La modelo estadounidense Krista Barners nunca se imaginó que al aceptar un viaje gratis a Perú estaría firmando su pase directo a la cárcel. Ella tenía tan solo 17 años cuando su amigo José, un peruano que vivía en California y tenía mucho dinero, le propuso que vivieran juntos en su casa de playa. Y aunque al principio la pasaban muy bien, con el tiempo todo comenzó a ponerse extraño, pues siempre solían recibir visitas de gente con apariencia sospechosa.
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En una ocasión llegaron a la casa tres peruanos que tras ir a un par de fiestas y agarrar confianza con Krista y su amiga Jennifer Davis las invitaron a visitar su país con todos los gastos pagados, lo único que tenían que hacer era llevar un equipaje extra con un poco de droga en su interior. Le pintaron tan bien la experiencia de viajar al Perú y conocer Machu Picchu, que ellas no dudaron en aceptar. Además también les aseguraron que nunca iban a ser descubiertas, pues tenían un sistema muy profesional para ocultar las sustancias ilícitas.
El 16 de septiembre de 1996, Krista y Jennifer llegaron a nuestro país e inmediatamente fueron recibidas por dos personas que lo primero que hicieron fue quitarles sus pasaportes. Ellos la llevaron a su hotel, que estaba en una zona bastante alejada, y la mantuvieron encerradas ahí por varios días. Nunca conocieron Machu Picchu, ni asistieron a las fiestan geniales que tanto les prometieron.
Un día antes de que saliera el vuelo de retorno hacia los Estados Unidos, los hombres volvieron para llevarse las maletas en donde introducierían la pasta básica de cocaína. Además, las entrenaron sobre lo que tenían que decir en caso Migraciones o la Policía las detuviera.
El día tan esperado llegó y aunque ambas se sentían preparadas, un agente de la Aduana detectó el nervisismo de Krista y decidió revisar las maletas. Al introducir el cuchillo en los forros se hizo evidente la presencia de más de 10 kilos de cocaína, una cantidad mucho mayor a lo que les prometieron.
El penal de Santa Mónica. Foto: Andina
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Al principio, estuvieron en una carceleta por unos 15 días y luego las trasladaron al penal de mujeres Santa Mónica, donde según contaron pasaron los peores 10 años de sus vidas.
Su abogada, la Dr. Fishman, inició las investigaciones correspondientes y concluyó que la persona que organizó todo y les tendió la trampa fue José. Y aunque este personaje logró escapar de la justicia, tiempo después fue condenado a varios años de prisión por delitos relacionados a las drogas.
Krista Barners contó su experiencia a National Geographic. Foto: captura Facebook/National Geographic