El 10 de septiembre de 1945, la pareja de esposos Lloyd Olsen y Clara Olsen mataban como de costumbre a los pollos de su granja ubicada en la ciudad de Fruita, en Colorado, Estados Unidos. Lloyd se encarga de decapitar a las aves, mientras Clara les quitaba las plumas. Todo parecía un día de trabajo normal hasta que vieron a uno de los animales, cuya cabeza habían cortado, caminar entre los cadáveres. El nombre del ave era Mike. La pareja no lo sabía, pero aquel pollo sin cabeza los haría famosos.
Mike fue el único de al menos 50 aves que sobrevivieron al hacha de Lloyd Olsen. “Llegaron hasta el final y se dieron cuenta de que uno todavía seguía vivo y andaba caminando”, reveló en 2015 Troy Waters, bisnieto de la pareja de granjeros, a la BBC. En la familia de los Olsen, la historia del pollo Mike se cuenta a cada nueva generación como si se tratase de un cuento, pero, a diferencia de los relatos de ficción, dicha historia es real.
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“Es parte de la historia rara de mi familia”, señaló al citado medio extranjero Christa Waters, esposa de Troy Waters. A él le contó dicha experiencia su propio bisabuelo. Este acostumbraba narrar sobre su pollo Mike cada vez que visitaba la casa de sus nietos.
De acuerdo con Troy, su bisabuelo metió al ave decapitada en una caja de manzanas luego de ver que no moría. Al día siguiente, Lloyd fue a ver al animal. Pensaba que ya estaría muerto, pero, para su sorpresa, el pollo seguía vivo.
Lloyd Olsen y Clara Olsen fueron los dueños de Mike, el pollo que vivió 18 años sin cabeza. Foto: composición LR/BBC
Al ser Fruita una ciudad pequeña, el rumor del extraño caso se difundió en poco tiempo. Fue así que recibieron la propuesta de un organizador para que el animal aparezca en el espectáculo Hope Wade, en Utah. Aquella época, los Olsen tenía problemas económicos, por lo que aceptaron la invitación.
También visitaron la Universidad de Utah, dónde el ave pasó varias pruebas. Incluso, según relata la BBC, un grupo científicos decapitó varios pollos para identificar si alguno de ellos sobrevivía.
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Las pruebas no pasaron desapercibidas para la prensa estadounidense. La revista Life Magazine, que recogió la historia, lo difundió como un “caso milagroso”. Fue así que los esposos Lloyd y Clara salieron de gira junto a Mike por todos los Estados Unidos. En 1947, llegaron a Arizona tras concluir su primera gira y se instalaron en Phoenix. Al poco tiempo de su llegada, el pollo falleció.
Los dueños de Mike lo expusieron en diferentes ciudades de Estados Unidos. Foto: composición LR/BBC
Mike recibía una alimentación especial. Al ave se le daba comida líquida y agua. Ambos eran introducidos directamente a través de su esófago con un gotero. Además, le limpiaban constantemente el moco de la garganta con una jeringa.
Según Tom Smulders, especialista en pollos del Centro para el Comportamiento y la Evolución de la Universidad de Newcastle, estos animales pueden vivir al menos durante un breve tiempo, luego de que los decapiten debido a que, a diferencia de los humanos, perder la cabeza no implica para ellos que queden completamente sin cerebro.
“Te sorprendería cuán poco cerebro hay en el frente de la cabeza de un pollo”, explicó el especialista a la BBC. Smulders también explicó que el hachazo que recibió de Lloyd le destrozó la cara, los ojos, el pico y una oreja; sin embargo, al menos el 80% de la masa cerebral del animal se mantuvo intacto. Esto permitió que mantenga su respiración y el corazón siga funcionando. Además, se mantuvieron activas las funciones de respiración y digestión.
Los especialistas llegaron a la conclusión que el hachazo que recibió Mike fue una zona que le permitió mantener sus signos vitales. Además, el coágulo un coágulo de producido en el momento oportuno evitó que muera desangrado.