Estamos próximos a las fiestas patrias y uno de los objetos que más nos rememoran a estas fechas es la escarapela, aquel símbolo rojo y blanco que muchos llevábamos sobre el pecho, en el lado del corazón, para demostrar el amor por nuestro país durante nuestra época escolar. Su uso es obligatorio en los colegios del estado durante todo julio, aunque también se acostumbra emplearlo en varias escuelas particulares y otras instituciones de diversa índole.
Hoy en día la escarapela puede utilizarse en diferentes presentaciones como tela, plástico, metal o lana y miles de comerciantes las venden durante el mes de julio. Sin embargo, no es reconocida por la ley como un símbolo patrio.
Según el Artículo 49° de la Constitución Política del Perú, solo existen tres símbolos patrios, estos son: “la bandera de tres franjas verticales con los colores rojo, blanco y rojo, el escudo y el himno nacional establecidos por ley”.
Simón Bolívar consideró el escudo nacional, el gran sello del estado, el estandarte, la bandera nacional, el pabellón y la escarapela como símbolos patrios de la nación el 25 de febrero de 1825. No obstante, cuando se promulgó la Constitución Política del Perú en 1979, la cual solo reconoció como símbolos patrios a la Bandera, el Escudo y el Himno Nacional, dejando fuera a la escarapela, el estandarte y el Gran Sello.
Según el libro Historia sanmartiniana en el Perú, de Ricardo Cavero Egúsquiza, los orígenes de la escarapela se remontan al 21 de octubre de 1820, cuando era utilizada por el ejército patriótico de José de San Martín, posteriormente, comenzó a ser empleada para identificarse por los civiles que estaban a favor de la independencia.