El escritor norteamericano Richard Ford (Jackson, Misisipi, 1944) es reconocido mundialmente por la saga de Frank Bascombe, compuesta por las novelas El periodista deportivo, El día de la Independencia, Acción de gracias, Francamente, Frank y Sé mía. Con este último título, publicado este 2024, Ford, quien cumplió 80 años en febrero pasado, cierra uno de los mayores proyectos novelísticos de nuestro tiempo. Autor de profunda reflexión y prosa digresiva, la densa sensualidad de su estilo es capaz de ocasionar una explosión en el lector. Ford desgrana de a pocos los circuitos anímicos de sus personajes.
Pero hay un Ford paralelo, un Ford de estilo totalmente distinto al celebrado, más lacónico, minimalista e igual de epifánico. En esta coordenada, en 1987 publicó su primer cuentario, Rock Springs, que debe estar entre lo mejor del género breve de la segunda mitad del siglo XX. Como cuentista, Ford está a la altura de Raymond Carver (de quien fue muy amigo. Además, sobre esta amistad, no faltan las leyendas literarias, como aquella que indica que al dejar Ford el minimalismo, la figura de Carver en el registro empezó a crecer) y Tobias Wolff. En este conjunto de relatos, en un par se explora la temática de la infidelidad de la pareja. “Novios” e “Imperio” son metáforas de la búsqueda del consuelo del otro para salvarse de la muerte en vida. Este tópico no quedó solo plasmado en este par de textos de antología, Ford lo volvió a desarrollar en la novela Incendios (título original: Wildlife) en 1990, un suculento spin off, del cual el actor y director Paul Dano realizó una adaptación en el 2018, cuyo título en castellano fue Lo que arde con el fuego.
Estamos en 1960. Una pundonorosa familia, compuesta por Jerry (el padre), Jean (la madre) y Joe (el hijo adolescente), abandona su tranquila Lewison a razón del jefe de hogar, que quiere hacer dinero aprovechando el boom petrolero en Great Falls, Montana. Sin embargo, las cosas no salen como Jerry esperaba y se ve obligado a buscar trabajo y consigue uno que conoce bien: de instructor de golf en clubes privados. Tipo apuesto y de contextura atlética, Jerry cae en la apatía de la rutina, la cual se recarga cuando sus servicios dejan de ser requeridos a causa de las lluvias de cenizas de los incendios de los bosques de Great Falls. Todo le sale mal.
Por su parte, Jean es una mujer que a sus treinta y siete años mantiene el esplendor de sus años juveniles: bellísima, inteligente y con una curvilínea silueta. Jerry y ella se quieren (en la etapa escolar, fueron leyendas adolescentes), pero el desempleo pone en evidencia problemas de pareja antes no vistos en su dinámica. Jerry decide enrolarse, como quien busca un escape temporal, en las brigadas que intentarán apagar los incendios de los bosques.
Se aleja de casa tres días. Tres días de ausencia en los que la vida de Joe es marcada. Tres días de ausencia en los que Jean se enamora de Warren Miller, un viejo empresario exitoso, con problemas para caminar, tremendamente feo, pero con la misma necesidad de afecto y cariño que Jean.
¿Quién cuenta la novela? Un testigo privilegiado y también el menos indicado: Joe, muchos años después. Joe vio a Jean querer a un hombre que no era su padre y esta experiencia la relata mediante una reflexión directa sobre la infidelidad de precisamente su madre. Joe no la juzga en ningún momento, más bien en más de un tramo se ubica en su contexto temporal (sus padres tenían ilusión de que les iría bien en la mudanza a Montana). A patada limpia aprendió a entender las incoherencias de las emociones humanas y Ford, discípulo declarado de Anton Chéjov, las administra gracias a una prosa inquietante en su aparente parquedad.
Inevitable no preguntarse ante la sospecha razonable de si en verdad Ford vivió lo que aquí nos cuenta. Novelas como esta no se pueden escribir desde la distancia, menos desde los terruños de la imaginación, sino desde la más cruda memoria. Novelaza.
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Dato: Incendios está disponible en librerías limeñas y en todas las plataformas de venta de libros.