José María Arguedas ha cruzado el charco muchas veces. En el Viejo Mundo se han editado y traducido sus obras a numerosas lenguas. Esta vez, sin embargo, se hizo algo muy especial. La Real Academia Española, la Academia Peruana de La Lengua y Alfaguara han realizado una hermosa edición conmemorativa de Los ríos profundos, la misma que el miércoles pasado fue presentada en la ciudad de Cádiz, en el marco del IX Congreso Internacional de la Lengua Española.
La edición incluye estudios complementarios de Santiago Muñoz Machado, Mario Vargas Llosa, Sergio Ramírez, Marco Martos, Alonso Cueto, entre otros. Precisamente, fueron ellos los encargados de la presentación junto a Pilar Reyes, de Alfaguara. Por razones de espacio, solo recogeremos –de la plataforma digital– las palabras de Marco Martos, Alonso Cueto y Sergio Ramírez, que asediaron la novela de Arguedas. En su turno, Marco Martos no evitó retratar la dimensión humana del autor de Todas las sangres. Narró que cuando era estudiante, invitaron a Arguedas a un encuentro de escritores a la Universidad de Ingeniería.
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Sentado en primera fila, a un metro de distancia, lo vio llorar mientras narraba el relato, entonces inédito, “El sueño del pongo”. “Se imaginan tener 20 años y tener al lado a Arguedas llorando… No me he olvidado, jamás”, dijo. Tras valorar la escritura de la novela, la figura de héroe cultural de su autor, asociarlo con Juan Rulfo, Martos subrayó la comunión de esta novela con la naturaleza. “Lo que yo siento en la novela, que no está en otras novelas o no está mucho, es el acercamiento absoluto a la naturaleza. Es imposible sentir a Arguedas si uno no siente también amor por la naturaleza, y él procura, digamos, hermanar el amor por la naturaleza y el amor también a la modernidad”, enfatizó.
Para Marcos Matos, las novelas de José María Arguedas es el acercamiento absoluto a la naturaleza. Foto: Andina
Y recordó de memoria una expresión de Arguedas cuando dice: “Yo no sé qué es más hermoso, ¿el río Pachachaca o el puente construido por los españoles”. “Yo creo que esa es una buena síntesis”, concluyó Martos. El escritor Alonso Cueto anotó la fusión entre la herencia española y la herencia indígena, entre el mundo natural y el mundo espiritual, entre el quechua y el castellano, donde no hay separaciones.
“Todo en el libro tiende a esa misión de integración de mundos dispersos”, subrayó. “En el mundo occidental –agregó–, el ser humano se presenta como enfrentado a la naturaleza, como diferente de ella, mientras que en el mundo andino el ser humano es parte de un mundo mucho más amplio, al que está integrado como un elemento más, no como un ente separado”. Sergio Ramírez cuestionó la etiqueta de indigenista a Arguedas, a quien considera moderno. Arguyó que en Los ríos... hay un colegio en cuyo patio se juntan alumnos de toda clase social.
“La novela me recuerda a La ciudad y los perros. Y esa es la última conexión que yo hago en la páginas que escribí. En el escenario en que se desarrolla La ciudad..., un escenario muy similar al escenario en que se desarrolla Los ríos... Yo lo que hago es defender la modernidad que tiene Los ríos... Una cosa es Arguedas, el científico social, y otra cosa es Arguedas, el gran novelista universal”, enfatizó Sergio Ramírez.