No se sabe exactamente en qué año nació esta práctica dolorosa; sin embargo, según las leyendas chinas, se debe al fetiche de un emperador por ver a una bailarina con los pies vendados. Este acto hizo eco en la población, por lo que empezaron a imitar esta misma característica en las más jóvenes. Aunque en un inicio fue considerado como un canon de belleza, con el tiempo fue reconocido como un acto inhumano.
Así inició, fue un legado de sufrimiento que afectó a decenas de mujeres en diversas regiones de China.
Modelo de pie de loto. Foto: T. G. Kerr
Los pies de loto se realizaban a las mujeres desde pequeñas. A la edad de 4 años, los huesos son moldeables, por lo que era un tiempo preciso para que las familias iniciaran esta tradición en las menores. Sin embargo, los casos que se han registrado en la historia también figuran en niñas de 10 años.
“Mi madre me vendó los pies cuando tenía cerca de 10 años. Y alrededor de esa edad comencé a producir algodón. Cada vez que ella ataba mis pies me dolía hasta sacarme lágrimas”, contó una mujer nacida en 1933 a los investigadores Bossen y Hill Gates de la Universidad McGill de Montreal.
“Mi madre comenzó a vendármelos cuando tenía 4 años. Los huesos están todavía flexibles y se pueden doblar. Se trata de que se queden doblados, no de romperlos, aunque si no te lo hacían con cuidado, te los podían romper. Me dolía muchísimo. Cuando dormía no me podía echar ni una manta encima porque me hacía mucho daño”, relató también Yan Guiri para el diario El Mundo.
Las niñas no decidían si querían tener los pies de esta manera, sino que era su familia quien imponía esta tradición. Sin consentimiento, ellas debían soportar largos tratamientos para modificar el diseño de sus pies y así hacerlos pequeños.
A temprana edad, las niñas debían pasar por el moldeado de pies. Esto se realizaba remojándolos en hierbas y sangre de animal para evitar infecciones.
Así, iniciaban un ritual que se repetía cada dos días y que consistía en romper lo cuatro dedos más pequeños para presionarlos junto al talón y envolverlos con la tela. Con el pasar de los años, la deformación de los pies era más notoria y las pequeñas terminaban acostumbrándose al dolor.
Proceso de deformación del pie de loto. Foto: T. G. Kerr
La principal razón era para mostrar la diferencia social que existía entre quienes sí tenían los pies pequeños y las que no. Existe un punto de vista convencional que presenta el vendado de los pies como una forma de complacer el deseo de los hombres.
Si bien, de acuerdo a las leyendas, se comenzó a creer que los varones eran atraídos por el tamaño diminuto de los pies, esta no es necesariamente la razón principal. En la sociedad china y en general, todas las culturas, se utilizan diversos medios para progresar y ese también sería el caso de los pies vendados.
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Se pensó que al mantener los pies pequeños las mujeres quedarían exentas del trabajo de campo y podrían buscar trabajo como tejedoras. Además, también tenían mayores posibilidades de casarse, ya que los pies de loto eran sinónimo de un alto linaje.
Los pies de las mujeres chinas quedaban deformados al vendarlos. Foto: ICOPCV
La fotógrafa Joe Farrell fue una de los profesionales que contactó con las mujeres que aún practicaban esta dolora tradición. Luego de haber convivido de cerca con ellas reflexionó sobre su historia: “Tiene que entenderse en su época, entonces era un medio de otorgar valor a la mujer y, quizás, la única forma de hacerla progresar en la vida”
En el año 1911 se intentó eliminar para que no se siguiera realizando, pero no fue hasta el régimen de Mao Tse Tung que se prohibió rotundamente por el régimen comunista.
En la actualidad, esta tradición ya no es practicada; por el contrario, es condenada por la sociedad moderna al ser dolorosa e inhumana.