Por Mariano López V.
Salvo una que otra excepción, ante Chile, el Perú de Ricardo Gareca siempre fue extremista: se jugaba como los dioses (las goleadas 3-0 en Miami 2018 y Copa América 2019) o se perdía sin mostrar la rebeldía que exige un partido de Eliminatorias (el 2-0 de la primera rueda). Esta vez no podía ser así, no podíamos ser exquisitos. Era sumar de a tres a como dé lugar.
La primera media hora del encuentro evidenció dos equipos incómodos y apresurados con el balón, pero voluntariosos y aplicados sin él. La visita, el tercer equipo de toda la Eliminatoria con más posesión, intentó salir a proponer su juego habitual, basado en la superioridad en el mediocampo que suelen crear Pulgar y Aránguiz (esta vez sin Vidal). Perú, con su nuevo triángulo en el medio sector, compuesto por Aquino, Peña y Yotún, obstaculizó las conexiones sureñas y servía para emparejarse numéricamente cuando Sánchez retrocedía para recibir y girar. La mayor preocupación era la marca, pero no la generación de juego, de tal manera que ambas escuadras terminaron anulándose en un espacio fundamental del campo. Solo una genialidad o un error producto de una desconcentración podían desnivelar el marcador.
Lo segundo terminó ocurriendo, cuando Christian Cueva y Mauricio Isla se enfrascaron en una breve disputa previa a un lateral y el peruano, en la jugada siguiente, ‘madrugó’ al sureño, robándole un balón clave dentro del área para luego sacar provecho de un rebote del portero Bravo (35′). Ya con el 1-0, era el momento indicado para que el ‘Tigre’ Gareca proponga otro tipo de partido. La pelota, de ahí en adelante, debía ser nuestra mejor arma para mantener el marcador tal y como estaba.
christian cueva
Así arrancó el segundo tiempo, con la visita más expuesta en defensa debido a su necesidad de salir en busca de la igualdad y una Blanquirroja con mayor confianza, sabiendo ocupar los espacios libres y manejando los hilos del partido a placer. Yotún, Trauco y Cueva, recostados por izquierda, impusieron condiciones hasta encontrar el segundo tanto del partido, producto de una combinación que refleja el histórico estilo peruano. Un ‘tiki-taka’ dejó solo a Peña para rematar — y luego aprovechar— otro flojo rebote del ‘1′ chileno, desatando la felicidad del enérgico público que se dio cita en el Nacional. El triunfo dejaba de ser una necesidad y se volvía, de a pocos, una realidad.
El silbato del uruguayo Christian Ferreyra lo confirmaría a los 95′: la Bicolor lo volvió a hacer. Con lesiones en contra, con una desalentadora tabla de posiciones y con la obligación de ganar el ‘Clásico del Pacífico’ para seguir soñando, Ricardo Gareca y sus muchachos lo volvieron a hacer.
Ahora, a La Paz.
peru vs. chile