Francisca Pizarro Yupanqui nació en Jauja el 28 de diciembre de 1534, y a pesar de ser reconocida por su padre, el conquistador español Francisco Pizarro, su vida no fue nada fácil. Su madre fue la princesa inca Quispe Sisa (bautizada como Inés Huaylas Yupanqui) y sus tíos fueron los emperadores Atahualpa, Huáscar y Manco Inca. En su sangre corría la combinación de ambas culturas: la española y la inca, por lo que es actualmente recordada como "la primera mestiza" del Perú.
Tras ser criada entre la nobleza española, fue reconocida como la heredera de Francisco Pizarro y de la Casa real incaica de Huayna Cápac, por lo que fue cortejada por los principales notables españoles del Perú, entre ellos Gonzalo Pizarro, quien entonces tenía 30 años y que juntos hubiesen conformado una poderosa pareja, capaz de coronarse reyes del Perú.
Sin embargo, Gonzalo Pizarro murió en la batalla de Jaquijahuana y Francisca, con 15 años de edad, se convirtió en una joven con fortuna y encantos físicos e intelectuales, por lo que era cortejada por los solteros más ilustres de Lima. Esto ocasionó que la princesa mestiza sea obligada a viajar a España, con el fin de que otros pretendientes se valiesen de su sangre para legitimar futuras rebeliones.
Durante su travesía por el Atlántico, llega a Sevilla. Ahí conoce a su tío Hernando Pizarro, con quien contrajo matrimonio y tuvo 5 hijos: Francisco, Juan, Gonzalo, Isabel e Inés. La diferencia de edad de 28 años no fue impedimento para que se unieran en matrimonio, con el deseo de que la familia pudiera recuperar sus tierras confiscadas.
Retrato de Francisco Pizarro junto a Quispe Sisa cargando a Francisca Pizarro. Foto: Archivo
Tras la muerte de Francisco, el único hijo varón vivo del conquistador español, la responsabilidad de mantener con vida la memoria de los Pizarro quedó en los hombros de Hernando y Francisca, por lo que la pareja y tres de sus hijos (dos habían muerto) viajaron a Trujillo (España).
Hernando muere en 1578, pero su gran herencia obtenida de sus pleitos ganados a la Corona, hizo que Francisca y sus hijos pudieran vivir cómodamente el resto de sus días.
A la edad de 46 años, la princesa mestiza sorprendió a todos al contraer matrimonio con el hermano de su nuera, Pedro Arias Dávila Portocarretero, lo que le permitió dar un salto a la Corte madrileña. Hubieron sospechas de que el matrimonio fue un pacto que convendría a ambos. Mientras Pedro ponía la influencia y el nombre en Madrid, Francisca ponía la riqueza para dar su salto a la política.
Finalmente, durante sus últimos años de vida, Francisca tuvo grandes lujos en la Corte de Felipe II y murió en Trujillo en 1598, con 63 años.