Seas amante del cine clásico o no, es probable que alguna vez hayas visto una película vieja o, al menos, tan antigua para notar la palabra Technicolor en ella, distribuida una y otra vez por todos los créditos.
Si fuiste aún más curioso, quizá notaste que este tipo de cintas tenían una coloración muy particular, como si se tratara de pinturas al óleo, con colores muy vivos o pastel que, si bien no eran tan fieles a lo real, destacaban por su estilo y definieron a toda una generación del cine.
Todo fue gracias al Technicolor, la primera técnica revolucionaria del cine que se adoptó masivamente para realizar películas a color. Aquí te enseñaremos el sencillo principio en el que se basaba y cómo puedes llevar a cabo un video o fotografía en casa en fáciles pasos.
En los albores del cine comercial, el color siempre fue una limitación primaria. El problema era básico, la fotografía por entonces solo diferenciaba entre distintos niveles de luz. No había, hasta bien entrado el siglo XX, un material fotosensible que pudiera reflejar las diferentes tonalidades del mundo real.
Por ellos, las técnicas pioneras fueron ligeramente artesanales. La primera popular se llamó Kinemacolor y consistía en bañar fotogramas intermitentemente de rojo y verde. Cuando estos se proyectaban a velocidad, se creaba la ilusión de color, pero la ausencia del azul era notoria.
No fue hasta los años 20 cuando una tecnología llamada Technicolor apareció. Con el paso de los años, su funcionamiento era tan convincente que fue adoptado casi unánimemente por la industria del cine americano, justo en plena edad de oro de Hollywood.
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Sin valerse de ilusiones ópticas, el Technicolor consistía en una cámara capaz de descomponer una imagen en tres gradientes.
El lente de la cámara era colocado frente a un prisma antes de la imagen a grabar. Este descomponía los colores del fotograma tal como lo hace una gota de lluvia para formar un arcoíris.
Este prisma solo tenía tres lados y descomponía lo que veíamos en tres imágenes. Como se trataba de una cámara, estas eran negativos. Además, los tonos resultantes eran los colores primarios de la luz: rojo, azul y verde (que, en conjunto, forman el blanco).
De hecho, el término RGB hace referencia a los colores web que usamos en las computadoras y son nada menos que las siglas de red, green y blue.
Estas tres cintas en negativo eran invertidas en color para que resulten positivas y, luego, se teñían de los colores complementarios del rojo, azul y verde; es decir: cian, amarillo y magenta.
Una vez teñidas, las tres eran superpuestas y transferidas con un proceso llamado ‘dye transfer’. El resultado era una imagen como esta:
Un proceso similar se usa en la prensa. ¿Alguna vez te preguntaste por qué algunos periódicos en papel tienen círculos de color cian, magenta, amarillo y negro en una parte? Esto se debe a que son impresos en cuatro pasadas, una para cada color. El sentido de esos íconos es para tener una referencia de que las tintas funcionan bien.
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Como eran tres las imágenes resultantes, las cámaras Technicolor necesitaban tener tres cintas, que corren y graban al mismo tiempo. Esto hacía el proceso algo ruidoso, sobre todo en los años 30, en el que se filmaron clásicos como “El mago de Oz”.
Además, el hecho de superponer tres cintas en una sola para obtenerla a color, hacía que la imagen final sea ligeramente oscura. Esto se solucionaba al aumentar la iluminación en el set, pero hacía sufrir a muchos actores por los golpes de calor que podrían originar.
Con la tecnología actual, es muy fácil grabar una fotografía o video a color con la técnica del Technicolor. Si bien sería ideal que cuentes con un prisma, también puedes valerte de un programa como Photoshop para descomponer una imagen en los colores primarios (RGB) sin necesidad de un instrumento.
Aquí te compartimos un pequeño tutorial para recrear el Technicolor con el uso tu celular y Photoshop. Si no tienes este programa en tu computadora, no te preocupes, puedes utilizar opciones gratuitas y online como Photopea. Aquí emplearemos esa alternativa (si deseas hacerlo con un video, puedes manejar Adobe Premiere Pro).
Asegúrate de que tu foto tenga suficiente luz y diferentes colores. Puedes optar por hacerla al aire libre, un parque con gente es una buena opción.
1. Coloca tu imagen en tu computadora y en Photoshop, y dirígete a la ventana de ‘Canales’. Allí podrás ver que tu foto tiene cuatro canales, tres nombrados para cada color primario: rojo, verde y azul; más uno más para la suma de estos: RGB.
2. Elige cada canal independientemente. Para ello, deberás quitarle el ojito al de RGB y seleccionar los tres restantes uno por uno.
3. Cuando selecciones uno, copia la imagen que aparece y luego pégala en una nueva capa (recuerda volver a la ventana ‘Capas’ para ello).
4. Cuando tengas las tres capas listas, es hora de darles tinte. Para ello puedes usar la opción de ‘Imagen’ > ‘Ajustes’ > ‘Filtro fotográfico’.
5. Aquí viene la magia y de esto dependerá tu imagen final. Debes asegurarte de que tus canales sean pintados con su color descompuesto. La razón por la que no utilizaremos la composición de cian, magenta y amarillo (que usa el Technicolor) es que estamos empelando una computadora. Por ello, debemos usar el espectro RGB.
6. Una vez tengas las imágenes pintadas correspondientemente, es hora de la transferencia de tintes, es decir, mezclar. Elige las dos capas que están por encima y, en la pestaña ‘Capa’, asígnales como modo de fusión la opción de ‘Aclarar’. La primera capa (la que está más abajo) debe quedarse con este modo normal.
7. Listo, ahora tu imagen se verá un poco diferente, pero tendrá ese estilo tan característico del cine de los años 50 y de clásicos como “Ben Hur”. Puedes experimentar modificando la saturación, luminosidad o tono de cada canal a tu gusto.
Si bien existen filtros y efectos que pueden lograr este resultado en menos pasos, la idea de este ejercicio es entender el funcionamiento del color y apreciar las técnicas que utilizaron en épocas an las que las computadoras aún no eran tan poderosas.
El Technicolor cumplió 100 años en 2015 y, con su auge, cambió por completo la industria cinematográfica. Muchos cineastas todavía emplean esta técnica para obtener el estilo vintage que presentaba.