Miles de fieles llevan sus cartas al pozo de los deseos de Santa Rosa de Lima cada mes de agosto. Este espacio, donde los devotos esperan que sus suplicas y peticiones a la Patrona de Lima puedan ser atendidas, ha generado la curiosidad del público por conocer qué pasa después de arrojar dentro sus documentos.
Peregrinación y fe acompañan a las personas cada año para hacer conocer a la santa limeña todos sus deseos. Estas cartas que arrojan al pozo se acumulan en su interior, y aunque algunos crean que luego las sacan, guardan o botan en otro lado; la verdad es todo lo contrario.
Según los encargados del santuario de Santa Rosa de Lima, el pozo cuenta con una profundidad de hasta 19 metros; y, aunque muchos no lo crean, nunca se han sacado las cartas que los fieles arrojan. Todos los papeles que ingresan por el pozo se quedan ahí y solos se van desintegrando a causa de la humedad y el calor.
Según las historias que se conocen de Santa Rosa de Lima, ella fue liberada de una de sus penitencias por la ayuda de Dios. Se había colocado una cadena de púas y tiró la llave dentro del pozo. Al ver que este objeto le infligía varios dolores a Santa Rosa, sus allegados le pidieron que se la quitara, pero ella se negó y fue corriendo al pozo para llorar su dolor.
Dadas sus suplicas, cuentan testigos y creyentes de esa época, Dios la ayudó, por lo que la cadena milagrosamente se abrió.
Por esta razón, años después, los fieles llegarían hasta el pozo de los deseos para expresar sus necesidades y deseos para que también reciban milagros.
La feligresía atribuye miles y miles de milagros a Santa Rosa de Lima. Solo para su proceso de canonización en el siglo XVII, se presentaron más de 120 a manera de prueba, pero la Iglesia únicamente requirió aprobar nueve. Entre los más conocidos se encuentran: