En un rincón del mundo, miles de personas viven atrapadas en matrimonios que ya no desean debido a la prohibición del divorcio. A pesar de los cambios en la opinión pública, las restricciones legales han persistido durante casi 15 años, lo cual ha generado una lucha constante por revertir esta situación.
A continuación, te contamos más detalles de esta nación asiática y por qué es ilegal el divorcio a pesar de que cada vez más activistas y ciudadanos, ahora respaldados por la ciencia y estadísticas, desean cambiar esta narrativa.
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Filipinas, hogar de una población mayoritariamente católica, destaca como el único país, junto con el Vaticano, donde la disolución matrimonial es ilegal. Este hecho único ha provocado que las personas que ya se encuentran separadas enfrenten obstáculos como elevados honorarios de abogados y una gran complejidad burocrática para la anulación de matrimonios.
La raíz de la ilegalidad del divorcio en Filipinas se remonta a su historia colonial española. Aunque durante la ocupación japonesa se permitieron más motivos para el divorcio, la promulgación del Código Civil en 1950 redujo drásticamente las opciones.
Además, la influencia de la Iglesia Católica, que ha calificado el activismo pro divorcio como "defensa irracional", y la firme oposición de legisladores conservadores han contribuido a mantener esta restricción.
A pesar de los desafíos, un rayo de esperanza surge con la aprobación, después de más de 30 años, de un proyecto de ley para legalizar el divorcio. El cambio en la opinión pública, evidenciado por encuestas que indican que la mitad de los filipinos ahora apoyan el divorcio, ha generado un impulso significativo.
La senadora Risa Hontiveros, promotora del proyecto, destaca ciertos cambios percibidos en el Senado, lo que podría facilitar el camino para la recta final del proyecto.