Stefanie Vidarte Cruzado es una joven comunicadora social de profesión que encontró en las Flores de Bach y en el acompañamiento emocional una fuente de inspiración para compartir hoy su primer libro. Después de aproximadamente seis años de formarse en Bioneuroemoción y llevar diferentes estudios sobre meditación y astrología, se dio cuenta que a través de las palabras también encontraba sanación. Es por ello que quiso emprender este nuevo viaje de reflexión en conjunto, usando como guía 38 poemas que permiten identificar, validar y evolucionar emociones que muchas veces nos cuesta reconocer. Sobre esta publicación, Vidarte conversa con La República.
—¿Cómo te animas a escribir 38 oraciones para manifestar?
—Este libro es inspiración de las Flores de Bach, que son 38 esencias florales. Cada flor tiene un poema, una reflexión y, finalmente, tiene una manifestación y esta se basa en la virtud que tiene cada flor.
—¿Qué temas abarcan los poemas?
No son solamente alegría, tristeza o ira. Te estoy hablando de rencor, de cansancio, de fatiga, de emociones que todos vivimos, pero que no las nombramos y la idea es que cuando leas el libro puedas activar en ti el autocuestionamiento e identificar lo que sientes, validarlo. Además, hay una manifestación. La manifestación es la virtud. Es como sanar esa emoción que puedas estar sintiendo. Podemos guiarla, por ejemplo, hacia el amor genuino, puro, un amor presente, como el verdadero amor.
—¿Cuál es el que más te ha marcado, el que más te ha gustado escribir?
Me han gustado y me han costado muchos, pero con el que en este momento me siento más identificada es con “Oak” que habla mucho sobre el mantenerse de pie y el no poder permitirse descansar, al menos en esta etapa de mi vida que quiero estar acelerada, correr, lograr y hacer porque siento que es mi momento. Y es que permitirse descansar ahora no es tan fácil, pero hay que hacerlo. Entonces “Oak” me invita un poco a tomarme un break.
—¿Mientras escribías este libro tenías contacto con las Flores de Bach?
—Las tomaba y sentía que a través de una meditación conectaba con la flor. Así podía sentirme más inspirada.
—¿Siempre has escrito?
—Sí, totalmente. Escribo y tengo contacto con los libros desde muy pequeña. Mi papá me involucró mucho en el mundo de los libros, pero cuando comencé a estudiar comunicaciones empecé a escribir crónicas. Tenía un blog que se llamaba En esta puta ciudad. Era una joven que escribía de todo tipo de cosas y ahora, en esta etapa de mi vida, me fui por la rama del texto lírico.
—¿Cuánto te tomó realizar el libro? Porque muchas veces uno reúne poemas que hizo a lo largo de su vida, pero tú ya tenías una idea clara sobre a dónde ibas.
—Esto empieza cuando yo dibujaba las flores, porque el libro tiene dibujos y textos míos. Primero empecé a dibujarlas, luego escribí sobre ellas y, al final, me di cuenta que estaba haciendo un libro lírico. Me demoré aproximadamente dos años, pues tuve muchos momentos de descanso en mi vida. Eso me permitió escribir.
—No fue planeado entonces, te diste cuenta de esto en el camino.
Así es. Me dejé llevar por la creatividad. Me considero todavía una artista dentro del clóset, pero creo que este libro es el reflejo de esta esencia. El hecho de dibujar y escribir, unido a las manifestaciones que tiene el libro me permitió evolucionar a otro nivel.
—¿Cómo fue el proceso de edición y el acompañamiento que recibiste a lo largo de este camino?
—Fue increíble. Me editó una amiga que trabajó conmigo hace muchos años, con quien tengo mucha confianza. Tuvo todo el cariño y amor que yo quería que tenga mi libro. Se ha respetado muchísimo lo que yo quería con lo que me proponía, pasó por corrección de estilo, de texto, edición, diseño e incluso hay un audio mío. Hay un código que puedes decodificar para escuchar mis indicaciones sobre cómo leer este libro. Justo en la parte de Nota al lector, no es una nota al lector textualmente, es más bien un audio al lector.
—Es bastante innovador.
—La verdad es que hemos roto muchos esquemas. El diseño del índice también es increíble porque tiene forma de un jarrón.
—¿Se te ocurrió a ti?
—Lo vi en otro libro y me inspiré en él porque quería que haya movimiento y forma porque así es la vida, dejarse fluir, dejarse mover.
—No son solo palabras en un papel, es como si el libro te hablara de verdad.
Así es. Yo lo defino como una invitación a emprender un viaje de autoconocimiento y, finalmente, autosanación.
—Es un libro introspectivo entonces, ¿es difícil hablarse a uno mismo?
—Tengo una enfermedad crónica y esta enfermedad me permitió tener muchos momentos de descanso en mi vida y autosanarme. Literalmente, con las Flores de Bach pude conectarme con todos estos estados anímicos y emocionales, con el sube y baja de la vida. Me hizo reflexionar muchísimo. Pude llegar a un punto de inflexión en el que sentí que debía compartir esto para que la gente resuene con el contenido.
—Además, estás contemplando otro proceso de sanación más allá de las flores, ¿cómo la escritura te ha ayudado en este camino?
—Es cierto, la escritura también sana. Yo siento que este libro cumplió su objetivo conmigo y me llevó por un viaje de autoconocimiento para sanarme.
—¿Es un libro que de alguna forma te desnuda?
—Absolutamente. Me siento muy vulnerable en este momento. Todo el mundo va a leer mis pensamientos, mis sombras y todos esos momentos difíciles por los que he pasado, lo que hay dentro de mí. Sucede que lo que sentimos también lo sienten otras personas y cuando lo lees te das cuenta que no estás sola en esto. Así sanamos todos juntos.
—¿Tienes otros proyectos literarios?
De hecho, tengo toda la intención de hacer muchos más, de hablar de la autosanación, de introspección, de toma de conciencia, de bienestar emocional y todo lo que ayuda a uno a sentirse tranquilo y en paz. Estoy haciendo un diario para trabajar el tema de cómo aceptar el convivir con una enfermedad crónica. Hay muchos libros sobre eso, pero mi mirada es similar al libro de las Flores de Bach. Será un libro con mucha intensidad, muchos sentimientos, emociones y vivencias.