos chicos.