Son curiosos los motivos por los cuales uno llega a un destino o se acerca a una profesión. Tal es el caso de Martin Mount, un inglés que llegó al Perú en 1997 y recién la semana pasada decidió exponer una serie de pinturas que realizó en los últimos años en el Museo Julio C. Tello, de Paracas. En la inauguración hay música, vinos y muchos amigos de Martin, que, emocionado, da un discurso con el acento británico que aún conserva. Los amigos que asisten al evento están relacionados principalmente con el mundo de la minería y la geología. Porque, claro, Martin es geólogo. Su historia con la pintura comienza en la infancia, pero solo al final de su carrera volvió a ella.
Paul Mount. El padre de Martin trabajando en su estudio. Foto: difusión
Quienes conozcan la historia del arte británico moderno quizás estén familiarizados con los nombres de Paul y Jeanne Mount, los padres de Martin. Basta con buscarlos en internet para dar con sus magníficas obras. De igual modo, en el Reino Unido pueden hallarse sus piezas en museos tan importantes como el Victoria and Albert Museum o el Queen’s Jubilee Gardens frente a St Paul’s Cathedral.
‘Spirit of bristol’. Se anuncia una de las esculturas de Paul Mount. Imagen: difusión
Nacido en Newton Abbot, Devon, en 1922, Paul Mount inició sus estudios en la Escuela de Arte de Paignton, para luego continuar en el prestigioso Royal College of Art hasta 1941. Durante la guerra, se ocupó de dar servicios de ambulancias en el norte de África, París y Estrasburgo. En ese tiempo, conoce a Jeanne Martin, con quien se casaría después. Fue en 1946 cuando Mount regresó al Royal College, enfocándose en retratos y paisajes urbanos, por los que obtuvo el Premio de Paisaje Gilbert Spencer. Tras viajar a Lagos en Nigeria, en 1955, junto con su familia, para aprender mucho sobre tallado y escultura, y fundar un departamento de Arte, Mount regresó a Inglaterra y se estableció permanentemente en su estudio, cerca de St Just, Cornwall, donde pasaría el resto de su vida. La escultura se volvió cada vez más importante en su obra y comenzó a exhibir, con Hepworth y Mitchell, antes de unirse a las galerías Drian y Marlborough en Londres. Empezó a obtener grandes encargos escultóricos de la City of London Corporation, como ‘Amicale’ (2007) y ‘Globe with Slot’ (2008), y su carrera alcanzó su mejor momento al final de su vida.
Las coincidencias con Jeanne eran enormes. Ambos conocían de cerca la guerra y se reconocían como pacifistas. Pero, además, los dos aterrizarían todas estas posturas en sus creaciones artísticas. Las formas suaves del trabajo de ambos representan una postura en contra de la crudeza de la guerra. Jeanne venía de una familia de artistas y también estudió en el Royal College of Art. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó por primera vez en apoyo del esfuerzo bélico y luego reinició su labor artística, enseñando diseño en 1946. Cuando se casó con Paul, decidió llamar a su hijo Martin, en honor a su apellido. Se mudaron a Lagos y ahí creó mucha de su obra. Aprendió técnicas de mosaico, que aplicó luego en obras para universidades y embajadas. En el Reino Unido, destaca su obra Circus Mosaics de la Blackpool Tower, la Eiffel británica. Sus extraordinarios bordados están en The Victoria and Albert Museum. Lamentablemente, Jeanne, al igual que cientos de mujeres artistas en aquella época, no obtuvo la atención necesaria como para hacerse famosa.
Jeanne Martin. La madre de Martin Mount. Foto: difusión
Si bien Martin bebió mucho del ambiente de sus padres —en la exposición hoy, vemos un cuadro de Paul en el que Martin niño pinta en un lienzo—, no eligió ese camino, aunque no lo olvidaría. Martin dedicó su vida a la geología, considerando que le sería muy difícil sobrevivir a partir del arte. Como geólogo, llegó al Perú a fines de 1997. Se enamoró del territorio que fue conociendo con los viajes que realizaba por trabajo a lo largo de todo el país.
Mosaico. Obra de Jeanne en el Golden Mile Amusement en Blackpool. Foto: difusión
Hoy cuenta que, en el año 2013, una escena en el valle de Obrajillo, cerca de Canta, le produjo enormes ganas de pintarla, pero no se puso a trabajar en ella hasta fines de 2018. Buscar en la memoria y en su registro fotográfico todos esos paisajes que lo habían impresionado durante sus viajes lo llevaron a pintar. Paracas era uno de los más importantes y es por eso que la muestra se expone ahí. Se trata de una apuesta por encontrar un lado suyo que le viene de familia, de su infancia. Como él mismo señala: “Revisando fotografías del trabajo de mis padres, comencé a darme cuenta de que estoy iniciando un viaje de experimentación y descubrimiento, pero que no tengo idea a dónde podrá llevarme. Reconozco la necesidad de desarrollar mi propia interpretación y estilo específicos, pero eso parece muy lejano y, por supuesto, tal vez nunca suceda. Pero estoy disfrutando el viaje”. ‘Naturalez mágica’, de Martin Mount, es un homenaje al Perú y a la notable ascendencia artística de Martin. Por primera vez en nuestro país se exponen obras de Paul y Jeanne Mount. Puede visitarse hasta el 12 de julio en el Museo Julio C. Tello, de la Reserva Nacional de Paracas.