Cuando en 2019 el director Roberto Ángeles viajó a Viena (Austria) con un grupo de alumnos de la Universidad Católica, visitó los museos más importantes de la ciudad y quedó impresionado con los cuadros del pintor Egon Schiele. Ahora, estrenará este jueves en el teatro NOS de San Isidro: Egon (solo hasta el 28 de mayo), un montaje de movimiento, inspirado en los autorretratos del joven artista.
—¿Por qué elegiste los autorretratos de Egon Schiele para este montaje?
-Porque son lo más personal que ha creado. Egon tiene pinturas expresionistas, sus cuadros son osados, explícitos y desgarradores, pero en los autorretratos se muestra a sí mismo, desamparado, en una juventud desolada, casi diría huérfana, a pesar de haber tenido éxito en su vida y carrera.
—El tema de la desolación es algo muy común en las nuevas generaciones, ¿no es así?
-Exactamente. Y estos autorretratos revelan ese desamparo interno en el que se encontraba, no tanto por su vida, sino por su propia condición humana y su sensibilidad.
—¿Qué tan accesible fue llevar los autorretratos al escenario? ¿Cómo fue el proceso?
-Regresé con libros, procesé un poco y luego convoqué a mis alumnos y exalumnos a explorar en los movimientos que podían devenir de esas pinturas y que no eran estrictamente físicos, sino que venían de una ansiedad interior. Les enseñé las imágenes y comenzaron a explorar, y de los 30 convocados me quedé con 10.
Director Roberto Ángeles presentará su performance sobre el arte de Egon Schiele hasta el 28 de mayo. Foto: difusión
—Egon aborda el tema de la muerte y resuena ahora en pospandemia.
-Sí, esa es una tremenda coincidencia porque todo esto lo vi antes de que sucediera la pandemia. Y fue una triste coincidencia también, porque Egon murió a los 28 años por la gripe española, que arrasó con millones de personas. Y a mí me remueve, me da furia que gente joven, bella, en el sentido de la sensibilidad y de la creatividad, muera. Eso me enfurece y me subleva.
—¿Y cuál es tu percepción ante la inminente llegada de la muerte?
-Yo llevo la muerte conmigo desde que tengo uso de razón y siempre me ha sublevado saber que la vida que pueda desarrollar, los logros, alegrías y lo productiva que sea mi vida, en algún momento, me la van a arrebatar. Y los vínculos que establezco con personas que aprecio, admiro y valoro también se me van a arrebatar y la vida se va a acabar para siempre y no voy a tener ni memoria ni una sensación, simplemente desaparece. Eso siempre me ha dado mucha cólera y nunca he logrado, hasta ahora, aceptarlo.
—Imagino que todo esto lo has volcado en Egon.
-Compartir eso y hacer un trabajo de creación de esa manera les da un poco de sentido a las cosas, como que me sobrepongo por encima de la muerte y le gano en alguna medida.
—Es como una catarsis…
-Sí. Siento que el teatro es una lucha permanente contra la adversidad, la desilusión, contra el dolor y a través de la creación de un montaje logramos salvar un fragmento de estas miserias y nos da cierto sentido a la vida, especialmente cuando lo hacemos en grupo porque hay una coincidencia afectiva, emocional que nos reúne, nos calma un poco y nos da cierto placer.
—El arte acaricia, abraza.
-Sí, y esa es la razón por la que cada vez más jóvenes buscan hacer arte, ya que es la manera más bella de vivir, de sobrellevar la vida, que es una sola y es difícil y dolorosa. El arte consuela y sana las heridas de nuestra naturaleza humana, nos permite llevar las heridas sociales y emocionales que aquí en nuestro país son tantas, y nos permite establecer niveles de comunicación más elevados con otras personas. De esa manera, nos vamos entendiendo, aceptando, queriendo y conseguimos reunirnos a ver si en algún momento conformamos una nación, porque una de las razones por las que nos peleamos tanto es porque no nos conocemos, y eso permite el surgimiento de la violencia, la desconsideración o surgimiento de conflictos tan fuertes como los que hemos tenido en este país.