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Cultural

[Reseña] Una carta sin Paul McCartney y otros relatos, de Carlos Contreras: entre la soledad y el fracaso

Ficciones. Periodista de esta casa editora acaba de publicar su primer libro, “Una carta sin Paul McCartney y otros relatos”, diez textos que intentan una marca personal.

larepublica.pe
Foto: Carlos Contreras Merino

Por Eric V. Álvarez

El libro de Carlos Contreras Chipana (Lima, 1988) “Una carta sin Paul McCartney y otros relatos”, Caja Negra, 2022, tiene la cualidad de convertir en materia narrativa lo anecdótico. Para eso, el autor se vale de una pluma inteligente, la sutil dosificación de las historias y del buen manejo de la intriga en muchas de ellas. Sin embargo, en otras, como en el cuento que abre el conjunto (“La tumba sin dueño”), lo predecible de su final nos apabulla líneas antes porque encontramos que nuestra propia intuición se materializa.

En los siguientes cuentos (“Cuestión de códigos”, “Pasajera en trance”, “Matalayunza” y el que da título al libro) nos hallamos ante un autor que ya no tantea, que está inmerso en el mar de su narración y que nada con suficiencia y tranquilidad, a pesar de algunas corrientes tormentosas. Así, en el cuento “Matalayunza” nos adentramos en la historia de un hombre culpable de un asesinato y que va narrando desde su propia voz los hechos que lo llevan a cometerlo. El cuento posee una intriga interesante, pero el final, nos parece, es un tanto apresurado y no logra cristalizar el texto. En “Pasajera en trance”, cuento con tintes cortazarianos, entramos en la mente de una mujer soltera que va hasta su casa en un bus de transporte público. Estamos ante el viaje como motivo de reflexión, de cuestionamiento ontológico. En “Cuestión de códigos”, la ruptura de la lealtad y esa sensación de abandono que subyugan al personaje nos recordaron los mejores relatos de Ribeyro.

El cuento “Una carta sin Paul McCartney” nos narra la historia de un periodista enamorado cuya ilusión se destroza cuando en Lima la voz del ex-Beatle ofrece un concierto al que él no asiste por un hecho que descubriremos al final. El relato podría ser leído como una simbología del fracaso, puesto que el personaje central no logra ninguno de sus propósitos. Es, de lejos, el mejor cuento del conjunto, a pesar de que poco antes del final la voz narrativa cambia y en un párrafo que más parece una intromisión nos habla Estrella, la mujer de la que el personaje principal está enamorado. Ese quiebre se siente más que como una técnica, como una impericia del narrador. Quiebra la ilusión y el cuento decae notablemente.

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En el libro también se interrogan las decisiones de los personajes. El cuestionamiento aparece íntimamente ligado incluso a sus propias pasiones y a las decisiones que los llevan por caminos a veces desconcertantes. Otro tópico interesante es el de la soledad, que habla en estas páginas, pero nadie la escucha, a veces ni siquiera los mismos personajes que la padecen.

Además, las historias de Contreras Chipana tienen la cualidad de sugerirnos la posibilidad de que los personajes que aparecen en los cuentos podríamos haber sido nosotros. Esa identificación es lo que hace de este libro de cuentos una interesante muestra del buen trabajo con el lenguaje, amén de lo interesante de los relatos arriba mencionados. Los otros, menores en su anécdota y en su ejecución, pudieron haber corrido mejor suerte, creemos, si el autor los hubiera trabajado un poco más o si hubiera dejado de lado los finales edificantes (como en “Fermín en el cerro” o “La mentira de Jesús”).

A pesar de lo mencionado, el libro se deja leer con sumo placer porque existen en él textos valiosos, en los que el manejo de la oralidad no se siente superficial o amañado, y que son una muestra del talento narrativo del autor.