Enclavado en el corazón de la región Áncash, el Callejón de Huaylas se alza como uno de los destinos turísticos más emblemáticos del Perú. Este majestuoso valle, flanqueado por las imponentes cordilleras Blanca y Negra, ofrece un espectáculo natural sin igual, donde los visitantes pueden deleitarse con paisajes de montañosas nevadas, ríos cristalinos y pintorescas localidades andinas.
Asimismo, no es solo un tesoro natural, sino también cultural e histórico, ya que en sus tierras habitan comunidades que mantienen vivas sus tradiciones ancestrales y permiten que el visitante tenga una experiencia auténtica y enriquecedora. Son las ciudades de Caraz, Carhuaz, Huaraz, Recuay y Yungay las que forman parte del recorrido del Callejón de Huaylas y destacan por su rica herencia cultural, donde la gastronomía, el arte y la historia se entrelazan para crear una atmósfera única y fascinante.
En la década de 1850, el italiano Antonio Raimondi se hallaba en Perú para iniciar su travesía investigativa por estos valles. En este sentido, se hospitalizó en dichas ciudades y tuvo distintas experiencias en cada una de ellas. Fue así como dejó una huella perdurable en la región de Áncash, dado que les atribuyó nombres particulares, que son transmitidas por sus habitantes en cada visita al Callejón de Huaylas. En esta nota, conoce cómo y por qué las llamó de aquella forma.
En primer lugar, las ciudades que recorren este majestuoso valle son Caraz, Carhuaz, Huaraz, Recuay y Yungay, cuyas atribuciones fueron nombradas por Antonio Raimondi. A continuación, te contaremos cuál es la historia de cada una. Cabe recalcar que no tienen sustento científico, pues son relatos narrados por los mismos vecinos.
Antonio Raimondi la denominó así, pues esta ciudad se caracteriza por preparar los mejores postres, como el manjar blanco, la cuarteada y los helados artesanales, los cuales fueron los más deliciosos para él y que jamás había probado.
El clima es templado todo el año con una temperatura que oscila entre los 16 ºC y 25 ºC. Foto: Caraz Dulzura
Raimondi llegó a esta ciudad mientras se celebraba la fiesta de la Virgen de las Mercedes, cuyo festejo estaba lleno de algarabía, música y chicha de jora. El investigador se quedó tan asombrado, pues no se imaginaba que esta celebración duraría más de dos semanas y los habitantes no dejaban de beber ni un solo día. Además, él no dudó en acompañarlos, por lo que también “se metió su bombaza”, tal como lo cuentan los residentes de esta ciudad.
En Carhuaz puedes degustar de los deliciosos helados artesanales. Foto: Tripadvisor
Los residentes de Huaraz narran que, en la visita a Huaraz, todas las mujeres le parecían las más hermosas, por lo que buscaba conquistarlas; sin embargo, estas mujeres no le tomaban importancia ni interés. En consecuencia, llamó a Huaraz como ‘Presunción’, por sus damas presumidas y orgullosas.
La mayoría de turistas se hospeda en Huaraz y desde aquí toma tours para visitar los distintos lugares de Áncash. Foto: Peruvian Montains
En Recuay, Raimondi tenía a un burro con el que se movilizaba de un lugar a otro. Una tarde, mientras él almorzaba, unos pobladores le robaron al italiano su burro y su cuaderno de apuntes; por ello, nombró que esta provincia se caracterizaba por ser una ciudad ladrona. Los habitantes de Recuay no están de acuerdo con ello, pues es una generalización a partir de aquella experiencia particular. Ellos indican que esta ciudad es tranquila y los residentes se conocen unos a otros.
Los principales cultivos de Recuay son el trigo blando, la papa, la cebrada en grano, el olluco y el maíz amiláceo. Foto: Recursos Turísticos
Antonio denominó ‘Hermosura’ a la ciudad de Yungay, dado que esta se caracteriza por tener la increíble vista del nevado Huascarán. Además, las calles eran muy limpias y ordenadas y los residentes eran amistosos y agradables.
El 31 de mayo de 1970 ha quedado en la memoria de los peruanos, debido a la tragedia y muerte que ocurrió en Yungay, la cual desapareció a segundos de este desastre. Foto: redBus
El 1 de julio reiniciarán las operaciones en el aeropuerto de Anta. A partir de entonces, viajar a Áncash tomará apenas una hora, lo que evitará las 9 horas que se hace por vía terrestre, en la actualidad.