La increíble historia de la artista Sara Flores
En el MALI, se puede apreciar una histórica muestra individual: “Sara Flores. Non Nete”. Para tener más luces, La República conversa con el curador Matteo Norzi sobre el extraordinario momento de la artista Sara Flores, cuyas obras están en los espacios más prestigiosos del circuito artístico internacional, incluso Dior la invitó a colaborar en uno de sus proyectos. Sara Flores aprovecha este reconocimiento para llevar el mensaje de su pueblo shipibo-konibo.

El Museo de Arte de Lima, el MALI, en los hechos es el espacio del arte oficial del país. Si en caso no lo es, pues lo parece gracias a su historia. En el MALI, precisamente, se viene exhibiendo, hasta el 17 de agosto, Sara Flores. Non Nete.
Se trata de una muestra histórica y, sin exagerar, emblemática. Es la primera vez que una artista indígena tiene una individual en el MALI. Lo dicho hasta aquí, podría generar más de una lectura. Una de ellas, así suene duro: se está reconociendo que los indígenas también hacen arte. Basta revisar nuestra historia para constatar que desde la fundación de la república los indígenas fueron sometidos y su arte era expuesto solo en colecciones etnográficas. Otra lectura: tras ver con calma las obras de alto valor estético, uno queda también con la sensación de que es una exposición política, como si en este espacio del MALI estuvieran en diálogo la problemática y las posibilidades del país y no en donde se supone tendrían que ser discutidas. En el Congreso, por ejemplo. Esa bandera en medio de la exposición, tiene un profundo significado. Non Nete, en shipibo-konivo, significa nuestro mundo/nuestro día.
“Desde Estados Unidos y Europa nace el interés por el arte indígena en general. Ahora está en el centro de todos los lugares del arte contemporáneo. Lo que pasó en Perú es que Sara Flores buscó esa oportunidad. Ella, en un momento, me dice mira Matteo, está bien con el reconocimiento en Nueva York, en Londres, en Francia, pero a mí lo que me interesa es el reconocimiento en mi país. Y empezamos a buscar la oportunidad de exponer en el MALI. Fue la apertura de la directora Sharon Lerner lo que permitió que se haga esta exposición, porque sabía que la misma generaría un debate y fue una decisión muy valiente. Sara Flores nació en Tambo Mayo, en Ucalayi, tiene 75 años y toda su vida ha sido testigo del conflicto que hay entre el Estado y la realidad de las comunidades nativas. Lo que ha hecho Sara Flores toda su vida es pintar y en esa práctica ha conseguido un nivel artístico que ha hecho que sus obras estén en las mejores galerías y colecciones, y que haya llamado la atención de Christian Dior”, declara para La República Matteo Norzi, curador de Non Nete.
La exposición coincide con hechos sociales y políticos que han remecido al Perú en los últimos años. La pandemia fue una tragedia para todos y las comunidades indígenas fueron testigos, en primera línea, del desinterés total del Estado. Sara Flores nunca fue ajena a esta inquietud y aprovechó su posicionamiento internacional como artista para visibilizar estos temas de las comunidades indígenas que no están siendo atendidos. “La experiencia indígena en Perú es difícil. Sara Flores está cumpliendo su destino, una misión, que es llevar el mensaje de su pueblo. Cuando está en Nueva York, no solo va a las galerías, se dirige a las Naciones Unidas. Esta exposición está creando un impacto. La plataforma que ella se creó con la colaboración de Dior, le da la oportunidad única de utilizar el espacio del arte para llevar adelante un discurso que en otros contextos en el Perú de hoy son difíciles de llevar adelante. Por eso, agradezco a Sharon Lerner. Ella entendió que no hay lugar más seguro para hablar de estos temas que en el museo más importante del Perú. Sara Flores es una sabia, tiene una historia con la que el pueblo peruano se puede identificar. Su historia es una historia de talento y de lotería. Después de una vida de pobreza absoluta, llega a través de su arte y de su identidad cultural a una posición social inesperada y decide abrirse a un despertamiento político para el bien de los demás”.

"Non nete (Una bandera para la Nación Shipibo)", 2025. Imagen: Shipibo Conibo Center, NY.
Pero ¿cuál es el mensaje de Sara Flores? ¿A qué apunta su pueblo? A esta altura del relato, queda claro que en Sara Flores han confluido la calidad artística y el reconocimiento. No hay, como inevitablemente puede especularse, un asistencialismo detrás. Hay una resonancia artística que se defiende sola. “Todo asistencialismo es malo. Lo que quieren los shipibo-konibo es tener una vida de acuerdo a su cultura. En la selva confluyen los seres mágicos, los ríos, la vegetación y una vida en comunidad y sostenible. El problema con el Estado es que quiere solucionar los problemas desde arriba hacia abajo, sin entender la cosmovisión indígena. Hay que seguir interrogándonos sobre cómo se puede mejorar la experiencia indígena en general y parar la injusticia social que es tan evidente en el país”.
Pandemia. Clasismo. Racismo. Injusticia social. Redes sociales. Obsesión por el dinero. Este puñado de taras, que podría dejar de ser puñado para convertirse en una cosa mucho peor, ha hecho que se viva en un mundo desconectado, desinteresado en la vida del prójimo. Un mundo egoísta, por decirlo de algún modo.
“Cuando un shipibo come, todos comen. Cuando un shibipo se enferma, todos ayudan en el tratamiento. La salud del individuo es parte de la salud de la tribu. En un mundo en donde los estados naciones no se ponen de acuerdo, donde la salud tiene que ser un privilegio de los poderosos, los shipibos proponen algo que es mucho más poderoso: solucionar los problemas de manera conjunta. Entonces, estos valores que son antiguos, de repente se convierten en contemporáneos. En la cultura de los shipibos están las claves para parar la crisis climática, ellos están viviendo la crisis de la Amazonía también. El mundo está demostrando una crisis de empatía y los shipibos nos están dando una lección. Ese es el mensaje que está llevando Sara Flores”.
Parte de las obras de Sara Flores acaban de ser adquiridas por el Guggenheim y el Metropolitan Museum está por adquirir otras. Ergo: es un momento único. “Pero Sara Flores no se olvida de lo otro. Sara Flores ha hecho un pacto de reciprocidad a través del cual una parte de lo que gana, obviamente, queda con ella. Otra parte es para una escuela donde sus hijas enseñan arte a los jóvenes. Otra parte financia las organizaciones indígenas, por ejemplo, un programa legal donde los abogados dan defensa legal gratuita a comunidades indígenas víctimas de crímenes ambientales. Otra parte va para el Consejo Shipibo-Conibo, organismo que propone la idea para un gobierno territorial. Esto no quiere ser una idea de autonomía que divida a Perú. Ellos se sienten parte del país. Ahí está la bandera en medio de la sala que evoca un poco a la bandera peruana. Lo que ellos quieren es un un nivel de autonomía similar a lo que puede ser un gobierno regional o municipal para poder tomar la responsabilidad de manejar sus propios recursos, su propio territorio, su propia educación, su propia gente”.
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Dato: la entrada a la exposición "Non-Nete" es gratuita.