Aproximadamente 4.500 futbolistas de Arequipa se quedaron con las ganas de saltar a la cancha y competir en el tradicional torneo de la Copa Perú. La pandemia lo paralizó desde marzo.
En las siete ligas provinciales, cerca de 300 equipos competían año tras año desde la etapa distrital. Cada uno formaba su plantel con un número ilimitado de jugadores y un mínimo de 15.
La mayoría de clubes se formó en los barrios distritales. De jugar en las pistas, se trasladaron a los campos de fútbol por la rivalidad entre familias, con el afán de promover el deporte y de distraer los fines de semana a la población.
Las “estrellas” ganaban un promedio de dos mil soles mientras que a otros integrantes se les daba dinero solo para sus pasajes y propinas. Además, el salario del entrenador era acordado con la directiva e iba a la par del mejor jugador del plantel.
Los montos aumentaban si es que el equipo avanzaba a la etapa provincial, departamental, regional y finalmente la nacional. Según las bases, hasta este 2020 solo uno de miles de equipos en todo el país, lograría su ascenso a la división profesional.
"Los equipos, en su gran mayoría, se organizaron para competir en los distritos, inclusive han pagado de forma adelantada a los jugadores, pagaron transferencias, inscripciones, carnés, al entrenador. Ese dinero no se va a recuperar”, explicó el presidente de la Liga de Socabaya, Raúl Murillo, quien además promueve el fútbol en las categorías de menores, segunda división, senior y master.
En marzo se jugaron apenas dos fechas en algunas ligas distritales. Vino el estado de emergencia y se prohibió toda actividad deportiva en el país. “La pandemia arruinó todo y el futuro es incierto”, señaló el dirigente.
En el hipotético caso de que en el 2021 vuelva la Copa Perú qué pasaría si un jugador se contagia y por lo tanto a sus compañeros. ¿Habrá presupuesto para que se hagan pruebas al plantel? ¿Quién asumiría los gastos si es que un integrante se enferma?
“No creo que haya la capacidad económica para asumir gastos de esa magnitud ni directivos que quieran asumir esa responsabilidad. Si es que no hay ayuda, vemos un panorama sombrío, no hay mucho optimismo que digamos”, respondió.
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Aparte de los salarios o propinas, los representantes de cada distrito realizan gastos que van a las arcas de la Liga Departamental de Fútbol de Arequipa (LIDEFA), como la inscripción de jugadores (10 soles), transferencias (55 soles), derecho de participación (50 soles), exámenes médicos (5 soles) y arbitrajes (100 soles). Por ende, las pérdidas económicas sobrepasan los 50 mil soles para la LIDEFA, tomando en cuenta que también hay cobro por reclamos y multas.
¿De dónde sale el dinero para pagar estos montos? Murillo dijo que hay personas que apoyan desinteresadamente, también están los auspiciadores y en ocasiones las municipalidades que dan uniformes.
En Arequipa, la única liga que no inscribe equipos es de la provincia de La Unión. Este año, Chiguata y Sabandía no se registraron porque deben tener como mínimo tres clubes para su torneo. El resto, menos Mollebaya, Santa Rita y Yarabamba, tienen a 10 clubes en sus ligas.
Futbolistas de la Copa Perú se quedaron sin ingresos económicos. Foto: Jorge Jiménez.
Uno de los ejemplos de lo perjudicial que fue la para del campeonato es Paúl Linares, quien año tras año demostraba su talento para el fútbol y fulbito. A sus 23, el buen volante de ataque domina el balón con la derecha y la izquierda, fue fichado por el San José en la Liga de Socabaya. El club solventaba los gastos de sus estudios y algunos temas personales.
Paúl tenía contrato hasta este 2020 y felizmente la directiva le comunicó que quiere contar con sus servicios para el próximo año si es que hubiera Copa Perú.
“Una de mis pasiones es la gastronomía y empecé bien el año con los estudios. Al inicio pensamos que solo nos alejábamos de la cancha por quince días pero esto de la pandemia no acaba y sigue golpeando”, explicó el futbolista.
En la charla con La República contó que muchos de sus compañeros también se vieron afectados porque el ingreso económico les permitía “parar la olla” en la casa. “Hemos tenido que agenciarnos con otro tipo de trabajo para ganar algo. En los torneos de fulbito también nos daban algo pero hoy no hay nada de eso”, comentó.
La pelota no rodó más en Arequipa desde marzo. Nadie puede por lo menos “pichanguear” en el barrio. El deporte se detuvo y con ello muchos perdieron físico, estudios y salud. Habrá que esperar un mejor año 2021 y sin pandemia.