El Jiangsu FC, vigente campeón de la Superliga china, anunció la suspensión de operaciones del equipo a causa de la grave crisis financiera que atraviesa la empresa Suning, propietaria del club.
“Debido a todo tipo de factores incontrolables, el Jiangsu FC es incapaz de seguir jugando en la Superliga china”, se leía en el comunicado emitido a finales de febrero, donde precisaban la desaparición no solo del equipo masculino, sino también de su conjunto femenino, campeón nacional en el 2019, y de las divisiones menores.
El club que alguna vez tuvo entre sus filas a jugadores como Ramires, ganador de la Champions League con el Chelsea en 2012 y por quien pagó 28 millones de euros, o al multicampeón director técnico Fabio Capello, se encuentra en la búsqueda de accionistas para que el club no desaparezca por completo.
Sin embargo, antes del anuncio, el entrenador y su máxima estrella, el brasileño Alex Texeira — al que reclutaron en 2016 por 50 millones de euros—, ya habían oficializado su salida del club, que tampoco se encontraba al día en el pago de los salarios de sus trabajadores.
El Jiangsu no es la única institución del fútbol chino que se ha tenido que retirar del mercado. El Tianjin Tianhai se disolvió en mayo del 2020 y el Shandong Luneng fue recientemente apartado de la Liga de Campeones de Asia por deudas. En total, ya son 16 los clubes de las primeras tres divisiones profesionales de China que han desaparecido.
Para controlar la crisis financiera, la Federación China limitó el salario máximo de los jugadores extranjeros a tres millones de euros al año, mientras que el tope para los futbolistas locales se impuso en 630.000 anuales a partir del primer día del 2021.
Según los datos de Finance Football, hasta el año pasado, el brasileño Oscar era el jugador con el sueldo más alto de la liga con 24 millones de euros al año. Lo seguía el congoleño Cédric Bakambu con un salario que rondaba los € 20 millones y en tercer lugar se encontraba el mundialista Hulk con 15 millones. Al día de hoy, solamente Bakambu continúa en el fútbol chino.
A pesar de la presente situación, desde el país asiático no abandonan su sueño de organizar la Copa del Mundo del 2030. Para la agencia estatal Xinhua, este momento de austeridad económica es una oportunidad para “respetar las leyes del fútbol y las leyes del mercado, cultivar el talento juvenil y trabajar para el largo plazo”.