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Sharon Lerner: "La inteligencia artificial jamás va a desplazar a los artistas"

En junio de 2023, el MALI inaugurará la gran muestra ‘Los incas, más allá de un imperio’, que se viene preparando hace cuatro años.

Sharon Lerner ha trabajado en el MALI por una década.  Fue curadora de  arte contemporáneo entre  2012 y 2019, y asumió el cargo de directora  oficialmente a  partir de enero de 2022. Foto: John Reyes/La República
Sharon Lerner ha trabajado en el MALI por una década. Fue curadora de arte contemporáneo entre 2012 y 2019, y asumió el cargo de directora oficialmente a partir de enero de 2022. Foto: John Reyes/La República

Perderse en la nutrida colección del Museo de Arte de Lima (MALI), contemplar los retratos del pintor José Sabogal y las fotografías del maestro puneño Martín Chambi, conocer más sobre la cerámica Mochica o Nasca, o entender el provocador arte del Grupo Chaclacayo, de los años 80, sin salir de casa, es posible gracias a Historias. Arte y cultura del Perú, una plataforma virtual que el emblemático museo y la Fundación Telefónica Movistar abrieron a los cibernautas con el fin de acercar las piezas de arte al gran público. Sharon Lerner, curadora de arte contemporáneo y directora del MALI desde 2021, nos cuenta cómo académicos e investigadores del museo se embarcaron durante la pandemia en la ambiciosa empresa de organizar sus archivos para hoy entregarnos Historias.pe, una plataforma al alcance de todos.

Historias.pe reúne 6.000 obras, 900 biografías de artistas, 600 textos explicativos, 40 entradas sobre culturas precolombinas,¿cómo y para qué se concibió la plataforma?

La idea original es obra y gracia de Natalia Majluf, que fue directora del MALI por décadas y concibió el proyecto como una manera de apoyar al museo durante la pandemia; junto a Lucía García (Fundación Telefónica) pensaron esta plataforma como una forma de capitalizar todo aquello que realizó el museo a lo largo de su existencia. La base son las obras de nuestra colección que han sido digitalizadas, son los textos escritos para alguna coyuntura, son los materiales audiovisuales producidos para las exposiciones. En fin, venimos haciendo esto hace tiempo, quizás no estaba empaquetado de una manera que tuviera la difusión suficientemente masiva, lo que hicimos fue organizar, durante la pandemia, un gran acervo de conocimiento que estaba desperdigado.

Dices que la plataforma no está cerrada,sino que podrá ser alimentada en el futuro con más información...

Quiero subrayar que este es solo el inicio de la plataforma, que no pretendemos que sea cerrada, sino que invitamos a otros autores y creadores a alimentarla, no se restringe solo a nuestras colecciones o exhibiciones.

Hay mucho que ver en la plataforma, pero ¿qué piezas o historias dirías tú que son las imprescindibles por conocer?

Uno de los atractivos de la página es su sección “historias”, que te permite tener acceso no una información bibliográfica o académica, sino a un punto de vista sobre un tema; es una entrada accesible y entretenida. No es la gran historia con ‘H’ mayúscula, sino historias que de alguna manera forman la gran historia, la de las múltiples culturas que forman parte de nuestro acervo como país.

Interesante es la reseña que hacen sobre la caricatura a inicios del siglo XX o la representación de lo queer en la acuarela de Pancho Fierro…

La entrada de la caricatura, que parte de la investigación de Ricardo Kusunoki, es muy interesante. En realidad, hay tanto que ver en Historias. pe que no te podría recomendar una. Lo importante es que la plataforma te permite entender cuál es el panorama de la historia del arte peruano, uno no se imaginaría que hay tantos creadores importantes. Cuando haces un recuento del arte peruano piensas en unos cuantos nombres, quizás Martín Chambi en fotografía o José Sabogal en pintura, pero, de pronto, descubres que junto a Sabogal había una comunidad de indigenistas y quieres saber más. La plataforma te permite perderte en la información y crear tu propia imagen del tema.

larepublica.pe

¿Cómo compite esta plataforma con la ola de información disponible que hay internet?

Lo bonito de Historias.pe es que es información fidedigna, está hecha por investigadores y académicos, hay fuentes bibliográficas citadas que serán de gran utilidad a estudiantes e investigadores. Incluso, una de las ideas más interesantes que tuvo Natalia cuando se gestó el proyecto fue que sirviera para formar académicos, invitó a un grupo de egresados en historia del arte de San Marcos, y fueron los que organizaron los materiales, escribieron la bibliografía, revisaron los textos, fue realmente un semillero. No creo que la información de internet compita con Historias.pe, detrás está el trabajo de historiadores, arqueólogos, fotógrafos, curadores, entre otros profesionales.

¿Cómo motivar al público, que no tiene un interés académico o educativo por el arte, a visitar la plataforma?

Al que menos le gusta Instagram, ver fotografías, jugar con memes, en la plataforma tienes una fuente inagotable de imágenes que te hablan de tu pasado o el pasado de las comunidades a las que pertenecemos. Es una oportunidad invaluable de perderse y pensar en quiénes somos como país dentro de un menú de temas que potencialmente es infinito. No se trata de leer un libro y consumir una historia de la ‘A’ a la ‘Z’, puedes saltar de un lado a otro. Incluso, el usuario se puede registrar, crear un perfil y elegir las obras de arte que más le gusten y armar su propia colección que se puede descargar.

Muchas de estas obras no están en exhibición, sino en los archivos del museo, que custodia 19.000 piezas. ¿Qué crees que aporta el arte a la vida de las personas?

Creo que el arte te da bienestar anímico, dependiendo de qué tipo de arte. Te permite ver tu realidad desde otro lugar y los artistas son personas particularmente privilegiadas que te ayudan a ver las cosas desde otro lugar o ángulo, sea arte crítico o formalista. Sin duda, la mirada del artista te hace ver las cosas saliéndote del filtro o el lugar común donde estás enfrascado en tu día a día.

Nos cae bien un poco de belleza, sobre todo en una ciudad tan caótica como Lima o un país tan convulso como el Perú...

A veces nos cae bien un poco de belleza, o ver las cosas desde otro lugar y desestabilizar nuestras ideas preconcebidas sobre las cosas. Y, particularmente, al ver una colección de arte histórico, puedes entender cómo miraba la gente las cosas en distintos momentos de la historia, esto te permite entender cómo evolucionó el pasado. Esta puede ser, realmente, una experiencia transformadora.

Hablemos del MALI, ¿se ha recuperado después de estar cerrado durante la pandemia?

El MALI, como todas las instituciones culturales, pasó una época muy dura durante la pandemia. El museo cerró casi dos años, el equipo se redujo, perdió el 70% de sus ingresos, se cerró MALI - educación, una de sus principales fuentes de ingreso. Sumado a esto estábamos en un proceso de remontaje de las colecciones, el segundo piso estuvo vacío, la reapertura fue difícil, pero tenemos la suerte de que el museo está compuesto por una variedad de personas, no solo sus trabajadores (que son un equipo bastante dedicado y que ama su trabajo), sino que también está vinculado a una comunidad de artistas, patrones, miembros institucionales del museo, todos ellos colaboraron para que el museo remonte.

¿Recuperaron el número de visitantes?

Sí, hemos llegado a superar el número de visitas prepandemia, el 2022 cerró con 126.000 visitantes, 50.000 más que en 2019. Además, logramos tener días gratuitos auspiciados, y eso ha generado una circulación distinta en el espacio, hemos relanzado las Noches MALI, con conciertos un viernes de cada mes, y me atrevería a decir que la demografía del museo ha variado, no hemos perdido al público tradicional, pero hay más jóvenes que nos visitan y quieren experimentar.

¿Es el Perú un país en el que la gente visita con frecuencia sus museos?

No como se debería, creo que no existe la cultura de museos que hay en otros países.

¿Crees que el MALI intimida al público?

Hemos trabajado mucho en eso, el reto es volver al museo un espacio más cálido y que invite a las personas a venir con sus hijos, no lo logramos al 100%, pero estamos en camino. En junio inauguramos la gran muestra Los incas, más allá de un imperio, que se viene preparando hace cuatro años (fue planteada antes de la COVID-19 y sobrevivió a la pandemia), y esperamos que vengan muchísimos estudiantes y familias.

Sobre la producción artística, como curadora de arte contemporáneo de larga data, ¿dirías que la pandemia o la inestabilidad política se han colado en las obras de los artistas contemporáneos?

Todos los artistas siempre responden a su tiempo, sobre todo los artistas contemporáneos. De hecho, es algo de lo que iremos viendo en años venideros. No te hablaría de un artista en específico, pero, sin duda, la pandemia es algo que ha cruzado la sensibilidad de todos, los artistas están procesando aún lo que ha pasado en la pandemia, todos lo estamos procesando. Además de la emergencia sanitaria, también estamos procesando todos los cambios sociales y políticos que hemos vivido. Finalmente, no hemos parado de estar en crisis permanente.

Y en tiempos en que la inteligencia artificial puede hacer ilustraciones, gana concursos de pintura, crea fotografías impecables, ¿desplazará la IA a los artistas?

¡Cómo van a desplazar a los artistas, jamás! La subjetividad es imposible de reemplazar. Un artista te puede ayudar a ver las cosas desde otro ángulo, una máquina no lo podrá hacer, te dará fórmulas preexistentes. El problema con las IA, y esto lo leí en un artículo, es que la razón por la cual herramientas como el ChatGPT pueden hacer cualquier cosa siquiera remotamente creativa es porque su entrenamiento está programado con arte que ha sido producido por los humanos con sus emociones complejas, ansiedades y todo ello. Más bien, si queremos que esta creatividad exista (la de la IA), debemos financiar la producción de arte, ficción e historias que, finalmente, alimentarán a la data de la inteligencia artificial. Por eso creo que más que nunca es necesario tener gente creativa que salga del molde y que permita abrir nuevos caminos, lo otro es repetición de modelos.

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.