Diciembre marca el inicio de un tiempo repleto de celebraciones relevantes en la tradición católica, donde la Navidad se destaca como una festividad que une a millones de personas a nivel global. Sin embargo, antes de la conmemoración del nacimiento del niño Jesús, la corona de Adviento se convierte en un símbolo de gran significado y arraigo en numerosas familias.
Este ritual, que marca las semanas previas a la Navidad, invita a los creyentes a una reflexión profunda y a la preparación espiritual para recibir a Cristo. Durante este tiempo, las familias se reúnen alrededor de la corona y encienden sus velas en cada domingo de Adviento, como una manera de meditar sobre el significado de la esperanza, la paz, el amor y la alegría que trae la venida del Salvador.
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Los principales símbolos asociados con la corona de Adviento son su forma circular, que representa la eternidad, las ramas de pino o abeto, que simbolizan la vida eterna, y las velas, las cuales se encienden cada domingo del Adviento.
La corona de Adviento consiste en un círculo de ramas verdes, generalmente de pino o abeto, en el que se colocan cuatro velas. Este objeto se emplea para señalar el transcurso de las semanas durante el Adviento. Cada uno de sus componentes posee un simbolismo particular:
La corona de Adviento, popular en América del Norte, tiene sus orígenes en la antigua Roma. Según Desmond Morris, en su obra Tradiciones de Navidad, durante el Imperio Romano se solían intercambiar regalos en Año Nuevo, entre los cuales se encontraban ramas perennes llamadas Strenae, en honor a la diosa Strenia, protectora de la salud.
Otra interpretación plantea que la tradición de la corona de Adviento tiene raíces en las prácticas paganas europeas, donde se encendían velas durante el invierno para invocar el regreso del sol y así simbolizar la luz y el calor. Los primeros misioneros adoptaron estas costumbres con el fin de facilitar la evangelización, incorporando elementos de la fe católica a las tradiciones locales.
El periodo de adviento abarca los cuatro domingos que preceden el nacimiento de Jesucristo. Esta etapa se divide en dos secciones: las primeras dos semanas se enfocan en la contemplación de la llegada de Cristo al final de los tiempos, mientras que las dos semanas restantes promueven la reflexión sobre su nacimiento y su impacto en la historia de la humanidad. A continuación, se detallan las fechas correspondientes a los domingos de adviento: