Si es que Melgar quedó fuera de competencia de los torneos internacionales de este año, no fue solamente porque Patronato dio el gran golpe y venció al Atlético Nacional en Colombia. Los argentinos quedaron en tercer lugar y los arequipeños en cuarto, los primeros avanzaron a la Copa Sudamericana.
La sensación que tiene el hincha es, obviamente, de decepción y bronca. Más allá del sorpresivo resultado de los argentinos quedó en la retina la estrepitosa goleada sufrida en la fecha final de la fase de grupos, 4-1 ante Olimpia.
En este partido hubo una sucesión de errores que sepultaron en 31 minutos al equipo que no tuvo reacción. Soso fue atrevido y pagó caro. Puso una línea de tres, que le estaba dando buenos resultados en la Liga 1, pero que no funcionó ante el primero del grupo, Olimpia.
Serios errores de Deneumostier, quien cometió un penal a los 10 segundos, mandaron al tacho las aspiraciones melgarianas. Se suma que puso en el arco a un juvenil como Jorge Cabezudo, que, si bien es cierto, está en franco crecimiento, no podía dar talla en un partido decisivo por Copa Libertadores. El segundo y tercer gol fueron su responsabilidad por malas decisiones en las salidas.
No es un secreto que a los equipos peruanos les cuesta jugar dos torneos en forma paralela. Melgar no se reforzó bien, y si lo hizo fue con malas elecciones como la del delantero argentino Pablo Magnín.
Es posible que la directiva haya pensado que con el 90 por ciento de jugadores del año pasado, finalistas en la Liga 1 y semifinalistas en Copa Sudamericana, la historia se iba a repetir este año, más aún manteniendo el entrenador Pablo Lavallén, quien no llegó a los jugadores para ganarse su confianza y, además, su trabajo diario no era fructífero en la mejora del rendimiento colectivo.
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En las siete participaciones que tiene Melgar en Copa Libertadores nunca pudo avanzar a la siguiente fase. Este año, por lo menos, sumó cuatro puntos en mérito a un empate y una victoria en casa. Sin embargo, y como mal ejemplo, en 2016 no sumó puntos y fue colero.
Mariano Soso dirigió a Melgar desde la primera fecha ante Olimpia. En abril tenía operativos a Reyna y Ramos como laterales, sin embargo, su juego decayó junto a Alexis Arias en medio campo fueron inoperativos. Además, Tomás Martínez aún no llegaba a su mejor nivel.
Ante Nacional, en Colombia, probó a Leonerdo Miflin como central, tampoco hubo buen resultado, la derrota de 3-1 empezaba a dar la alerta de una mala campaña. Todo empeoró cuando Melgar cayó 4-1 ante Patronato en Argentina. Aún con cuatro defensas al fondo no pudo resistir la presión de los locales.
Tocaba la vuelta a casa. Melgar recibió al Atlético Nacional de Colombia con la convicción de lograr su primer triunfo. Hubo mejora en el equipo, pero igual perdió. En los últimos minutos del partido le hicieron el 1-0. La clasificación a octavos de la Libertadores se esfumó, sin embargo, el tercer lugar daba un cupo a la Copa Sudamericana.
En la quinta fecha Melgar jugó el mejor partido de su historia en el torneo continental. Goleó 5-0 a un Patronato débil y rendido ante la rapidez de los melgarianos. El triunfo resonó porque fue el primero de un equipo peruano ante un argentino por goleada.
Melgar se agrandó y también empezó a mejorar en la Liga 1. Para esto, Soso ya utilizaba el 3-5-2 que le daba buenos resultados. Superó a Patronato en la tabla y tenía chances de llegar a Sudamericana, sin embargo, todo se desplomó en la última fecha.
Melgar volvió a su realidad con un 4-1 vergonzoso en Paraguay, y, además, el triunfo de Patronato en Colombia lo devuelven al llano ya a tratar de salvar el año con una mejor campaña en la Liga 1. Para eso se reforzaron en el medio campo y delantera con Pablo Lavandeira y Beto Da Silva. Será cuestión de esperar.