Por: Lucero Páucar
El coronavirus ha puesto en jaque más de un evento deportivo, pero los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 siguen en pie. Es por ello que nuestros deportistas continúan su lucha por un cupo. Uno de ellos es Marko Carrillo, quien creció en medio de disparos y competencias de un deporte que se convertiría años después en uno de los motores de su vida, aparte de su familia, a la cual hace responsable de sus más grandes logros.
Marko recibió este ‘gen’ al nacer en el seno de una familia compuesta por tiradores profesionales, desde su bisabuelo, su abuelo –que disparaba fusil–, y su padre, pistola. Cuando era niño, intentaba acompañarlos a las competencias siempre que le era posible, pero fue recién en los Juegos de Londres 2012 cuando decidió continuar con el legado familiar.
Abordado por la nostalgia, se conmueve al recordar la escena que sería su despertar en el tiro, pues desde Barcelona 1992 religiosamente seguía expectante todos los Juegos Olímpicos. Era el escenario escogido y el cubano Leuris Puppo –medalla de oro en la modalidad de tiro rápido a 25 metros–, el protagonista de ese mágico momento.
“Yo nunca había visto a un latino ganar una medalla en los Juegos Olímpicos, solamente tenía conocimiento de Edwin Vásquez, quien ganó la medalla de oro ya muchos años”, recordó sin imaginar que, más de una década después de aquel día, compartirían una linda amistad que inició en el Campeonato de las Américas en Guadalajara 2017, cuando estuvieron juntos en el podio por primera vez. “Le he dicho que gracias a él puedo estar en el tiro deportivo de esta manera y se siente muy contento de, sin habernos conocido, haber conseguido que una persona pueda tenerlo como emulo, como un ídolo a quien seguir”, agregó.
En Lima 2019 volvieron a verse en el podio, luego de que Puppo obtuviera la medalla de plata en la modalidad de tiro rápido en la cual el cubano es especialista y Marko obtuviera la de bronce, logrando pasar a la final tras romper el récord nacional . “Fue la mejor actuación de mi vida”, indicó.
Se acercaban los juegos ODESUR de Cochabamba 2018 y un mes antes había sufrido un accidente de moto donde se fracturó la clavícula, situación que estuvo a punto de dejarlo fuera de dicha competencia, pues los doctores le pronosticaban más de 6 meses de para, sin embargo, Marko decidió jugársela y con ayuda de la fisioterapia deportiva y el departamento médico del IPD logró su recuperación en un tiempo récord de un mes.
“Viajé a la competencia con un poco de temor, porque había tenido casi un mes y medio de para. Mentalmente no estaba preparado. Había tenido un bajón, porque antes de esto venía en alta, había estado de finalista en una Copa del Mundo, un logro muy importante para mí, fui a estos Juegos ODESUR y gané una de oro y una de plata”.
Marko revela que esta disciplina requiere como cualquier otra del aspecto físico y mental, ambos van de la mano y se complementan. “Tenemos una pretemporada, una especie de masacre, que le damos todo el día al trabajo físico, algunos específicos para tiro como fortalecimiento del tren superior, del brazo, pues se cansa mucho al estar cargando un arma de un kilo, kilo y medio por más de una hora, al igual que las piernas, sí se trabaja”.
De igual modo, recalca la importancia de tener bien amaestrada a la mente, aspecto fundamental del deporte, más ahora que se habilitó el ingreso del público a las competencias con la finalidad de hacerlo más atractivo. “Hemos practicado mucho la dinámica de entrenar con bulla, con distractores, para que en el momento que se dé en la vida real no nos afecte. Ponernos siempre en la peor situación y poder resolverlo”.
A cuatro meses del inicio de la máxima cita del deporte, Marko ya está con el chip de los Juegos Olímpicos y el IPD ha elaborado el ‘Plan Tokio’ que incluye a los deportistas clasificados y a los que están camino, pues este comprende una serie de competencias que en su caso serán las cuatro etapas de la Copa del Mundo de la ISF (Federación Mundial de Tiro).
Marko, quien sueña con competir alguna vez con su hija, la cual heredó la pasión por el tiro, espera hacer una gran participación en sus segundos Juegos Olímpicos y volver a dejar el nombre del Perú en alto. “Ver tu bandera arriba en un podio, cantar el himno son sensaciones indescriptibles, son emociones muy fuertes que el momento de estar parado allí dura tan poco que lo valoras mucho”.