La pizza hawaiana fue creada por un inmigrante griego en Canadá, quien —inspirado por los sabores agridulces que caracterizaban la versión estadounidense de la comida china— decidió colocar piña enlatada y rebanadas de jamón a la base de pizza de queso y salsa de tomate. Esto dio origen a lo que algunos llaman un platillo clásico y otros un crimen culinario.
El motivo por el que a muchas personas no les agrada esta combinación tiene que ver con sus genes vinculados al paladar gustativo y hasta por la forma de cocción de la piña. A continuación, te contamos lo que los científicos dicen al respecto.
El científico de alimentos del Centro Agrícola de la Universidad Estatal de Luisiana, Zhimin Xu, junto con sus colegas han estudiado lo que sucede con la piña cuando se cocina a diferentes temperaturas.
“Hay muchas reacciones químicas cuando se calienta la piña, ya que contiene una gran cantidad de azúcares y ácidos orgánicos”, indica Zhimin.
Él y sus colegas identificaron que someter a la piña a temperaturas entre 200 °C-225 °C hace que sus compuestos volátiles (aquellos que contribuyen a los olores y sabores de los alimentos) cambien drásticamente.
La pizza, que generalmente se mantiene congelada, es calentada a altas temperaturas antes de ser servida. Esto hace que aumenten sus niveles del compuesto llamado furfural, el cual imparte un sabor a almendras y pan. El sabor de las almendras sería el que genera regularmente la controversia entre las personas.
La pizza hawaiana fue inventada por Sam Panopoulos. Foto: cocina delirante
El mismo estudio recalca que algunas personas también suelen ser más sensibles a ciertos gustos, por lo que concluyeron que los factores genéticos desempeñan un papel importante en que las personas disfruten los sabores amargos.
Para ser más específicos, descubrieron que aquellos que poseían variantes del gen llamado TAS2R38 pueden ser más sensibles a los compuestos amargos. De la misma manera sucede con el gusto por los sabores dulces.