Armando Robles Godoy trazó el derrotero del cine peruano. Por eso, nada más oportuno que en el marco del 27 Festival de Cine de Lima PUCP se conmemore el centenario de su nacimiento con la proyección de su figura y de sus películas. Una de las actividades de homenaje es la exposición “Armando Robles Godoy 100 años”, que se exhibe en el foyer del Complejo NOS PUCP (Piso 1), al costado del CCPUCP (av. Camino Real, cuadra 10, San Isidro). Precisamente hoy, a la 1 p.m., se realizará una visita a la muestra.
La muestra reúne una serie de material gráfico y documentario. Esta dividida en dos campos. En el primero, se aprecia a Armando Robles Godoy en su vida personal y en el segundo, al realizador.
El primer gran promotor del cine peruano nació en Nueva York, Estados unidos, el 7 de febrero de 1923. Fue hijo del reconocido músico y compositor Daniel Alomía Robles, autor de El cóndor pasa y de la cubana Carmela Godoy. Cuando cumplió 10 años de edad, con su familia, vino a vivir al Perú.
Se cuenta que su primer acercamiento con el cine fue cuando le traducía los subtítulos de las películas a su padre.
Ingresó a estudiar medicina a San Marcos, pero le ganó su vocación de artista, y se trasladó a la Facultad de Letras.
En la selva. Javier Diez Canseco. En el extremo derecho, con sombrero, cuando se fue de colono a Tingo María, en 1955. Foto: difusión
En los años 50, cuando la dictadura de Manuel A. Odría arreciaba, optó por irse como colono a la selva (Tingo María), experiencia que nutriría su vocación de creador, pues escribiría cuentos, con los cuales ganó premios y también le servirían como base para sus películas.
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Su primera película, Ganarás el pan, la rodó en 1964. Después filmaría –consideradas como sus mejores realizaciones– En la selva no hay estrellas (1967, Medalla de Oro Festival Internacional de Cine de Moscú), La muralla verde (1970, Hugo de Oro Festival de Chicago) y Espejismo (1972, Hugo de Oro Festival de Chicago). Su cine fue una puesta artística personal, propiamente un cine de autor, en la que desplegó símbolos, metáforas y una narración encabalgada en flash backs.
Robles Godoy, además de enseñar en talleres a futuros cineastas, luchó por una ley de cine, como lo hizo en 1972, cuando fue a hablar con el mismo Juan Velasco Alvarado.
Lúcido, crítico, lúdico, irreverente, era todo para el cine, aunque el suyo tuvo detractores. Pero él se alegraba con el éxito de otros. Así lo dijo en una de sus últimas entrevistas: “Cada vez que una película peruana tiene éxito, aunque la película no me guste, me divido en dos: como realizador sé que es una cagada, pero como peruano digo ‘qué bestial’”.
Sabía qué es hacer cine en el Perú, pues reconocía que cuando se estrena una película peruana, “es un día de fiesta, y después de verla, es un día de duelo”. Eso, en muchos casos, aún sigue siendo verdad.
Robles Godoy falleció el 10 de agosto del 2010.