En la década de los años 50, en los Estados Unidos, no solo irrumpió una voz que tenía filiación con el canto y la música del caribe, sino también una voz que se hizo fuerte contra el racismo y la discriminación. Esa voz y ese gesto fue del actor, cantante y activista afroamericano Harry Belafonte, quien acaba de morir a los 96 años, en su casa, en Nueva York.
Su vida y su arte los dedicó para acortar las distancias raciales y para ello no solo se puso de lado de Martin Luther King, el gran luchador por los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos, sino también atrajo para su noble causa a personalidades de la política y del mundo artístico. Fue un activista frontal, que no dudaba de decir lo que pensaba, como llamó a George W. Bush como “el mayor de los terroristas” por la invasión de Irak.
Harry Belafonte nació en Nueva York, en el barrio de Harlem, el 1 de marzo de 1927, en el seno de una familia humilde. Por los vínculos familiares que tenía en Jamaica, fue llevado desde muy niño al pueblo de Kingstown, ubicado en esa isla, en donde creció bajo la crianza de su abuelo.
A la edad de 13 años, volvió a Nueva York para realizar sus estudios secundarios. Como sus padres no habían superado el agobio económico, se puso a trabajar en oficios menores. Después, a los 17 años, ingreso a servir en la Marina. Al salir, decidió trazar el horizonte de su vida. Decidió ser actor. Se matriculó en American Negro Theatre y luego en Dramatic Workshop, en donde, según Efe, era conocido como “el Marlon Brando de color”.
Belafonte editó el disco llamado 'Calypso' el cual tuvo gran éxito y puso de moda el ritmo caribeño. Foto: difusión
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Es esta etapa en la que empieza a mostrar un estilo particular para interpretar los ritmos afroamericanos aprendidos en Jamaica. De pronto, fue llamado por promotores para ser contratado en locales o llevado a giras, como la que hizo por muchos estados de su país hasta llegar al Vanguard, ubicado en Greenwich Village, donde alcanzó la consagración.
Harry Belafonte estableció un estilo. Su canto y su ritmo tenía eco caribeño y muy pronto, tanto su voz como su música, se distinguió en el concierto de voces de la época.
Al paso del tiempo, entre otros disco, editó ‘Calypso’ (1956), que no solo fue una revelación musical, sino puso un ritmo de moda, el caribeño. De ese álbum, destacan canciones como ‘Day-O (The banana boat song)’ y ‘Jamaica farewell’. El éxito del disco fue tal que se mantuvo en el primer lugar en la selección de Billboard durante semanas. Pero no basto eso, se constituyó como primera figura en los espectáculos de Broadway y grabó otros discos como ‘Belafonte sings the blues’, ‘Love is a gentle thing’, para citar algunos.
Pero, como hemos visto, Harry Belafonte también era actor. Se inició en Carmen Jones (1954), una película que recreaba la ópera Carmen de Bizet, donde todo el elenco era afroamericano. Actuó también en The world, the flesh and the devil (1959), Odds against tomorrow (1959) y The angel Levine (1970).
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Se cuenta que cuando se juntó con la famosa actriz británica Petulia Clark, en un programa, cantaban a dúo. Ella le cogió la mano con un gesto cariñoso y fue motivo de protesta de la empresa promotora y quiso censurar el espectáculo por ofender a la audiencia. No pudo. Clark tenía los derechos del programa. Sin embargo, ese hecho pasó como la primera vez que dos personas de distinto color tenían un contacto ante cámaras. Era 1968.
Pero para Harry Belafonte no había vuelta atrás. Hace rato él se había comprado esa causa, tanto así que financiaba la lucha por los derechos civiles. En 1963, participó en la histórica marcha de Washington, en la que su amigo personal Martin Luther King pronunció su famoso discurso: “Tengo un sueño”.
Activista. Financió y acompañó el movimiento por los derechos de los afroamericanos. Foto: difusión
Por ese compromiso social, el presidente de John F. Kennedy lo nombró como asesor cultural del recién creado Cuerpo de Paz. Asimismo, colaboró en la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y logró convocar el apoyo de grandes artistas, tales como Paul Newman y Marlon Brando.
Harry Belafonte era un Quijote de los derechos civiles.